ALMAS PARA EL RECUERDO: SWIMMING BRIGHTON CLUB

ALMAS PARA EL RECUERDO: SWIMMING BRIGHTON CLUB

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Imagen: Swimming Brighton Club y East Sussex Record

Hoy traemos para nuestras ALMAS PARA EL RECUERDO no a un hombre sino a varios, los intrépidos nadadores ingleses que fundaron, en 1860, el Brighton Club Natación y Mar de Baño para Hombres, que es la denominación completa que adoptó en un principio el que hoy está considerado el más antiguo club de natación de todo el Reino Unido. Unos años después de su fundación, en 1863, se tomaron esta fotografía y tiene su curiosidad. Para conocerla en su total dimensión, hay que ir por partes.

EL CLUB

Frederick Cavill

Un pequeño grupo de amigos, aficionados a la natación, que se solían reunir en las cercanías del Lion Mansions Hotel desde el año de 1858, deciden formalizar su afición con la creación de un club de natación que se oficializa el 4 de mayo de 1860. Principalmente fueron los señores George Brown, J. Nyren, W. Patching, George Worsley (1835-1911), de 25 años, R. Ward Charles Hindley (1818-1893), de 40 años, que era el secretario y John Henry Camp (1826-1875), presidente. Al año siguiente se unió el conocido nadador de 23 años, Frederick Cavill (1839-1927). Cavill, natural de Kensington (Londres), emigraría a Australia una década más tarde (imagen de la derecha), donde fundó una escuela de natación, dando lugar a una muy conocida familia de nadadores profesionales.

Era un club modesto, de precios bajos, pero con mucho entusiasmo. Los socios que quisieran unirse debían pagar una cuota de entrada de un chelín y una suscripción semanal de dos peniques. En un principio no tenían ni un lugar donde cambiarse y las competiciones, que comienzan a celebrarse en 1861, eran igualmente poco significativas. Poco a poco se dotan de vestuarios y empiezan a organizar eventos con más premios que, aunque modestos (algunas veces constaban de una libra de té, o un jamón o una prenda de vestir… o pequeñas cantidades de dinero), pronto van a ser un acertado reclamo para atraer gente al club. En 1863, cuando se tomaron esa fotografía de la cabecera, el número de socios había pasado de 13 a 59.

John Henry Camp en 1872

Además de Cavill, de todos estos primeros miembros del Club de Natación de Brighton, el más famoso fue su primer presidente, John Henry Camp, toda una celebridad en la ciudad y que era conocido como “el capitán Camp”. Su particularidad es que pese a que su pierna izquierda había sido amputada, no le impedía ser un excelente nadador. Además de ser el primer presidente del Club fue instructor de natación y socorrista, llegando a salvar a no menos de 20 personas durante su pertenencia al club.

Una de las actividades más populares promovidas por el Club de Natación Brighton, fue el “Tea Party Acuático” celebrado en el muelle oeste de Brighton sobre una balsa de madera (la imagen inferior es de El Gráfico de 1881, pero se celebró desde los inicios), que se hacía acompañar de “caballitos” hechos de toneles de madera para diversión de los asistentes. La popularidad de John Henry Camp sirvió como acicate para la prensa local que en agosto de 1868 publicaba: El Capitán Camp, el nadador con una sola pierna, preparará y participará del tea party en el agua esta tarde.”

Camp padeció una larga y dolorosa enfermedad al final de sus días que le hizo gastar todos sus ahorros, llegando a vivir casi en la indigencia de no ser por la ayuda del resto de miembros del club. En su lápida, el club hizo poner una inscripción que decía: “Esta lápida fue erigido por el Brighton Club de Natación a la memoria de su antiguo Steward, John Henry Camp, el célebre nadador con una sola pierna, Nacido el 26 de julio de 1826, Murió en Brighton, 28 de diciembre de 1875, a los 49 años…. Su lema fue: me atrevo con cualquier ola para salvar una vida.”

Desde la muerte de John Henry Camp, al mejor nadador y líder del Club Brighton, se le otorgaba el título de “capitán” en su honor. El primero en ostentarlo fue George Harding, un excelente nadador que mantuvo el título durante los cuatro años siguientes, un importante logro ya que el número de socios había aumentado hasta los 115 miembros.

El Club Brighton se vinculó al condado de Sussex y junto a otros clubes de natación promovieron y fundaron la Asociación de Natación Amateur del condado de Sussex. La mayor parte de la información de este artículo se ha extraído de su página web.

LOS BAÑOS

«Swimming Hole», de Thomas Eakins 1884-85 (existe también una fotografía).

En estos años existían algunas particularidades respecto al baño en las playas. La primera, es que muchos señores acostumbraban a bañarse desnudos; y la segunda, es que para bañarse en las playas públicas estas tenían que contar con las llamadas “máquinas de baño”, una especie de “carricoche” que entraba en el agua y que servía para cambiarse y disfrutar del agua sin ser vistos por otros. Lo utilizaban tanto hombres como mujeres, aunque los espacios playeros estuviesen restringidos y separados por sexos.

Así que las reuniones de los socios del Brighton Club, quizá para escapar a estas restricciones, tenían lugar a las 6 de la mañana, excepto si eran competiciones con público, en cuyo caso cumplían la normativa y se cubrían para bañarse.

Pero a algunos no les gustaba nada esa costumbre de utilizar “ropa de baño”. Uno de ellos fue el reverendo (de la Iglesia de Inglaterra) Robert Fancis Kilvert (1840-1879), un personaje controvertido del que, pese a su temprana muerte a los 38 años, se conservan varios diarios que escribió con gran información acerca de la vida rural inglesa de la segunda mitad del XIX. Gran entusiasta del nudismo, consideraba que era una práctica natural y saludable.

Decía el reverendo en distintas fechas de 1872:

“Durante el baño de la mañana temprano, antes del desayuno, muchas personas fueron despojándose abiertamente de sus ropas sobre la arena.  Que deliciosa sensación de libertad correr desnudos hacia el mar, donde las olas se vuelven espuma y el sol de la mañana, de color rojo brillante, cae sobre los miembros de y corrían hacia el mar. Yo habría hecho lo mismo. […] Un muchacho me llevó a la puerta de la máquina de baño lo que pensaba eran dos toallas, pero luego me di cuenta de que uno de los trapos que me había dado era un par de calzoncillos a rayas rojas y blancas muy cortos para cubrir mi desnudez [se llamaban «caleçons»]. No acostumbrado a este tipo de cosas y costumbres que tenían, y en mi ignorancia, me bañé desnudo desdeñando los convencionalismos del lugar y escandalicé a la playa. […] En Shanklin uno tiene que adoptar la costumbre detestable de bañarse en calzones. Si a las señoras no les gusta ver hombres desnudos. ¿Por qué no se mantienen fuera de la vista? hoy he tenido un par de calzones prestados que no me han dejado seguir nadando. Las fuertes olas les arrancaron y les enredaron alrededor de mis tobillos. Mientras tanto, yo estaba encadenado agarrado y tirado por un golpe de mar, que se retiraba de repente y me dejó desnudo sobre la arena. Después de esto tomé el trapo miserable y peligroso y lo arrojé fuera de mí y por supuesto había allí algunas señoras preguntándose qué me ocurrió en el agua.”

Esta costumbre masculina originó en la época varios reglamentos y normas destinadas a guardar el debido decoro y no escandalizar a las señoras (de lo que se quejaba Kilvert amargamente), y así, era fácil encontrar medidas como que entre las 8 de la mañana y las 9 de la noche, había que utilizar un traje de baño para hacer uso de las playas. En las competiciones públicas se introdujo la costumbre de utilizar los llamados caleçons, una especie de “calzones” masculinos para el baño. No fue hasta la desaparición de las “máquinas de baño” y después de permitirse las playas mixtas, cuando se empieza a utilizar el traje de baño decimonónico que nos es familiar, y que para los señores cubría hasta las rodillas.

A la izquierda, un nadador masculino con su «bañador» emergiendo del mar en una caricatura dibujada hacia 1900 por el ilustrador inglés Everard Hopkins (1860-1928). A la derecha, otro nadador masculino de Inglaterra, pero en una playa pública de Francia, en 1877, según dibujó George Du Maurier (1834-1896).

LAS MÁQUINAS DE BAÑOS

Máquinas de Baños en 1870. Caricatura satírica de George du Maurier sobre «un encuentro inesperado». Observese que el señor utiliza calzones y no bañador completo.

Lo cierto es que bañarse tras las “máquinas de baños” impedía que desde la orilla alguien pudiera estar observando al bañista, ya fuesen señoras con ropajes imposibles para el baño, ya fuesen señores tal y como vinieron al mundo.

Esta especie de casetas-carro de cuatro ruedas, que estaban realizadas en madera y cubiertas con lonas, se desplazaban hasta el agua tiradas por caballos. En el extremo que entraba en el agua, tenían una especie de “parapeto” a ambos lados que impedía que un bañista viera a otro al descender del carro.

La “máquina” parece que fue inventada por un cuáquero, el Sr. Benjamín Beale, en 1750 en Kent (Inglaterra), para preservar la modestia de las mujeres en el baño, y no verse enfrentadas a la vergüenza de contemplar a los señores que disfrutaban desnudos del agua. Antes, hacia 1735 se conocen las “campanas de la modestia”, un artilugio un tanto envarado e insuficiente, que pretendía cumplir la misma misión.

Máquinas de Baño en Brighton, según una caricatura de William Heath de 1829.
Máquinas de Baño en Brighton en una fotografía de 1891. Los dos hombre en primer término llevan «calzones» de baño en lugar del bañador de una pieza que ya se acostumbra a utilizar en estos años.

Desde el siglo XVIII este tipo de artilugios se hicieron populares en muchas playas segregadas de Europa (sobre todo en Inglaterra, pero también en Francia o Alemania) y también fuera de ella (en EEUU y México), pero con el inicio del siglo XX, la utilización de bañadores de cuerpo entero (tanto para ellas como para ellos) y la popularización de las playas mixtas, acaban desapareciendo.

LA FOTOGRAFÍA 

La fotografía se dio a conocer en septiembre de 2011 cuando el Club Brighton montó una exposición de carteles, fotografías, películas, archivos y otros elementos de su historia, entre los que se encontraba esta imagen con 19 de sus miembros, aunque no han sido identificados. En un principio resultó algo intrigante porque todos estamos acostumbrados a la imagen de los típicos bañistas victorianos con un excesivamente largo “traje de baño”, normalmente a rayas horizontales. Pero lo cierto, como venía diciendo, es que hasta la segunda mitad del XIX era más corriente que se disfrutara desnudo de los baños de mar.

Los archivos del club indican que la fotografía fue tomada en el año 1863, durante la reunión de Comité del Club, celebrada el 2 de junio de ese año, cuando se admitió como miembro al fotógrafo Benjamín Botham, a quien se le conminó a tomar “un boceto fotográfico de los miembros del Club”, según consta en las actas de dicha reunión.

El fotógrafo Benjamin William Botham (1824-1877), que había sido pañero en Suffolk, llegó a Brighton alrededor de 1860. Tenía unos 35 años y se instaló en la ciudad con su esposa, Ellen Bedwell,  y sus cuatro hijos, ejerciendo de fotógrafo ambulante. Un par de años más tarde, ya tenía un estudio fijo en el 43 de Western Road, justo en la parte trasera de su domicilio en Brighton (el 33 de Clarence Square), donde trabajó como fotógrafo profesional hasta 1868, cuando vendió su estudio y se dedicó a algo totalmente diferente: fue el titular del The New Oxford Teatro de Variedades en New Road, Brighton, hasta su fallecimiento el 18 de diciembre de 1877.

Benjamin fotografió a los 19 miembros del Brighton Club en los alrededores de las instalaciones, cerca del agua, trasladando todo su equipo allí para la ocasión.

Es una fotografía del tipo impresión de albúmina en papel, un formula muy corriente en los años sesenta del siglo XIX y que consistía en cubrir el papel con clara de huevo, un excelente revestimiento, pero que tendía a amarillear con el tiempo (hacia la década de 1880 ya se utilizan otros sistemas para evitar este problema, como por ejemplo, la albúmina fermentada). El desenfoque de los bañistas de las filas traseras sugiere también que la cámara utilizada era de tipo “caja deslizante”, que requería un tiempo de exposición más largo, y revelada con el proceso de “placa húmeda” (y el uso de collodion wet plate”), lo que dificultaba mucho el revelado. Además, habría que añadir las dificultades de tomar una fotografía al aire libre y no en el estudio, donde tendría todos los elementos necesarios a mano. Bien pensado, fue todo un prodigio fotográfico.

Pero no fue la única fotografía de los primeros nadadores del Club, aunque sí la única de la que no se ha logrado identificar a ningún miembro. Norman & Co. hizo esta otra fotografía, que fue tomada a las 8:00 de la mañana de un día indeterminado de marzo de 1891, y es también muy interesante. Los seis hombres más mayores del centro fueron algunos de los primeros miembros del club.

De esos hombres, el segundo empezando por la izquierda (con abrigo claro, bigote y sombrero) es George Brown, uno de sus fundadores; el que está inmediatamente a su lado a la derecha parece ser Leonard Reuben Styer (1843-1932), un dentista que fue presidente del Brighton Club desde 1880 hasta 1931 y una de las personalidades más descollantes del mismo; y el que le sigue a la derecha es John Hawgood (1844-1896), un vendedor de muebles, nacido en Londres, que fue campeón de natación y Secretario Honorario del Club entre 1886 y 1888.

Al contrario que en nuestra fotografía protagonista, los nadadores de esta última ya utilizan traje de baño largo y posan con él. En dicha prenda ya aparece bordado el escudo del club, “dos delfines” que, a su vez, es un símbolo asociado tradicionalmente con la ciudad de Brighton. En la imagen de Botham llevaban los típico caleçons, introducidos desde Francia, que se veían obligados a utilizar cuando competían en público y no podían nadar desnudos, según normas establecidas en la década de los años sesenta, cuando se tomó la fotografía. Según una nota periodística aparecida en “The Spectator” el 6 de agosto de 1864, en la competición de los “Quintos Juegos Anuales de Natación del Club de Natación de Brighton”, se dictaron unas normas de “decoro” que incluían el uso de esta prenda y el uso de gorro de baño.

Los caleçons se sujetaban con una cuerda atada a la cintura que con los embates del mar tendía a desatarse y hacer que los calzones se movieran (de lo que también se quejaba Francis Kilvert ¿recuerdan?), por lo que unos años después, a finales de la década de los setenta, es cuando se empiezan a introducir los famosos bañadores de una pieza hasta la rodilla que nos son tan familiares. Estos evitaban “accidentes” y resultaban más cómodos y prácticos para el nadador.

Otro detalle curioso son los sombreros de copa que lucen los fotografiados de nuestra imagen . Ni es un atuendo necesario para el baño, ni una fotografía de esta guisa requiere tal cortesía en la indumentaria (ni tampoco anteojos, pipas…). Sin embargo también ofrecen alguna pista sobre la correcta datación de la fotografía, pues hay alguno, dos de la fila superior concretamente, que eran llamados en esos años (en la década de los cincuenta y principios de los sesenta) de “tubo de estufa”, por ser muy altos y echados hacia un lado. A mediados de los años sesenta ya se dejan de usar.

Pero nuestra fotografía amarillenta nos dice algo más. Es sabido que las fotografías de grupo, digamos mejor las fotografías “formales” de un grupo deportivo, no son habituales hasta más tarde (un buen ejemplo sería la fotografía anterior, de 1891) y son bastante infrecuentes en la década de los sesenta. Así que ¿qué sentido tenía esta fotografía, por otro lado “tan informal”? Es difícil saberlo, pero lo que sí es seguro es que esta imagen no fue tomada para ser exhibida en el club a la vista de todo el mundo, ni para pasar a la posteridad como una fotografía oficial de grupo del Club de Natación de Brighton.

La utilización de los minúsculos caleçons era algo demasiado privado como para aparecer en una imagen pública, y tanto las posturas de los fotografiados como los sombreros de copa sobre los cuerpos desnudos (incluso uno de los hombres hace un gesto como de sujetar sus dedos entre un imaginario chaleco), solo pueden apuntar a una broma particular entre los asistentes a la que se prestó el fotógrafo ambulante para poder entrar en el club, aun sabiendo que su obra no podría ser públicamente conocida sin despertar escándalo.

También se ha apuntado que la fotografía podría haber sido un guiño hacia uno de sus miembros más conocidos, John Henry Camp, el nadador de una sola pierna, por la postura de una de las figuras centrales de la fotografía, la del mencionado hombre que se lleva los pulgares al cuerpo como sujetando un imaginario chaleco, pero que se sostiene sobre una sola pierna ¿se trataba de una reunión de homenaje al capitán John Henry Camp, en esos momentos director del Brighton Club Natación? Tal vez nunca lo sepamos.

Prácticamente toda la información de este artículo se ha extraído de la magnífica web Photohistory-Sussex.

AlmaLeonor.

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