TRES SITIOS DEL ROMÁNICO PALENTINO

TRES SITIOS DEL ROMÁNICO PALENTINO

La excursión del jueves pasado, 29 de septiembre, tuvo como destino el Románico Palentino, al menos una primera aproximación, porque hay muestras maravillosas en tantos sitios que, para disfrutarlos como se merecen, es necesario realizar más de una visita. Ese día queríamos ir a Fromista y, tal vez, pasar por algunos pueblos de los alrededores sin más pretensiones que dar una vuelta por sus calles, lugares emblemáticos y monumentos románicos. Pero nos hemos encontrado con unos sitios preciosos de paisajes esplendidos, de campos labrados de trigo dorado hasta que la vista se perdía en el horizonte, de verderales alrededor del Canal de Castilla y de poblaciones encantadoras que parecen encogidas en torno a monumentales iglesias salidas de una más que prolífica y desbordante imaginación medieval.  Una jornada magnífica e inolvidable.

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FROMISTA era nuestro destino, así que tomamos la autovía de Palencia y luego dirección Santander, hasta que encontramos el desvío que nos llevó justo hasta el centro del pueblo.  Fromista es una localidad palentina de poco más de 800 habitantes, según el censo del 2014, pero con una gran actividad turística por estar situada en el Camino de Santiago. Esto hace que cuente con varios hoteles, casas rurales, restaurantes, y sobre todo, albergues de peregrinos. Nosotros vimos, en los muchos carteles informativos, uno municipal y tres privados. Coincidimos allí con un autobús francés que se había traído su propio sacerdote y ofrecía una misa en su idioma en la Iglesia de San Pedro. También varios peregrinos pasaron por nuestro lado mientras fotografiábamos sus iglesias, y otros nos acompañaron en una de las terrazas en la que nos sentamos a tomar algo mientras comprábamos pan para la comida y bajo un sol de justicia nada habitual por estos lares en un 29 de septiembre. Los termómetros marcaban 26º a la sombra, pero la sensación de calor superaba con creces los 35º.

Afortunadamente, durante la comida en la exclusa 17 del Canal de Castilla, en una zona de sombra con un par de mesas de piedra, la brisa nos brindó un agradable respiro. Este punto es uno de los más bellos del recorrido del Canal. Aquí, además, se juntan el Camino de Santiago con la ruta del Canal de Castilla, por lo que los caminantes y ciclistas se mezclaban con los peregrinos santiagueros y los visitantes ocasionales como nosotros. Es un punto emblemático en el que se puede contemplar el único conjunto cuádruple de esclusas que hay en todo el recorrido del Canal de Castilla. Una maravilla que dota al conjunto de un precioso paisaje embellecido por la luz del otoño.

En el pueblo de “Fromesta” (como se le nombra en documentos medievales) nos encontramos, justo al aparcar, con la imagen de San Telmo, un sobrino del obispo de Palencia, que llegó a ser nombrado deán de la misma ciudad. Se cuenta que celebrando este nombramiento en las calles de la ciudad, quiso presumir de buen jinete haciendo caracolear a su caballo, pero este le tiró a un lodazal, provocando que la gente prorrumpiera en gritos y burlas. El joven deán, viéndose despechado por las gentes de su ciudad, renunció al cargo e ingresó en el Convento de Santo Domingo de Palencia (hoy San Pablo), hasta que, años más tarde, se marchó a la localidad pontevedresa de Tuy donde fue tanto su predicamento que hoy se le conoce como patrón de las gentes del mar y así aparece en la estatua que le dedica Fromista, subido en una barca. Falleció en la localidad pontevedresa en 1246.

Como ciudad de acogida de judíos (en el siglo XI por las repoblaciones de Fernando I y por las de Alfonso X en el siglo XIII), Fromista se vio muy afectada económicamente tras la expulsión de los judíos de España de 1492. La villa sufrió penurias  durante siglos, hasta el punto que, en el XVIII, su población se vio reducida a apenas 200 vecinos, cuya única actividad era el cultivo del trigo. Entonces se construyó el Canal de Castilla, alcanzando el tramo de Fromista hacia 1773 y todo cambia. La economía harinera de Castilla propició una cierta bonanza al pueblo, que en 1842 ya contaba con más de 1500 habitantes. Hoy, el turismo del Camino de Santiago es uno de los puntales fundamentales para la vida de esta pequeña localidad palentina. Y también el turismo cultural, con la obligada visita a sus monumentos románicos y arquitectura civil.

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LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE TOURS DE FROMISTA es como una cajita joyero en medio de un campo fértil pero plano. Fue fundada en torno al año 1066  por una mujer, Doña Mayor (o Munia) de Castilla, viuda de Sancho III de Navarra (Sancho Garcés el Mayor), algo muy habitual en esta época medieval. Se convierte en santuario cluniacense en 1118, a través de su vinculación (por cesión testamentaria de la Reina Urraca de Castilla) con San Zoilo de Carrión de los Condes.

San Martín es uno de los templos más significativos del Románico palentino, además de por su antigüedad (fue restaurada entre 1896 y 1904, no muy afortunadamente, a decir de algunos), por la belleza de sus líneas y el equilibrio de sus proporciones. No obstante, lo que más caracteriza a San Martín es la gran cantidad de canecillos que se pueden encontrar tanto en el exterior como en el interior de las tres naves de las que consta. Son unas 309 figuras de animales, vegetales (los más abundantes) y humanas, a veces en posturas inverosímiles o en actitudes casi monstruosas, como cabezas de afilados colmillos engullendo pequeños hombrecillos. En el exterior se pueden observar en todas sus caras, soportando cornisas o alineados bajo los aleros. En el interior, todos los pilares cuentan con capiteles decorados con este tipo de figuras.

Es muy difícil saber qué es lo que puede significar toda esta profusión ornamental. Seguramente sirvieran para contar alguna historia (hay representaciones de oficios relacionados con la construcción), una leyenda del momento o una fábula (se ha identificado la fábula de la zorra y el cuervo), tal vez, quisieran transmitir un mensaje bíblico (hay imágenes de pasajes como el de Adán y Eva en el paraíso, los Reyes Magos…) o simplemente ilustrar algún tipo de moralina para los fieles, (se suelen identificar algunas figuras animales con el bien, como por ejemplo aves diversas, o con el mal, como serpientes o animales fantásticos, y también con los pecados), pero en cualquier caso, hoy se desconoce completamente.

Dejando a un lado la decoración de los capiteles, la Iglesia es sumamente sobria. Se puede ver y fotografiar el interior previo pago de una entrada de 1,50 €, que no es nada para la cantidad de arte que se contempla. El suelo es ajedrezado y las naves laterales están casi desnudas, pero ofrece tan bello y equilibrado aspecto que hasta su sobriedad gusta. Destaca un cristo del siglo XIII en el gran ábside central.

LA IGLESIA DE SAN PEDRO, sin embargo, es gótica, del siglo XV, con un pórtico renacentista realizado en 1560 por el maestro de cantería cántabro, Juan Sanz de Escalante, veedor de obras del Obispo de Palencia, que tantas y tan bellas obras realizara en Palencia (en Becerril de Campos, Villacuende, Piña de Campos, Carrión de los Condes, Támara…) y Valladolid (La Magdalena, por ejemplo). A mí, las columnas de la entrada me recordaba a los templos romanos. De hecho alguna de las fotografías que tomamos de esta parte podría perfectamente decir que estaban tomadas en pleno centro de Roma.

El templo es más sobrio, no tan ornamentado en el exterior, aunque en el interior, según la página web de turismo del Ayuntamiento de Fromista, cuenta con interesantes piezas artísticas, como el Retablo Mayor de estilo herreriano, de autor anónimo, con un descendimiento de la cruz de la escuela castellana de Juan de Valmaseda. En el año 2004, en una de las naves laterales del templo, se descubrió un retablo antiguo, del siglo XV, oculto bajo otro neoclásico del coruñés y discípulo de Mengs, Gregorio Ferro (1742-1812)  , que actualmente está en proceso de restauración y se considera un hallazgo de primer orden.

Pero el interior no lo pudimos recorrer como hubiésemos querido porque se estaba celebrando una misa, como ya dije antes. Una misa en francés, para un grupo de turistas cuyo chófer aguardaba diligente, y aparentemente ajeno al calor reinante, cerca de su enorme autobús.

La última iglesia que visitamos en Fromista fue la de SANTA MARÍA DEL CASTILLO, situada al final de una subidilla al otro lado de la localidad, justo donde se encontraba la fortaleza del Almirante Tovar. Es de estilo gótico-renacentista, más maciza y con un torreón cuadrangular frontal. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1944 y hoy es la sede de una exposición multimedia llamada “Vestigia”, sobre el Camino de Santiago, Fromista y el Románico palentino. En esta iglesia se encontraba un retablo formado por 29 tablas de influencia flamenca que fue robado en 1980 y recuperado en Bruselas un año más tarde, aunque ahora se encuentran en el Museo situado en la Iglesia de San Pedro. Este tipo de robos en iglesias románicas castellanas se hicieron tristemente frecuentes en la década de los ochenta, por la poca vigilancia y cuidado que se tenía en los templos desperdigados por el campo castellano. Muchos de las piezas robadas fueron recuperadas, afortunadamente, pero a buen seguro que aún permanecen muchas en manos privadas fruto de estos robos, que entonces se dijo que estuvieron perpetrados por belgas y holandeses especialistas en arte sacro, por encargo de coleccionistas privados. Nosotros la encontramos ya cerrada y no pudimos visitarla por dentro.

Nuestro siguiente destino era Carrión de los Condes, pero en el camino nos detuvimos en Villalcazar de Sirga. Fue una pausa afortunada, pues este pueblo destila tranquilidad y encanto a partes iguales, presidido por la majestuosidad e inconmensurable presencia en alto de la Iglesia de Santa María la Blanca.

Antes de llegar a este lugar, tengo que hacer mención al Camino de Santiago. Estaba muy transitado en este día, no hacíamos más que ver a gente mochilera pasar caminando a nuestro lado. Hablando con un peregrino de Barcelona, para quien esta era la segunda vez que recorría el Camino, nos dijo que había más gente de la que había visto la vez anterior, mucha más de la que se espera en un mes como septiembre. Y pudimos constatar que había gente de varias nacionalidades. Hablamos con un italiano de Nápoles que estaba preocupado por si encontraba abierta la estafeta de correos de Fromista porque quería enviar a su casa parte de su equipaje. “Son muchos kilos los 16 que llevo en la mochila”, nos decía. Estaba ya entrado en años, pero su actitud jovial parecía contrastar con sus propias palabras. Juraría que aquel hombre podría con 16 kilos y con más. También nos saludó (en realidad todo aquel que pasaba a nuestro lado nos saludaba con un “hola” en todos los acentos posibles) una muchacha muy joven, posiblemente norteamericana, que llevaba una rodillera en su pierna derecha. Yo que sufro tanto de mis rodillas, sentí que aquella chica tenía un valor y un mérito enorme. Pues bien, todos ellos tendrían que pasar en algún momento del día por aquel camino que corría paralelo a la carretera por la que circulábamos, a pleno sol y sin un atisbo de sombra, aunque, eso sí, salpicado de vez en cuando por una parada al resguardo del calor y mesas o por algún albergue a la entrada o salida de los pequeños pueblos por los que pasábamos. También cruceros, varios por todo el recorrido, así como las modernas señales que jalonan todo el Camino de Santiago con la inconfundible concha de peregrino. Bravo por todos ellos. Tienen toda mi admiración y, en cierto modo, envidia sana.

VILLALCAZAR DE SIRGA es un municipio palentino que perteneció a la orden del Temple. Se nota en la fortificación de su iglesia, que pudo ser una encomienda templaria, la única en el Reino de Castilla al norte del Duero. Al parecer el Camino de Santiago se desvía ligeramente de su linealidad, solo para poder pasar por esta bella localidad con un nombre de reminiscencias árabes, y referido, precisamente a la senda o “sirga” visigoda que precedió al Camino de Santiago. La encomienda de “Villasirga”, su nombre medieval, constituía una bailía agropecuaria encargada de las propiedades de la orden en los alrededores. Los últimos tres freires que la habitaban, con su Comendador Gómez Patiño a la cabeza, acudieron a Medina del Campo en abril de 1310, convocados por los Arzobispos de Santiago y Toledo para que comparecieran ante la comisión pontificia por los cargos contra los templarios. En el Concilio Provincial de Salamanca de octubre de ese mismo año, la orden fue disuelta y los freires de Villalcazar (y los de toda Castilla), absueltos.

«No hallaban ser culpados en cosa alguna los dichos freyles ni su orden acá en estos revnos de Castilla e León, sino muy buenos religiosos e de muy buena fama. E así lo declaraban e manifestaban a todos en Dios e sus conciencias e lo daban por cosa pública; e puesto que, según el mandamiento que tenían del Papa, los podían absolver por tales, pero que por reverencia del Papa e por mayor honra e provecho de los dichos freyles tenían por bien reservar la dicha sentencia para que el Papa la diese, para que allí donde primeramente llegó la falsa infamia, llegue también su buena fama».

LA IGLESIA DE SANTA MARÍA LA BLANCA fue construida en el siglo XII, casi al principio del XIII en plena transición del románico al gótico. Cuenta con el panteón de los restos del infante Don Felipe de Castilla, hermano del rey Alfonso X el Sabio, quien compuso las Cantigas de Santa María inspirado en una de las imágenes que se conservan en el templo y para homenajear a su hermano, de quien por cierto, se dice que ingresó en la orden del Temple. El Infante Felipe de Castilla es un personaje muy conocido y su vida es una de las más apasionantes de la historia castellana. Fue alumno de San Alberto Magno y compañero de San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino en la Universidad de París. También fue Arzobispo electo de Sevilla además de abad de la Colegiata de Valladolid y de la Colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias hasta el año 1258, momento en el que abandona la carrera eclesiástica, con el consentimiento de su hermano (a pesar de que al rey sabio no le hacía mucha gracia, dicen, aunque este matrimonio habría de servir para afianzar las opciones del rey santo a la dignidad de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico), para contraer matrimonio con la princesa Cristina de Noruega, hija del rey Haakon IV de Noruega, y cuya triste historia ha dado lugar a escritos, leyendas y novelas. En HELICON ya dedicamos una entrada a la vida de esta triste princesa.

Las Cantigas de Santa María (120-1284, aproximadamente) es un cancionero medieval compuesto por tres cuerpos: Las cantigas de amigo, de amor y de escarnio. Son 420 composiciones en honor a la Virgen María, donde se cuentan milagros y sucesos que tienen a la Virgen como protagonista. Una buena parte de ese corpus compositivo es atribuido a la autoría directa del Rey Alfonso X el sabio, mientras que el resto se considera que solo contiene su influencia, aunque es de otros autores, como por ejemplo el
poeta y trovador gallego Airas Nunes. Se conservan cuatro códices con las cantigas, uno en la Biblioteca Nacional de Madrid, dos en la Biblioteca de El Escorial (uno iluminado y otro para músicos), y el último en la Biblioteca Nacional de Florencia.

La construcción cisterciense del templo le dio la forma de fortaleza con la que los templarios quisieron dotarla para dar cobijo y protección a los peregrinos de la ruta. Hay símbolos templarios por todas partes, como los bustos empotrados en muros de las capillas laterales de cabecera, o el Pantocrátor del pórtico sur. Pese a su forma exterior, más propia de un Alcázar que de un Templo, su interior es de un gran esplendor gótico con bóvedas de crucero y rosetas policromadas que filtran la luz con maestría casi divina. Su gran rosetón gótico, situado en la Capilla de Santiago, es uno de los más luminosos que yo haya visto.

Esta é a primeira cantiga de loor de Santa Maria, ementando os VII goyos que ouve de seu fillo.

Des oge mais quer’ eu trobar
pola Sennor onrrada,
en que Deus quis carne fillar
beyta e sagrada,
por nos dar gran soldada
no seu reyno e nos erdar
por seus de sa masnada
de vida perlongada,
sen avermos pois a passar
per mort’ outra vegada.

Es en esta Capilla de Santiago, reformada en el siglo XIV, donde se encuentra la Virgen de las Cantigas de Alfonso X (a la izquierda del sepulcro del Infante), a la que se le atribuyen los 14 milagros cantados. También aquí está el sepulcro del Infante Felipe de Castilla y de su última esposa Leonor Ruiz de Castro, que se encuentra en primer término. Son unos sarcófagos policromados exquisitamente con relieves que cuentan el ritual funerario medieval. Hay otro sepulcro que pertenece, al parecer, a un caballero de Santiago.

Esta maravilla también puede visitarse por el módico precio de 1,50 €, y lo vimos ambos (mientras nos turnábamos para cuidar de Miki), aunque me extrañó que tras el pago no nos dieran el ticket correspondiente, y eso que tenían varios tacos en el mostrador. Tomé nota un poco mosqueada.

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En el Altar Mayor es donde se encuentra la imagen gótica de la Virgen Blanca que le da nombre flanqueada por escenas de la Pasión compuestas en 1560 por el escultor palentino Manuel Álvarez de Palencia  (1517-1587), considerado uno de los más importantes maestros de la escuela castellana del siglo XVI. En el Altar de Santiago, de 1530, obra atribuida a Cristóbal de Herrera (1524-1568), se pueden ver escenas del Codex Calixtinus, presididas por tres figuras, entre ellas (a la derecha del Cristo), el Santo Peregrino, una obra del siglo XVI tallada por el ya mencionado, Juan de Valmaseda.

No soy muy buena tomando imágenes de los interiores, y menos de lugares como estos tan iluminados en algunos puntos y tan oscuros en otros. Se ha hecho lo que ha podido, aunque como creo que volveremos a visitar este templo, es muy posible que me aplique más la próxima vez, porque las delicias imaginadas en el Mesón de Villasirga, fundado por el que fuera nombrado Mesonero Mayor de Castilla en 1990, Pablo Payo Pérez (19520-2003), nos están pidiendo volver.

Nos dirigimos hacia Carrión de los Condes, localidad que a la postre, resultó ser el final de nuestra excursión. Un broche final, cabría añadir.

CARRION DE LOS CONDES es el municipio que se encuentra en la mitad del Camino de Santiago palentino. Situado a orillas del Río Carrión de quien toma el nombre, cuenta con la pedanía de Torre de los Molinos en su término municipal de cerca de 2200 habitantes. Es un pueblo mucho más grande que los que llevamos vistos, con más animación turística, con más monumentos y con un encanto especial en su zona centro que invita a volver a conocerlo.

Ya que el Camino de Santiago recorre la población de ese a oeste, nos recibe el Monumento al Peregrino situado en las puertas de la caseta de la Oficina de Turismo (demasiado pequeña, se me antoja, para el municipio, aunque a lo mejor existe otra que no vimos), donde una simpatiquísima muchacha nos ofrece la información que necesitamos. ¡Muchas Gracias por tu amabilidad y simpatía, nena!

Los Condes a los que hace referencia su nombre, parece que se podría referir a los Condes Gómez Díaz, fundadores de la villa al construir, en 1047, el convento benedictino de San Zoilo, el puente sobre el Río Carrión y un hospital de peregrinos en esta localidad. Pero su nombre completo, Carrión de los Condes, no aparece así mencionado hasta el siglo XVI (en época romana era Lucóbrica, y en época medieval parece que se llamó simplemente Santa María). Durante esos siglos, muchos son los linajes importantes que tienen relación con Carrión, como los marqueses de Aguilar de Capoo, o los Condes de Castañeda, los Cisneros, los Manrique, los Osorno, o los Condes de Benavente, a quienes una hermandad de realengo arrebató la propiedad del municipio. Es esta hermandad, presidida por el Conde de Treviño, a la que se debe el honor del nombre y no a sus fundadores, según se desprende de varios estudios. Carrión siempre tuvo una gran importancia en la época medieval, y aparece nombrada en el Codex Calixtinus como una población “rica en pan y vino”.

LA IGLESIA ROMÁNICA DE SANTA MARÍA DEL CAMINO es el primer sitio de importancia que visitamos. Esta iglesia románica construida a mediados del siglo XII (alrededor de 1130), por lo tanto la más antigua de Carrión, está dedicada a la Virgen de las Victorias. Esta dedicatoria tiene como protagonista una leyenda que se cuenta en Carrión y que parece representada por las figuras de los capiteles del lado izquierdo de la entrada. Por lo visto cuando estas tierras estaban dominadas por los musulmanes y llegaron a la villa para cobrar su parte del “Tributo de las Cien Doncellas” (cuatro le correspondían a Carrión), las cristianas muchachas, al pasar por delante de la iglesia, pidieron poder despedirse de la Virgen y esta obró el milagro haciendo surgir cuatro toros que pusieron en fuga a los musulmanes. Por esa victoria sus puertas están flanqueadas por las cabezas de los cuatro toros, pero el nombre parece que pudo hacer referencia también a las victorias en batallas contra los musulmanes, como la de Alfonso III el Magno (848-910) contra los bereberes en Zamora en el 901 y que pudo celebrar con una misa solemne en Carrión. Con el tiempo, y debido a la gran influencia de la Ruta Jacobea, pasó a llamarse Santa María del Camino.

En 1685 se reconstruye la cabecera en estilo barroco, obra del arquitecto palentino Felipe Berrojo de Isla (1628-1694 ), bajo el patrocinio del obispo de Palencia, Molino Navarrete, que fue restaurada completamente en el año 2001 debido a su mal estado de conservación. De Berrojo se conservan muestras de gran maestría tanto en Palencia (Capilla de las Religiosas Brigidas de Paredes de Nava, su lugar de nacimiento; Iglesia de San Fructuoso de Villada; la fachada del lado Norte del Monasterio de San Zoilo del mismo Carrión), como en Valladolid (fachada de la Iglesia de la Pasión, hoy Museo de Pintura en la capital; Bóvedas de yesería de la Iglesia de Santiago de Medina de Rioseco).

En la puerta principal se pueden observar dos figuras ecuestres, con la curiosidad de que parecen amputadas por los arbotantes: a la izquierda el que parece ser David o Sansón, cabalga sobre un león; y a la derecha el que parece ser un Santiago Matamoros (también se especula que podría ser Constantino o Carlomagno), monta un caballo que pisa a un hombre en el suelo. En el friso superior, las figuras representan escenas de la Epifanía, con el rey Herodes, la matanza de los inocentes, los Reyes Magos, la Virgen con el niño recibiéndoles… Sobre el friso, canecillos de variadas figuras y metopas, sostienen una cornisa ajedrezada. De todas estas figuras hay cumplida información en el enlace al que se acceden pinchando en el nombre de la iglesia.

Por último quiero mencionar una imagen que me llamó poderosamente la atención. Se trata del Cristo del Amparo, una talla situada en una de las capillas laterales, la llamada de los Calderones, por ser estos nobles sus patrocinadores, como se puede apreciar en los escudos que la jalonan. Se trata de un cristo de factura renana que al parecer trajo un peregrino desde su tierra en el siglo XIV, mientras hacía el Camino de Santiago por una promesa. Pedía el buen peregrino salvar su pueblo de la peste, cosa que al parecer, el cristo logró. Se le cantaba una cancioncilla que decía así: “La peste merecimos por nuestra ingratitud. Señor hoy te pedimos perdón, vida y salud”. Curiosa forma de pedir indulgencia, acusándose primero de merecer el castigo previo. Pero a lo que iba… me llama poderosamente la atención porque es una talla en una cruz en forma de “Y” griega, una cruz que solo había visto una vez, en Puente la Reina, en la entrada en España del Camino Francés por Roncesvalles. De esta imagen, también se suele decir que posiblemente fue traída por un peregrino desde su originaria Colonia en Alemania (por lo visto allí hay varias imágenes de esta forma), pero hay dudas al respecto, y también hay quien la atribuye a un artista local conocedor de esta costumbre germana, aunque sigue siendo un misterio.

Saliendo por la puerta lateral, nos encontramos en la Plaza de Santa María donde una altísima columna sostiene una estatua de la Inmaculada Concepción. En su base hay esculturas de ángeles y leones y varias placas conmemorativas, entre ellas la que nos recuerda que la estatua fue erigida en 1905. Otra escultura que nos encontramos por el camino fue el busto de Íñigo López de Mendoza, primer Marqués de Santillana (1398-1458), en la plaza que lleva su nombre, muy cerca de su casa natal: «Así que lloro mi servicio indigno y la mi loca fiebre, pues que veo y me hallo cansado y peregrino

Ya que estamos con las estatuas de bronce, mencionaré aquí, antes de pasar a otro monumento religioso, que también vimos la que la villa dedicó a otro de sus hijos ilustres, Miguel de Benavides Añoza (1552-1605) misionero dominico predicador en China en 1590. Esta estatua se halla muy cerca del precioso Mirador de Carrión, desde donde se puede divisar el Puente Mayor, monumental puente de nueve ojos construido en el siglo XI, la Calzada de Piedra, y toda la arboleda que con sus mesas y paseos, da cobijo y sombra a las orillas del río.

LA IGLESIA DE SANTIAGO,  fue edificada en el siglo XII, y contó con un hospital de peregrinos en sus inicios. Lo más destacado de la Iglesia (ahora es un museo de arte sacro, no es templo) es su fachada occidental, con una puerta de arco en medio punto encabezada por figuras que ilustran oficios medievales (herrador, alquimista, zapatero, ceramista, fundidor, juglar, escribano, monje, sastre, músico, cerrajero, guerrero… y curiosamente, una plañidera), aunque también se pueden ver dos leones. Los capiteles representan las virtudes (a la izquierda) y la condenación (a la derecha), por medio de ángeles y leones. Para rematar todo el conjunto, un friso espectacular, declarado Monumento Histórico-Artístico, muestra la revelación del Apocalipsis de San Juan, los doce apóstoles y un Pantocrator (Cristo en Majestad) en el centro rodeado de las figuras tetramorfas que representas a los cuatro evangelistas: el ángel de Mateo, el león de Marcos, el águila de Juan y el toro de Lucas.

Al entrar en este edificio también me pidieron entrada, esta vez un euro que al pagar tampoco me daban ticket… acordándome de Villalcazar, solicité que me lo dieran y la mujer encargada me lo ofreció, pero ¿por qué tengo que pedirlo?

En el interior pude fotografiar algunas cosas muy interesantes, como un San Miguel acabando con un demonio alado, libros impresionantes y una cruz desnuda acompañada de un poema de León Felipe. También pude ver, aunque no tomé fotografías, varias casullas de obispos, en una de las cuales figuraba el Cristo Crucificado en “Y” griega que había visto en Santa María (por cierto, que aquí también se podía ver este cristo en una de las vidrieras, incluso desde el exterior). Le pregunté a la encargada y fue quien me habló del origen renano de la figura. Yo le pregunté si no tendría adscripción templaria, ya que eso era lo que tenía entendido que podía suceder con el Cristo de Puente la Reina y al fin y al cabo por estas tierras tenían encomienda (figuraba en la información de la Iglesia de Santiago que también era templaria, pero estaba tachado con un rotulador, me dijeron que porque era erróneo, pero tal “tachadura” parecía más bien un “resaltado”), pero me dijo que no, que no tenía nada que ver con los templarios y sí con la forma “mas adecuada” de crucifixión, haciendo que el crucificado se vea obligado a estirar los brazos y flexionar las piernas si quería “descansar”, pero adquiriendo una posición que le impedía respirar… Estos detalles se apreciaban más en el bordado de la casulla que en la figura, me parecía a mí.

A partir de esta visita ya no pudimos entrar en ningún monumento más. Les encontramos cerrados. La monumental IGLESIA DE SAN ANDRES APOSTOL, que para algunos es la “Catedral” de Carrión de los Condes por la majestuosidad de su interior, incluyendo el órgano, construido por el maestro D. Juan Francisco Toledo en 1766. Queda pendiente, como también las visitas al interior de la ERMITA DE LA CRUZ, aunque un vistazo por una de sus ventanas mostraba pasos procesionales, lo que más tarde pude confirmar a leer que la ermita es la sede de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz, encargada de organizar los desfiles procesionales de Semana Santa. Tampoco pudimos ver nada más que el exterior del enorme mazacote que es el SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN justo en el punto donde se encuentra el Mirador de Carrión, y que en un principio fue el castillo de la localidad.

Justo en este punto decidimos volver a la furgo, desde donde nos habían dicho que aún nos quedaba algún edificio religioso más por ver (además de varios edificios civiles, algunos de los cuales si que vimos al pasar, como el Teatro  Sarabia), y con la que queríamos llegar al Monasterio de San Zoilo para finalizar la excursión, pero según volvíamos por la calle principal Miki decidió que ya había andado bastante y tal cual largo es se tiró en el suelo pidiendo un descanso. Aprovechamos para tomar un café y decidimos que por hoy ya era excursión suficiente (lo extraño del caso es que yo no me cansase antes que el Miki). Una vez ya en la furgo emprendimos camino a casa.

Hemos disfrutado muchísimo con este recorrido. Pese a que aún hacía muchísimo calor, la luz de otoño nos ofrecía unas vistas inmejorables sobre el campo castellano y los sitios que hemos visitado nos acogieron con la alegre algarabía de los peregrinos internacionales, y el calor y tranquilidad de los pueblos castellanos, unos pueblos con mucho encanto que tendremos que volver a visitar.

AlmaLeonor.

(para ver todas las fotografías, pinchar en la imagen de cabecera, o aquí)

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