LA «MALA ESTRELLA» DE DONALD TRUMP

LA «MALA ESTRELLA» DE DONALD TRUMP

Ronald Reagan y Donald Trump, son los dos únicos presidentes estadounidenses que poseen una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. O mejor dicho, tenían, porque Trump ya no la tiene.

Hagamos primero un poco de historia. El Paseo de la Fama de Hollywood fue una creación del artista californiano Oliver Weismuller, a quien el Ayuntamiento de la ciudad le encargó una obra para mejorar el aspecto de las calles de Hollywood. Vio la luz en 1958 y apenas veinte años más tarde, en 1978, la ciudad de Los Ángeles declaró el paseo de la Fama como un Bien Cultural e Histórico.

Originalmente se crearon 2.500 estrellas en blanco que fueron dotándose de nombres desde 1960 (la primera concedida con una ceremonia fue a la actriz Joanne Woodward) hasta alcanzar las 1.558 en el primer año y medio desde su instalación. En 1994 se ampliaron las avenidas (de los 2,2 km iniciales hoy cubren hasta 19 manzanas, 15 de ellas en Hollywood Boulevard y tres en Vine Street) con estrellas para colocar a los nominados cada 31 de mayo (entre 15 y 20 nuevos cada año, de entre unas 200 solicitudes anuales) en una ceremonia presidida hasta el 2008 (fecha de su muerte) por Johnny Grant (1923-2008), alcalde honorífico de Hollywood, quien tiene sus dos propias estrellas en Hollywood Blvd., una en el 6937 y otra honorífica en el 6897. Tras su muerte, las ceremonias son presentadas por Leron Gruber, el Presidente de la Cámara de Comercio de Hollywood.

Cada estrella, que cuesta unos 30.000 dólares (que no siempre paga el homenajeado), consta de una pieza de terrazo en la que se enmarca una estrella de cinco puntas con fondo rosa y borde de bronce incrustado en un cuadrado de carbón. Dentro de la estrella rosa está el nombre de la persona homenajeada grabado en bronce, y debajo se encuentra un emblema redondo, también en bronce, indicando la categoría por la que a esa persona se le concedió la estrella: una cámara por el cine, un televisor por la televisión, un gramófono por la música, un micrófono por la radio y una máscara por el teatro. La única persona que tiene una estrella por cada una de las cinco categorías es Gene Autry (1907-1998).

Hay una serie de estrellas «especiales», por ejemplo, una concedida a Disneyland, que tiene como símbolo un edificio. El Cuerpo de Policía de Los Ángeles también tiene su estrella especial, al igual que el equipo de Los Ángeles Dodgers, que tiene un logotipo de béisbol, así como la tripulación del Apolo XI, la misión que llegó a la luna, cuya placa consta de cuatro lunas idénticas, en lugar de estrellas, aunque si que tienen el símbolo de la televisión, porque fue una de las retransmisiones televisivas más vista de la historia.

Actualmente hay como 2.330 estrellas asignadas ya a nombres, y unas 476 que todavía permanecen en blanco en espera de ser asignadas, con lo que es fácil imaginar la cantidad de anécdotas que pueden encontrarse alrededor de ellas. Por ejemplo, es bueno saber que George Clooney, Brad Pitt, Angelina Jolie, Clint Eastwood, Robert Redford o Julia Roberts, no tienen estrella porque no han querido cumplir con los requisitos de concesión. O que Mohamed Ali pidió que su estrella no estuviera en el suelo porque no quería que su nombre fuese pisado, y se encuentra en una vitrina situada en la pared en el 6801 de Hollywood Blvd. Es la única estrella situada en esa posición vertical.

Xabier Cugat (en 1960) fue el primer español que consiguió no una, sino dos estrellas en el Paseo de la Fama, a quien siguieron Julio Iglesias (1985), Plácido Domingo (1993), Antonio Banderas (2005), Penélope Cruz (2011) y Javier Bardem (2012). Como sabrán, en Madrid existe un particular y patrio Paseo de la Fama con 26 estrellas (de granito, mármol blanco y acero, diseñadas por Óscar Mariné) dedicadas a los más genuinos representantes de nuestras artes cinematográficas. Hay que lamentar, sin embargo, que desde el 2011, cuando se instalaron las 25 primeras estrellas, solamente se ha concedido una más, la estrella póstuma del actor y autor y director teatral, Luis Escobar (1908-1991), genuino y recordado VII marqués de las Marismas del Guadalquivir.

Y como decía al principio, se da la curiosidad de que dos presidentes estadounidenses tienen también su estrella en Hollywood.

El actor de Hollywood, Ronald Reagan (1911-2004) obtuvo su estrella en noviembre de 2011 en el marco de un homenaje institucional por el centenario de su nacimiento. Esta situada en el 6374 de Hollywood Blvd. Por su parte, Donald Trump tiene la suya desde el año 2007 en el 6801 del mismo Hollywood Blvd., concedida en reconocimiento a su trabajo en el reality show «The Apprentice» de la cadena NBC.

Peeeero ocurre que desde que el magnate Trump se postuló como candidato republicano a la presidencia del país, su estrella hollywoodiense (hace la número 2.327 de las instaladas) padeció distintos tipos de rechazos: inscripciones, grafitis, montajes ingeniosos, y finalmente un destrozo total.

La primera vez que se mancilló su estrella fue al poco de que el flamante candidato empezase a soltar lindezas racistas y xenófobas por su boca, en febrero de 2016. Entonces a alguien se le ocurrió pintar una esvástica encima de la estrella. Fue rápidamente borrada por los encargados del mantenimiento del Paseo de la Fama, el Hollywood Historic Trust, organismo dependiente de la Cámara de Comercio de Hollywood, quien, de hecho, hace lo mismo con cualquier tipo de vandalismo sobre las estrellas. Solo que la de Trump sufre casi tantas como el resto de ellas juntas.

Han aparecido pegatinas de su candidatura, tal vez en un intento de apoyo, casi al mismo tiempo que manifestaciones de absoluto rechazo, como una pintada que, además de varias palabras y frases descalificativas (le llamaba «racista» o «maricón», además de escribir «Trump is a Crump», algo así como Trump es idiota), rogaba a todo el mundo, con un contundente mandato, que «¡No lo vote!«.

En otra ocasión, fue un can quien, animado por su dueño al parecer, mostró su indignación por el candidato de dorado tupé, dejando sus restos fecales encima de la dorada estrella… que le cagó encima, vaya… La imagen corrió por las redes.

De hecho, parece que violar la estrella de Donald Trump del Paseo de la Fama de Hollywood, se ha podido convertir en una especie de «deporte nacional», al que algunos se sumaron con una campaña de petición de retirada de la estrella del paseo, entre otras razones, por el mucho trabajo de conservación que provoca. También es, a día de hoy, una de las estrellas más visitadas del todo el paseo (el top-ten ahora mismo es: Adam West, Donald Trump, Mark Wahlberg, Katy Perry, Earvin Magic Johnson, Scarlett Johansson, Keanu Reeves, Tom Cruise, Bill Cosby y Michael Jackson), según el ranking que se publica periódicamente, y la más popular de los últimos 30 días.  Pero el caso es que ha recibido múltiples ataques… desde tapar su nombre con diversos métodos, a pintar con una plantilla el símbolo del «silencio».

El 20 de julio del año 2016 alguien mostró el rechazo que le producía Trump, visibilizando una de las promesas del candidato y hoy presidente estadounidense: la construcción de un muro en su frontera sur. Así, un anónimo indignado “construyó” un muro alrededor de la estrella de Donald Trump en el Paseo de la Fama.

El autor no fue anónimo por mucho tiempo. Un artista callejero inglés, que se hace llamar «Plastic Jesus», fue el autor de este murete de unos 15 cm de alto, al que dotó de inscripciones con el mensaje «Prohibido el paso»:

«Quise crear una pieza que hiciera notar la idea idiota de Trump de construir un muro. Imaginé esta versión miniatura para que enviara un mensaje claro»

Así lo contaba el artista y manifestante callejero a la cadena BBC Mundo, al observar que su obra alcanzó un éxito total… todos los turistas y paseantes se quisieron hacer una fotografía al lado de su “muro”. En esta ocasión fueron varias personas las que eliminaron la construcción apenas un par de días después de aparecer sobre la estrella. No hizo falta la intervención de la Cámara de Comercio de Hollywood.

Finalmente, en octubre del año pasado, la estrella del Paseo de la Fama de Hollywood, dedicada al hoy presidente de los EEUU de América, y siempre afanoso hombre de negocios, Donald Trump, apareció completamente destrozada.

El autor confeso del destrozo, James Lambert Otis, afirmó ante las cámaras, pertrechado con casco y chaleco reflectante, realizar este acto de forma reivindicativa, una «protesta no violenta«, dijo, para visibilizar la falta de ética y moral del nuevo presidente, así como subastarla para luego entregar las ganancias de la venta a las mujeres que han acusado al candidato republicano de acoso sexual. Esto último no fue posible, ya que al no lograr sacarla entera, la destrozó completamente. Al ser detenido declaraba no temer ni al Sr. Trump ni a ser condenado a prisión.

(pinchando en la imagen se accede a un vídeo del destrozo)

Finalmente su condena ha sido reducida a tres años de libertad vigilada y a pagar los costos de reparación: 3.700 dólares que deberá pagar al Fondeo Histórico de Hollywood y otros 700 a la Cámara de Comercio.

Aprovechando la reparación provisional, ya hay quien se ha querido manifestar, precisamente, lo contrario de lo que pedía una de las pintadas… para pedir que se le vote…

AlmaLeonor.

 

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