BREXIT, PERDIENDO EL NORTE

BREXIT, PERDIENDO EL NORTE

BREXIT

Como decía, el “Brexit” británico del pasado día 23 ha causado una “fiebre” de la que nos va a costar recuperarnos. De entrada, es la noticia estrella casi por encima de la convocatoria a las urnas de hoy domingo día 26 de Junio, y eso que esto, por sí solo, ya tiene “bemoles”.

Pero vayamos con el tema… por cierto, en la city de Londres, ya está cobrando fama otra expresión, el Bregret,  una especie de arrepentimiento que suele darse las mañanas de resaca tras una borrachera de infarto y que solo parece tener cura volviendo a beber como un cosaco. Sí. Ahora hay quien quiere hacer un viaje en el tiempo y anular (concretamente piden repetir el Referéndum) lo que decidió durante una noche de farra… anulemos el “Brexit”, abracemos el “Bregret”. Es como aprender idiomas con las magufadas de los British, y parece que hasta funciona (para entender la diferencia entre ingleses y británicos y además meterlos a ambos en el Reino Unido, pinchar aquí).

Como decía, vayamos con el tema. La primera consecuencia lógica del resultado del Referendum del pasado día 23, fue la dimisión del Primer Ministro, David Cameron,  laborista, partidario del “no”, o “Remain a member of the European Union”, como figuraba en la papeleta de votación (poll card). Pero que no cunda el pánico, que el señor Cameron ha dicho que se tomará su dimisión con la calma de la que todo buen británico debe hacer gala… para octubre.papeleta(4)

Digo que es la consecuencia lógica, pero imaginen que ese Referéndum se hubiese dado en España… la respuesta tipo Ministro del Interior, ya la conocemos: “¿Dimitir? No pienso darle ese gusto al independentismo.”  Porque en España este Referéndum (como también sucedió con el que se celebró en Escocia en septiembre de 2014) solo se ha leído en clave independentista catalana. Tanto es así, que se da la paradoja de que mientras en toda Europa son los partidos más conservadores (defensores del “Leave the European Union” en el Reino Unido, o lo que es lo mismo, del “Brexit”) los que se han felicitado por el resultado, aquí, en España, desde el PP al PSOE han mostrado su preocupación por una consulta popular que propugna una “desconexión”, es decir, por la sola celebración de un Referéndum, como ya decía en el anterior artículo. Es más, el expresidente del Gobierno socialista, Felipe González,  se ha desmarcado con una frase que necesita de diccionario para entenderla: “Nunca apoyaré a inmovilistas de derechas ni a populistas rupturistas de pseudoizquierdas”  ¡Toma ya! Propugnando la abstención.

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Claro que también al otro lado del charco, en los USA, el bocazas de Donald Trump, republicano (ultraderechista, para que nos entendamos), ha felicitado a sus “amigos” británicos por haber “recuperado el control”, sin darse cuenta de que a lo mejor del control del que se han desprendido es del suyo propio, porque ya hay voces muy claras entre los republicanos de los Estados Unidos (Bernie Sanders, senador por Vermont y excandidato a la opción republicana a la presidencia, por ejemplo) que piden un voto mayoritario a los demócratas de Hillary Clinton para evitar una presidencia Trump, algo que muchos de los ciudadanos republicanos de a pie ya pensaban hacer desde que Trump saliese elegido candidato. Nos espera un “USAexit”, votantes republicanos que apoyaron masivamente la nominación de Trump porque era “guay” sin pensar que podría llegar a ser presidente del país… ahora votarán al candidato del partido contrario, el demócrata, tras un contrito ejercicio de arrepentimiento. Amen.

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A ver… que me despisto. Ahora, tras el «Brexit», se abre un periodo de negociaciones con la UE que, al parecer, ésta quiere que sea rápido (la primera reunión de los, ya 27 líderes europeos, será el miércoles), y hasta los seis ministros de exteriores de los países fundadores de la Unión Europea, piden que se acelere el proceso para poder trabajar en el seno de una UE definida.  Peeeeero los ingleses prefieren, como siempre, ir despacio. Tranquilidad british, ya saben. Toman té. Y temen, además, que pueda haber peores consecuencias en su propio país que en la UE. De momento, más dimisiones laboristas  ¿Se pasaran al grupo Conservador para estar del lado de la mayoría? ¿Fundarán un nuevo partido de izquierda más a la izquierda que el laborismo de Cameron que tan poco ha hecho por el laborismo británico, como por la izquierda europea? ¡Precioso! Confluencia anglosajona con un solo gesto.

Segunda consecuencia lógica, el desplome de las bolsas, y de los índices del IBEX  llegando a augurar hasta un éxodo masivo de Londres de las grandes compañías. No sé yo si llegará a tanto ni la sangre al río. Ya hemos visto la nula capacidad de predicción de los gurús de la macroeconomía que ni una han acertado en esto de la crisis. Pero lo cierto es que, al menos, muchas empresas de import-export (nunca te agradeceré lo suficiente las clases de english, “Brexit”) tendrán que volver a reeditar todos los contratos mantenidos con un Reino Unido amparado por la legislación europea. A partir de ahí, ya se verá si de verdad supone un descalabro económico o no. El Fondo Monetario Internacional, siempre tan dicharachero él, la alegría de la huerta con su característico fino sentido del humor, augura que el Reino Unido entrará en recesión económica.  Si eso ocurre, ya hay quien ha vaticinado un descalabro de la recuperación (¿qué recuperación?) española.

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De momento, son muchas las cuestiones que deberán quedar definidas antes de eso, en primer lugar, la capacidad de acción de la propia institución de la UE ante una petición de abandono de la misma. Como ya he dicho, hasta en la compleja reglamentación de las instituciones europeas, existe un procedimiento de “desconexión”  (y no soy yo a la única a quien le ha gustado el “palabro”), pero las cosas no son siempre tan fáciles como parecen, y menos cuando hay tanto dinero en juego por medio. Nos esperan como dos años de Procesc ¡Ay, no!… ¡Que me lío!… dos años de proceso de “Leave the European Union”. Hay que tener en cuenta que en la UE se hacen planes para un periodo de siete años, y que estos planes se elaboran y cierran un año antes de iniciarse el nuevo periodo. Estamos en el llamado “Plan 20-20”, que es la planificación estratégica de la UE para el periodo 2014-2020, elaborado en el año 2013. Así que poco se moverá dentro del pesado engranaje comunitario hasta entonces. De momento, me pregunto solo si se le permitirá al Reino Unido ocupar la presidencia de la UE en el 2017…

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En clave humorística se ha llegado a pedir a los ingleses que ya que se marchan de Europa, que por favor se lleven con ellos a turistas y hooligans que envía recurrentemente al continente, beneficiándose de precios muy bajos en los paquetes hoteleros (y en el precio del alcohol) y que tantos destrozos causan. En clave humorística, claro, porque a muchos les ha venido muy bien este “turismo cazurro y borracho” hasta que han empezado a destrozar más de lo que gastan y a provocar el rechazo de otros turistas que no quieren ni oír hablar de los destinos vacacionales donde aterricen estos bárbaros (pero este sería otro tema). Aunque, por otro lado, algo bueno puede sacarse de esto ya que los ingleses, como los norteamericanos (afinidad anglosajona, ya digo), son firmes partidarios del fracking y ahora, todos esos proyectos pueden detenerse o, al menos, tener que sortear más barreras administrativas.

También hay quien ya ha calculado ventajas e inconvenientes de tener a los futbolistas ingleses por jugadores extracomunitarios  en los equipos europeos… claro, el fútbol, siempre el fútbol… Supongo que los mismos problemas tendrán jugadores de waterpolo, rugby, ciclismo o gimnasia rítmica, pongo por caso… Pero no creo que haya problema, del mismo modo que nadie lo encuentra en incluir a equipos y deportistas turcos, ucranianos y hasta israelíes en competiciones europeas y ni siquiera pertenecen al mismo continente. Más tedioso puede llegar a ser un Festival de Eurovisión sin el representante británico, me imagino. Aunque en la última edición, la de Estocolmo, Joe & Jake, con su “You’re not alone” («No estás solo», ¡que cosas!) se quedaran en el puesto 24° (de un total de 42 participantes, que por cierto, incluían Australia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia y Ucrania, además de la exclusión por deudas de Rumanía). Y pensando en el título de la canción inglesa, y ya que el lema de Eurovisión de este año era “Come Together” («Vamos juntos», ¡ni que adivinaran el «Brexit»!), como símbolo de un nexo común de todos los países participantes (¡pillen la ironía!), a lo mejor se podía unir música y fútbol y nombrar otra canción como el himno oficial del “Brexit”: Gerry & The Pacemakers “You’ll Never Walk Alone” («Nunca caminarás solo», ¡juas!). Por cierto que en Liverpool, la ciudad del equipo de fútbol donde esta canción es su himno, un 58,2% de sus ciudadanos votó por la permanencia en la UE.

Es una canción preciosa, además.

Las cuestiones pueden llegan al infinito. Se plantea ahora el problema de Gibraltar, como si el “Brexit”, o su negativa, significasen algo en la solución de un tema enquistado que ni dentro del seno de la UE se ha podido resolver (como tampoco otros conflictos territoriales como en el caso de Chipre). No parece que en este sentido las cosas vayan a cambiar mucho y Gibraltar seguirá siendo el Paraíso Fiscal que siempre ha sido con la connivencia de ingleses, españoles y UE. No problem… (creo que ya voy por el sobresaliente en english) que estén tranquilos los defraudadores varios de toda Europa, que este corralito suyo no se toca. No asustarse, aunque lo diga Margallo.

Lo que si se preguntan muchos, y ya en clave más seria, es si este Referéndum puede tener un “efecto contagio” para el resto de aspiraciones nacionales de muchos otros colectivos. Por ejemplo, y como la picaresca puede más que la fuerza (aunque sea la fuerza de las urnas) ya hay quien se está planteando conseguir el pasaporte irlandés para no perder las ventajas de seguir siendo europeo. Cómo si Rajoy no lo hubiese dejado claro cuando preguntó aquello de “¿y la europea?” en aquel momento épico en el que le hicieron ver que un catalán no perdería la nacionalidad española adquirida por nacimiento y garantizada por nuestra Constitución, aunque se constituyese Cataluña como un estado independiente. Pero el caso es que la decisión británica puede acelerar la descomposición del mismo país,  cuyo caso más sangrante es el de Escocia.

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Mientras Inglaterra (con excepción de Londres) y Gales, han optado por el “Brexit”, Irlanda del Norte y Escocia claramente se han inclinado por la permanencia en la UE. El caso escocés es sangrante, como digo. Recordemos que Escocia votó en Referéndum en contra de su independencia, entre otras cosas, por la campaña por el miedo a las consecuencias en el caso de abandonar la UE, realizada por los británicos conservadores. Renunció a su independencia por permanecer en Europa, y ahora es el Reino Unido, propiciado por los mismos partidos conservadores, el que les saca de la UE… y sin su independencia. En Escocia y en Irlanda (son países pertenecientes al Reino Unido), con toda probabilidad, puede que se revise su estatuto de permanencia tanto en el Reino Unido como en la UE. Están en su derecho.

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También puede suceder que otros países comunitarios se planteen celebrar un Referéndum para preguntar a sus ciudadanos si desean abandonar la UE. Ahí están Dinamarca y Suecia, países nórdicos reticentes a seguir las políticas migratorias de la UE (que tampoco han solucionado nada, aunque alguno analistas culpan a la participación de Cameron en ellas como posible causa de su fracaso) y muy críticos con la cesión de competencias extranacionales. Seguro que por mucho que los partidos ultraconservadores nórdicos (también otros europeos, como he dicho antes, el de Marie Le Pen en Francia, por ejemplo) estén clamando por una solución semejante a la británica como fórmula populista de captación de votos, se cuidarán muy mucho de plantear siquiera la celebración de un Referéndum nacional sin antes conocer a fondo las consecuencias (sobre todo económicas) que acarreará la medida para el Reino Unido. La desaparición de la UE como ente supranacional sería más desastrosa que beneficiosa para el conjunto de los países de Europa, tanto comunitarios como no.

Yo, de entrada, pediría que el inglés dejase de ser lengua oficial en la UE (si, si, ahora que me lo estoy aprendiendo…). No soy la única, y estoy de acuerdo en que sería un palo tener que traducir todo a otro idioma europeo, checo, pongo por caso. Pero considero que, por muy idioma universal que sea el inglés, que un organismo como la UE mantenga, como oficial, una lengua que no lo es en ninguno de sus países miembros, es, como poco, un insulto a los países que sí forman parte de la UE. Es como si en los EEUU decidiesen que el chino mandarín sea la lengua oficial del conjunto del Estado porque la hablan más personas en el mundo que el inglés en su país.

Lo que quiero decir con todo esto es que, de momento, solo sabemos el resultado de un Referéndum. Una consulta popular que técnicamente no es vinculante, no lo olvidemos, aunque no creo que nadie en ningún sitio (ni en el Reino Unido, ni en la UE) obvie ni olvide el resultado. Pero ahora tendrán que crearse, como primera medida, los mecanismos británicos para poder ponerlo en marcha, y eso llevará tiempo. Y si es que se pone en marcha, porque una decisión de tal calibre basada únicamente en un 2% sobre la mitad de la población (el “Brexit” obtuvo un 52% y la permanencia un 48%), tan localizada territorialmente (el sur y el mundo rural a favor del “Brexit”, el norte y las grandes ciudades a favor de la permanencia) y marcada a fuego con segmentos de edad (los mayores de 50 años a favor del “Brexit”, los jóvenes a favor de la permanencia), va a ser  muy difícil de defender en el Parlamento británico. Muy difícil. Pero no pueden dejar de hacerlo, porque así lo ha manifestado la mayoría. Complejo. Lo que a lo mejor no es tan difícil es que se utilice todo esto para presionar a una UE muy dependiente de la economía, tanto comunitaria, como extracomunitaria. Y con un TTIP esperando en la puerta de Europa para entrar sin llamar y avasallando a los inquilinos, pero que puede resultar muy goloso para unos cuantos oportunistas…

Es posible, además, que Europa necesite verse en esta tesitura. Es posible, digo solamente, que la UE necesite reinventarse, replantearse algunas de sus políticas comunitarias y pensar en una Europa de la que no quiera irse nadie. Hace tiempo que se perdió el rumbo fundacional y la necesidad de reintentar la aprobación de una Constitución Europea, que haga avanzar en una mayor integración política sin olvidar plantear más protección a las políticas sociales en el seno de los países miembros, se hace cada vez más plausible.

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Solo quiero apuntar una cosa más. Lo peor de todo este maremágnum de la respuesta británica a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, ha sido el descrédito hacia la opinión de la mayoría que muchos se han dedicado a escupir por las redes. Que los políticos despotriquen hasta del propio juego democrático cuando un resultado no les es favorable, puede hasta aceptarse (aunque debería pasarles factura), pero que la propia gente de a pie, ciudadanos anónimos, se dediquen a vituperar a los votantes de una de las opciones de un Referéndum, tachándolos poco menos que de “ignorantes” que no saben ni opinar, y de paso, que NO DEBEN opinar… eso, me parece un acto gravísimo de pérdida de conciencia democrática y hasta humana.

El pueblo es soberano. Su opinión cuenta exactamente igual, tenga la condición que tenga. Es ya un caso de flagrante intolerancia que haya quien abogue porque la “gente del común” (sic) no vote cuestiones sobre “las que no tiene ni pajolera idea” (sic). Es tristísimo que haya quien esté acusando a la gente de votar de forma “lerda” (sic) empujados por la televisión o las redes sociales, mientras se está apoyando masivamente a gobiernos que han recortado en educación. Se está atacando a la víctima en lugar de al verdugo. Pero aun siendo así, nadie, repito, nadie, puede negarle a otro su voto por mor de una supuesta mayor inteligencia. No entiendo, no podré entender nunca, cómo es posible que aún exista gente que piense que otra persona, la que tiene al lado, o la que le está poniendo un café, o su alumno, o su cliente, o su vecino… cualquiera… no tenga derecho a expresar su opinión en un voto. Es un pensamiento muy peligroso, además.

En el caso del “Brexit” esa opinión es el resultado directo de una campaña realizada por los propios políticos, en quienes los que critican el voto del ignorante, quieren depositar la capacidad de decidir sobre esos asuntos. A ver si ahora va a resultar que los que han hecho campaña por el “Brexit” en el Reino Unido no tienen la culpa de nada, pero sí la tiene la opinión de la gente a la que se la califica poco menos que de zafia…

Espero que “no perdamos en norte”, aunque no nos lleve hacia las islas británicas.

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AlmaLeonor

Fuentes: Las indicadas en los enlaces

 

 

 

4 respuestas a «BREXIT, PERDIENDO EL NORTE»

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