LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LAS MUJERES

LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LAS MUJERES

Imagen: Sans-Culotte con sus armas (1790)

«La Revolución francesa fue considerada por las feministas del siglo XX como un punto de inflexión en la lucha por la emancipación femenina en el reconocimiento del papel de la mujer como ciudadana, en el derecho a su participación política en la esfera pública y, en definitiva, en la evidencia de su protagonismo social, al menos, en los mismos términos de visibilidad que el sexo masculino. La novedad fundacional de la Revolución es que va a procurar a las mujeres el argumento de su lucha: la igualdad de la condición de ciudadanas. La respuesta política de la sociedad salida de la Revolución será contraria a ese reconocimiento y la respuesta social se traducirá en una mayor obstinación doméstica, confinando ambas a la mujer al clásico rol femenino del hogar con las mismas tesis moralizantes, pero ahora, de corte liberal y republicano.

Las mujeres francesas reprenden a los que no se comportan como buenos ciudadanos.

En 1792, en 1793, en 1795… en todos los episodios revolucionarios que se producen desde 1789 en la Francia convulsa de la Revolución, la Convención y el Directorio, las mujeres, «forman grupos y llaman a los hombres a la acción tratándolos de cobardes» Pero son ellos los que acaban dirigiendo los conatos, los que los llevan a término, los que forman las asambleas decisorias y los que, finalmente, impiden el acceso de la mujer a toda estructura organizativa derivada de dicha acción. Y ni estarán en la Guardia Nacional, ni en la Asamblea.

Esta faceta activa, sin embargo, también tiene su reflejo en el discurso político. Las mujeres revolucionarias, como  la francesa Pauline León (1768-1838), fundadora del Club de ciudadanas republicanas y líder de las sans-culloterie, escriben panfletos, peticiones, discursos, opúsculos, escritos en nombre propio o en nombre de un colectivo ―o de su colectivo―, dirigidos al común de la sociedad y, por lo tanto, incursionando en la esfera pública desde una posición política, ya no solo patriótica. Ellas también dejaron oír su mensaje político.

Club patriótico de mujeres en 1793, luego suspendidos.

Uno de los colectivos femeninos más activos, el conocido como las sans-culloterie, invadiendo el espacio político-social, «lanzaron una campaña para obtener una ley que obligue a todas las mujeres a llevar la escarapela tricolor», redactando ellas mismas la petición que se presentará ante la Convención. Un gesto que suponía un paso importante en su reconocimiento como ciudadanas. También el Club de Ciudadanas Republicanas Revolucionarias, asociación de vida efímera durante el año 1793, intervino políticamente en los conflictos antes de ser prohibido el 30 de octubre de ese año, junto con todos los clubes franceses de mujeres. La Convención, los hombres y la sociedad salida de la Revolución lo quisieron dejar muy claro: «No es posible que las mujeres ejerzan los derechos políticos» (declaración del Diputado de la Convención, el masón Jean-Pierre-André Amar, miembro del Comité de Seguridad Nacional, que fue quien auspició el cierre de los clubes de mujeres). No pensaron siquiera que las mujeres no aceptarían conformarse con eso.»

Citas de: Duby, Georges et alli. (ed.) (2000), Historia de las mujeres en Occidente, Vol. 4 El Siglo XIX,  dirección de Geneviève Fraisse y Michelle Perrot, capítulos españoles bajo la dirección de María José Rodríguez, Madrid, Taurus.

Mª del Pilar López Almena
VISIBLES. MUJERES Y ESPACIO PÚBLICO BURGUÉS EN EL SIGLO XIX

 

A %d blogueros les gusta esto: