EL OLOR A MI PADRE
«Para mí, el olor de mi padre era especial. Recuerdo que siendo yo adolescente sabía cuándo llegaba tarde a casa porque al subir por las escaleras reconocía el olor de mi padre. «Vaya… llegó antes que yo», me decía a mí misma mientras mi mente empezaba a preparar la excusa que me redimiese por no llegar a tiempo para la cena. Supongo que muchos pensarán lo mismo de sus propios progenitores, es como una forma cariñosa de identificación perenne, algo ancestral incluso, como una reminiscencia de nuestro pasado más salvaje. Un olor que podemos reconocer como de hogar, aunque nunca seamos capaces de describir las notas aromáticas de su composición.
Y no era el olor a su colonia al que me refiero cuando digo que su aroma era especial. Desde luego, nada comparable al Chanel nº 5 de Marilyn, ni con su aroma ni con su significado ―en 1960, Marilyn Monroe confesó en una entrevista para Marie Claire que dormía solo con Chanel nº 5―, porque usaba una colonia del montón, de esas que utilizaban los obreros que podían comprar colonia para hombre ―la inmensa mayoría de los señores solo utilizaban loción para el afeitado―. Y además, en las droguerías ―antes, tanto la colonia para perfumar, como la lejía para fregar o la sosa para desinfectar, se dispensaban únicamente en las droguerías― solo tenían dos o tres marcas a lo sumo y casi con la misma combinación de fragancias. Entonces, todo el mundo conocía el aroma de su colonia y no hacía falta más, aunque fuese relativamente fácil identificar los pocos aromas que se podían encontrar en las casas.
Hoy, aún puedo recordar el olor de la colonia de mi padre. Ni me gustaba entonces, ni me gusta ahora ―sigue existiendo―.
Él olía a «mi padre». Era un olor particular, suyo. Para mí. Ni bueno ni malo. Propio. Reconocible. Querido y entrañable. Un olor que evocaba hogar.»
Las Actrices Favoritas de mi Padre
AlmaLeonor López Pilar
Mi padre, Antonio López Olivar, hubiese cumplido hoy 79 años.
In memoriam.