ANTÓN PIRULERO
Cuando yo era niña aprendí de mi madre una cancioncilla que después yo le cantaba a mi hijo cuando era pequeñito. Es una cancioncilla que conocemos (casi) todos y que viene a decir así:
Antón, Antón, Antón Pirulero
Cada cual, cada cual, que atienda a su juego
Y el que no lo atienda, pagará una prenda…
Se juega en un corro de gente en el que cada uno hace un gesto, puede ser de oficios o de lo que quiera, el caso es que haga un movimiento. El niño que hace de Antón Pirulero no hace ninguno, sino que es el que canta la canción y escoge hacer uno de los gestos del corro. En ese momento el imitado debe dejar de hacer el gesto o será sancionado. Y Antón Pirulero sigue cantando hasta que vuelve a cambiar de gesto y el nuevo sugerido debe dejar de hacer el suyo mientras que el anterior debe reiniciar su movimiento. El que falla en esta rueda, paga prenda y se convierte en el nuevo Antón Pirulero. También se jugaba cantando al tiempo que dos niños hacíamos palmas con diversos artificios, cada vez más deprisa hasta que uno perdía el ritmo. Nosotros en casa jugábamos con cartas. Cada uno tenía una carta y el Antón Pirulero iba soltando las del taco (podíamos incluso utilizar dos tacos de cartas). Cuando salía una carta de número igual a la de un jugador, este debe darle la vuelta y esperar a que salga la de otro jugador, entonces debe volver a colocarla de cara y el nuevo jugador volverla. Y así hasta que hay un fallo y se vuelve a repartir. La gracia estaba en soltar las cartas muy deprisa para despistar y provocar el fallo. Jugábamos en Navidad, sobre todo, y las prendas eran los dulces que cada uno tenía.
Cuando nos juntábamos muchos primos jugábamos a cantar alrededor de un número menor de sillas y al finalizar la canción (se podía ralentizar o acelerar el canto) el que se quedaba sin silla era el nuevo Antón Pirulero, y así hasta que no quedaba más que uno y se quedaba con los dulces que cada uno había puesto como “prenda”. Si buscan por Internet verán innumerables variables al juego. Por ejemplo, aquí juegan a imitar instrumentos musicales. Pero encuentren el juego que encuentren, siempre lo verán como Antón PIRULERO.

El otro día me ocurrió una cosa curiosa. Un conocido historiador, Esteban Mira Caballos, publicó en su muro de Facebook que estaba leyendo el testamento de un “perulero” del siglo XVII, extremeño para más señas. Le pregunté a qué se refería con “perulero” y me contestó que era un retornado del Perú, generalmente un retornado rico (a veces se le menciona como simplemente indiano o también chapetón). Yo confesé que no conocía esa palabra o, al menos, que no recordaba haberla escuchado en mis años de estudio de Historia. No es extraño, pues yo dediqué más atención, esfuerzo y tiempo a otras épocas históricas, primeramente Prehistoria e Historia Antigua (me siguen fascinando esas dos épocas) y más tarde Historia Contemporánea (siglo XIX), que es sobre la que hice mi trabajo de Fin de Máster. Pero a la Época Moderna no le presté más atención de la debida como estudiante, de ahí mi falta de conocimiento, o mi olvido, de la palabra “perulero”. Pero un comentario a ese post de Esteban Mira, me dijo que sí que conocía la palabra, que tenía que conocerla por fuerza, ya que era la que se mencionaba en aquel juego infantil, el de la cancioncilla de “Antón Perulero”. Y entonces se desató en mí un ciclón difícil de explicar… Yo conocía la cancioncilla, sí, pero como Antón PIRULERO, no “perulero”, y, desde luego, nunca la habría relacionado con un emigrante retornado del Perú colonial. ¿Qué ha pasado?

Para empezar, y según el Diccionario de la Real Academia Española, perulero como sustantivo es una “vasija de barro, angosta de suelo, ancha de barriga y estrecha de boca” que derivaría de “perol”. En España se conoce desde el siglo XVII la llamada botija perulera, que imitaba una vasija de origen romano muy popular en Sevilla llamada perula trianera, y que era uno de los artículos más usados en los buques que hacían la ruta del comercio de ultramar entre España y América, según las explicaciones que encuentro en wikipedia. Que en este caso el nombre se relacione con el Perú es más factible, aunque solo fuese por extensión de toda Sudamérica.

En el Wikdicionario tiene otra acepción como sustantivo, un fruto, el de la chayotera o guatila (Sechium edule), pero solo según se dice en Guatemala y en Honduras, donde la variedad es amarilla y no verde como en Colombia de donde parece ser originario (por cierto que dice que es uno de los frutos que más ayudan al mantenimiento y cuidado del pelo, piel y uñas… habrá que tenerlo en cuenta). El fruto perulero o chayote existe en toda Sudamérica (y en algunas partes de África a donde fue llevado por emigrantes mexicanos sin mucho éxito) pero en cada sitio recibe un nombre diferente. En Perú se llama, curiosamente, calabaza china o calabaza chilena. En España también se cultiva con el nombre de patata china (o chayota). No confundir con el chilacayote o chiverre, planta de la que se obtiene el dulce llamado cabello de ángel que en España se elabora, principalmente (todo puede ser que me entere ahora de que no es así) con calabaza tipo cidra (Cucurbita ficifolia).
Pero como adjetivo, sigue diciendo la RAE, se puede referir tanto a los originarios del Perú, como a los indianos de este país retornados a España y, en este caso, se puede utilizar también como sustantivo. En el Wikdiccionario es donde aparece la apostilla de su fortuna: “Dicho de un español, que tras emigrar al Perú retornaba enriquecido a España”, condición esta de la fortuna que no aparece en la definición de la RAE.
Pero como Pirulero no hay ninguna explicación ni definición de diccionario. Nada. Todo parece indicar que de alguna manera esa palabra llega a la cancioncilla infantil desvirtuando otra de la que procedería, pero no sabemos cuál exactamente. ¿Podría ser del perol de barro? ¿O sería de un originario del Perú? ¿Podría derivar de un vendedor de pirulís, que era lo que yo pensaba de niña? Si procede o no de “perulero”, es lo que me gustaría averiguar. El caso es que hay otras muchas explicaciones por el proceloso mundo de Internet sin que haya podido encontrar hasta ahora, el origen certero de ese vocablo, PIRULERO.

Para empezar, en toda transcripción de la cancioncilla que se puede encontrar por Internet figura la palabra Pirulero y no perulero y, desde luego, parece cantar el apellido de Antón y no un adjetivo que acompañe a su nombre. Yo creo, además, que de ser así, tendría que haber figurado como “Antón, el perulero”. Incluso he encontrado que en algunos casos la canción ha llegado a ser conocida como «Al Don« (siempre Pirulero) y hay quien se ha llevado una sorpresa al descubrir el error en el nombre. Nunca hubiese imaginado que una canción infantil causase tanta confusión…

En la fundación Joaquín Díaz, dedicada a recoger información sobre folklore y etnografía, figura como Antón Pirulero en varios discos que tienen recogidos. También en un libro titulado “Piezas infantiles. Sobre temas populares españoles” (Vol.II) de Ángel Oliver Pina, cuyos dos volúmenes fueron escritos en 1976 y 1977. La investigadora y especialista en literatura infantil y de tradición oral hispánica, Ana Pelegrín (1938-2008), en su obra “La flor de la maravilla. Juegos, recreos, retahílas” (Madrid, Fundación Germán Sánchez Rupérez, 1996), también menciona la cancioncilla como Antón Pirulero (su producción es muy extensa). Y casi que con esto debería bastar, pero aún tengo otra referencia académica, la de Carmen Trigueros Cervantes, profesora Titular de Universidad de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada, que igualmente se refiere al juego de prendas con la cancioncilla titulada Antón Pirulero, al menos en su trabajo “Las danzas y los juegos populares en el currículum de Educación Física” (1998, Proyecto Sur).
Carmen Trigueros, quien ha respondido a mi requerimiento de información afirmando desconocer el origen de la canción, encuentra diferencias entre los Juegos Populares, más vinculados al folklore y a las celebraciones festivas, y los Juegos tradicionales, que son aquellos que se transmiten de generación en generación, entre los que se encontraría el Antón Pirulero. Por mor de esa transmisión oral, imagino yo que pueden llegar a desvirtuarse alguna de sus palabras o frases, o cantarse de diferente manera según el lugar geográfico donde se uno se encuentre, así como las diferentes formas en las que un vocablo es entendido en según qué lugar. Por ejemplo, aquí en Castilla no creo que se conozca la botija perulera sevillana, como en Andalucía es posible que no se conozca lo que es una Almarraja o una Damajuana en Cataluña… Con el Antón Pirulero pudo suceder lo mismo.
En todo caso, insisto: en todas partes que mires en Internet, el juego y la cancioncilla figuran como Antón PIRULERO. Como tal lo citan personalidades de las letras como Andrés Aberasturi (artículo en El Mundo del 11 de abril de 2015) y Fernando Sánchez Dragó (artículo en El Mundo del 29 de marzo de 2015). No sé si ambos habrían investigado el origen de la cancioncilla al citarla en sus artículos, pero les concedo más sabiduría que la mía a la hora de utilizar el vocablo Pirulero en lugar de perulero.

También un cancionero vasco del fondo documental de la Sociedad de Estudios Vascos Eusko Ikaskuntza, utiliza la denominación Antón Pirulero. Incluye una partitura y un reproductor de audio en el que se puede comprobar que es la tonadilla que todos (o al menos yo) conocemos. Y también encontramos en una web sobre música y cultura internacionales, una mención de esta cancioncilla y juego infantil con el nombre de Antón Pirulero, extraída de un cancionero de Uruguay, aunque especifica que originaria de España. Igualmente adjunta partitura y audio, y es la misma tonada.

E, incluso, el conocido músico y divulgador musical en radio y televisión, Ramón Gener, descubre en la cadena SER (min. 09:00) que el soniquete de Antón Pirulero (y lo dice así, Pirulero), puede intuirse dentro de un fragmento del primer movimiento (Allegro con spirito) del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, un homenaje del maestro a la cultura popular española. También menciona esta coincidencia el artista colombiano John David Quijano Rodríguez en su trabajo “Análisis y adaptación del Concierto de Aranjuez para guitarra solista y dos guitarras acompañantes” ( 2013): “Con esta comparación no se pretende afirmar que Rodrigo utiliza la parte de la melodía infantil española Antón Pirulero o viceversa, sino se quiere evidenciar cómo toda esta tradición española y melodías tradicionales están implícitas en Rodrigo quien no puede ni desea escapar de esta, al crear su música.” Siempre Antón PIRULERO.

“En realidad es Antón Pirulero, la canción proviene de campiña francesa, como tantas otras como por ejemplo ‘Sur d’el pont d’Avignon’ o ‘Porqui tu m’amais encoré’. Antón era uno de los cabecillas de la revolución francesa en la región de los Pirineos así como lo eran en otras regiones Danton, Robespierre, Michellet, o, Eclat de Nuit. Refugiado entre los bosques y los Pirineos, Antón dominaba la región organizando feroces ataques coordinados en secreto con los revolucionarios en los pueblos. Las fuerzas Imperiales comprendiendo que sería imposible darle cacería en su dominio esperaban que cometa un error y sea atrapado al bajar a los poblados a abastecerse de su favorito Dordogne’ (foi grass) o una buena botella de Bordeux Châteaux Lafite. Ellos lo esperaban cobardemente entremezclados entre los comunes disfrazados de los mismísimos personajes de la aldea, labradores, carpinteros, monjas o prostitutas (este fue el origen de la palabra camuflaje). Los revolucionarios enseñaron esta canción a los niños para que la cantaran solo cuando el pueblo estaba libre de los nefastos guardias reales para cantar por el contrario si el pueblo estaba ocupado la tradicional ‘Le puits est plein de merde’. Así Antón pudo resistir el asedio y bajar a reabastecerse en el momento oportuno”.
Este relato humorístico aparece en el blog Javier, Paco y el Loco haciendo referencia a su libro del mismo título. Es una historia en la que mezcla fantasía con algún viso de realidad, pues sí que existe la canción que menciona al principio “Sur d’el pont d’Avignon” (las otras cancioncillas mencionadas, “Porqui tu m’amais encoré” y “Le puits est plein de merde”, no las encuentro por ningún sitio) pero la correcta ortografía es “Sur le pont d’Avignon” aunque su melodía no tiene nada que ver con la de Antón Pirulero:
Sur le pont d’Avignon
On y danse, on y danse
Sur le pont d’Avignon
On y danse tous en rond
Les beaux messieurs font comme ça
Et puis encore comme ça
(Sobre el puente de Aviñón
Bailamos allí, bailamos allí
Sobre el puente de Aviñón
Todos bailamos en círculos
A los caballeros guapos les gusta eso
Y luego otra vez así)
La historia del Puente de Avignon existe. Al parecer una isla situada debajo del puente ha sido tradicionalmente un lugar de recreo donde la gente podía ir a bailar. Debajo del puente, no encima. La canción, de la que también tenemos partitura y varios audios más en este enlace, fue compuesta en el siglo XVI por el reconocido músico bíblico francés Pierre Certon (1510-1572) y ha sufrido varias modificaciones en su tonada e incluso en el título (originalmente era «Sus le Pont d’Avignon»). Estaba un poco olvidada hasta que en el siglo XIX, una adaptación de Adolphe Adam (1803-1856) para la opereta titulada “L’Auberge Pleine” (1853), populariza la versión hoy conocida que, a finales de siglo, vuelve a modificar su título por el actual «Sur le Pont d’Avignon«. Así que esta explicación de Javier, Paco y el Loco no nos vale, es ficción… pero la conexión francesa puede que si.
Verán, hay alguna explicación sorprendente al origen de la cancioncilla Antón Pirulero que la sitúa en Francia y se referiría a un tal «Antoine Piruliere», quien podría haber cometido un asesinato terrible: «mató a su mujer, la metió en un saco y la mandó a moler«.
El problema es que en la Biblioteca Nacional de Francia (Gallica) este nombre no existe. No hay ningún registro de ninguna clase de este señor, ningún «Antoine Piruliere». Así que no puede ser verdad, pero la relación con un asesinato nefando sí que se menciona en varios sitios, como también lo mencionan en la web antes citada: “Una de las versiones más extendidas asegura que la canción nació en Granada en 1860 y hace referencia a un señor llamado Antón Pirulero, que asesinó a su esposa con varias puñaladas, algunas hechas con un alfiler, y luego la molió en un molino.” La historia cobra así tintes mucho más trágicos… ¿Un asesinato? ¿En una canción infantil?
Esta misma historia, que no tengo ni idea de donde procede, porque nadie tiene las fuentes, aparece mencionada en otro blog, Dentro del Misterio, en una fecha anterior (30 de abril de 2015, el otro enlace mencionado es del 31 de octubre del 2016). Pero como digo, no aporta ninguna fuente y la autora, Marian Tarazona, con la que logré comunicarme, me informó muy amablemente de que no dispone de fuente ninguna. Así que la historia del asesinato como origen de la canción Antón Pirulero, o del juego de prendas, tampoco se sostiene mucho.
Este blog, Dentro del Misterio, aporta muchas versiones de una cancioncilla en la que parece que se canta el caso del asesino amolador en distintos países y con distintas letras (todas parecidas, no obstante). Pero no aporta ni partituras, ni audios, así que no podemos saber si son tonadas como la de Antón Pirulero o son otras versiones, eso sí, referidas a la muerte terrible de una pobre mujer a manos de alguien que, según refleja, puede llamarse Antón Perulero (esta vez sí), Antonio Retoño, Chico Perico (de este sí que he encontrado su delito machista, y su vinculación con una cancioncilla infantil, pero no he encontrado ningún vídeo o audio de esta), Bicho Colorado, Antonio Demonio, Pancho Carrancho (solo encuentro un libro de Néstor Montes de Oca Fernández titulado “La verdadera historia de Pancho Carrancho”, 2005, un relato para niños; además de una película de 1965 “¡Viva Carrancho!” dirigida por Alfonso Balcázar, que ni siquiera es su título original, aunque si el nombre del protagonista) o un tal Don Federico…. De quien si tenemos audio (y no se parece en nada a la canción de Antón Pirulero) y un juego infantil… si, si, un juego infantil que comienza diciendo “Don Federico mató a su mujer…”
A estas alturas aún no he encontrado referencia fidedigna alguna acerca del origen certero de la cancioncilla de Antón Pirulero, ni si su ortografía correcta es Pirulero o perulero, o si tal vocablo hace referencia a un apellido o un adjetivo. Todavía no me han llegado algunas respuestas a las preguntas que llevo haciendo desde hace unos días. Si me llegase algo concreto lo comentaría aquí (veo difícil que me llegue alguna respuesta más, aunque sigo esperando), pero no sé si se podrá llegar a descubrir la realidad sobre su origen, ya que lo que sí se repite constantemente, incluso en el mundo académico, es que es una cancioncilla tradicional transmitida de generación en generación de forma oral. Lo que sí parece estar más claro es que no tiene que ver con ningún supuesto hecho luctuoso, eso pertenece a otras canciones, tristemente infantiles y originadas, al parecer, hacia finales del siglo XIX o inicios del siglo XX. En cuanto a la conexión francesa, tampoco debe ser cierta. No hay vinculación alguna con la cancioncilla popular francesa mencionada antes ni existe un nombre afrancesado de Antón Pirulero. Además, la popularidad de este juego entre pueblos de habla hispana (hemos visto que se recoge en una recopilación de Uruguay), sugiere que su origen solo puede buscarse en España o en Sudamérica.
Falta dilucidar si Antón era perulero, o si se apellidaba Pirulero, o si se llegó a este segundo vocablo por una desvirtuación del original adjetivo perulero. A esta pregunta si que puede que responda un libro que he encontrado en la Biblioteca Nacional de Francia (Gallica), titulado “Dialectos Castellanos. Montañés, vizcaíno, aragonés” (1892), escrito por Pedro de Múgica (1854-1944), y publicado en Berlín por Heinrich & Kemke. Pedro de Múgica Ortiz de Zárate, fue un filólogo, profesor, lexicógrafo, compositor y crítico musical nacido en Bilbao, según puede leerse en su biografía publicada por la Biblioteca Virtual de la Filología Española (director: Manuel Alvar Ezquerra), además de lector de Lengua y Literatura Española en la Universidad de Berlín, ciudad en la que residió casi toda su vida.
Pues bien, en la página 71 de este libro figura la palabra “perulero” (no aparece “pirulero” en todo el libro) con una acotación que dice: “Dícese de un juego de niñas: Antón perulero – cada cual atienda á su juego – y el que no atendiere, – pagará la prenda que debe – y Antón, Antón perulero”.
Así que, llegados a este punto, solo puedo concluir que sí, que nuestro Antón Pirulero tiene que ser una desvirtuación de un Antón, perulero para más señas, gentilhombre adinerado retornado del Perú (o de otro país sudamericano por extensión), que por lo visto no atendió bien a su juego y prendas le tocó pagar. El cómo llegó a ser conocido casi universalmente como PIRULERO, es un misterio, parece que quedará oscurecido por las brumas del tiempo, pero la cancioncilla y el juego han cobrado vida propia, una vida que ya no es la de un perulero, sino la de Antón Pirulero, con nombre y apellidos.
AlmaLeonor_LP
Es increíble cómo un simple nombre puede llevar a una labor de investigación tan concienzuda como la que has hecho. Yo siempre he escuchado «pirulero», pero no sería extraño que el cambio de timbre se debe a la semejanza con pirula o piruleta. La historia de la fonética está llena de oscilaciones entre e/i. En fin, que me ha encantado. Un abrazo.
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¡Muchas gracias Carolina! 😀
Efectivamente es todo un mundo fascinante 🙂
Abrazos ❤
AlmaLeonor
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Me llama la atención que habiendo hecho una investigación tan prolija no haya explorado las palabras «pirulo», «pirulí» y «piruleta». Podría ser que el tal Pirulero fuera aficionado a hacer pirulas y Pirulero no fuera nombre ni adjetivo sino mote.
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¡Hola Alfredo, bienvenido a HELICON y gracias por comentar!
Agradezco que consideres mi artículo como una “prolija investigación” porque no fue ninguna de las dos cosas, ni prolija, ni investigación, así que muchas gracias. Verás, la cancioncilla Antón Pirulero (que como digo es como yo la conozco, y como aparece en muchos sitios, en la gran mayoría) deriva de la denominación “Antón perulero”, que es como se originó la cancioncilla… y eso con dudas, porque ninguna persona a las que pregunté, ni ningún sitio donde consulté, se pone de acuerdo en esto. Así que en realidad es un misterio.
Que derive de la palabra “piruleta” podría ser, no digo que no. Pero sería raro. Por muchas razones. Primero porque la “piruleta”, como tal, es un invento moderno, de principios del siglo XX, aunque es cierto que deriva de un caramelo mucho más antiguo, elaborado con azúcar de caña y que se sujetaba con un palito y que se dio en llamar, en Sudamérica y España al menos, “pirulí”. Este tipo de caramelo parece tener un origen medieval y es posible que incluso más antiguo, puede ser de origen romano elaborado con melaza u otro tipo de dulce y que adquiría esta forma de “pirulí”, una palabra que deriva del latín “pirûlus”, que hace referencia a la forma de la pera y con ese nombre se quedó. Que la cancioncilla hiciera referencia a un vendedor de pirulís, pues podría ser también, como te digo es que no se sabe con certeza el origen, y eso sí que lo menciono en el artículo, digo que es lo que yo pensaba de niña, que el tal Antón era un vendedor de pirulís.
Pero en todo caso es un adjetivo. Para ser un mote tendría que ser “piruletero” o similar, y seguramente vendría acompañado de un artículo, más o menos “Antón el piruletero”. Como también digo en el artículo. Yo me incliné porque podía ser el apellido del tal Antón, incluso menciono un apellido francés, Piruliere, del que existe una macabra historia que también se canta y que, como digo, parece tener muy poco que ver con la cancioncilla de marras.
Que sea un mote y derive de la expresión “hacer la pirula”, podría ser también, no lo sé. Esta palabra no deriva de ningún dulce como el pirulí o la piruleta, sino que deriva de “pirueta”, hacer una voltereta, por extensión, una evasiva, que es una de las acepciones de la palabra francesa “pirouette”. Según Corominas también del italiano “pirulo”, de donde podríamos pensar que deriva el “pirulero” de la cancioncilla, pero es que esto también es una forma de referirse al pene, al menos en el español peninsular y de Sudamérica, donde se populariza la cancioncilla… Así que ¿podría ser que el tal Antón anduviera siempre con el “pirulo” al aire, y que de ahí surgiera una cancioncilla infantil que instara a “cada cual que siga su juego” sin hacerle caso? Pues podría ser, no digo que no, pero es que no se sabe.
El origen de la cancioncilla es un misterio, es una tradición oral y como tal se pierde en las brumas de la historia. Y como digo al final, puede considerarse con cierta certeza que el origen es “perulero”, originario o retornado del Perú. Así que, gracias por el apunte (que también busqué y pregunté, ya te digo que eso es lo que hice, no una “prolija investigación”), pero no encontré razones para pensar que fuese así.
Gracias de nuevo por tu aportación.
AlmaLeonor_LP
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Buenas tardes,
Necesito saber es el autor y el año de esta canción, ¿Me lo podrías facilitar? gracias
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¡Hola Verónica! Gracias por pasarte por HELICON.
Si has leído el artículo habrás visto que NO HE CONSEGUIDO AVERIGUAR NADA DE ESTA CANCIÓN. Por mucho que he buscado, e incluso por muchas consultas personales que he hecho a gente que podría saberlo. NADIE ME HA DADO RAZÓN DE ELLA.
No te puedo ayudar, lo siento. Pero si lo averiguas, me encantaría que me lo contaras.
Un saludo.
AlmaLeonor_LP
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Hola, no agrego nada sustancial a tu investigación. De niño yo la jugaba en Bs.As.(1955) y la llamabamos «el Don Pirulero». La versión era que mientras el Don Pirulero daba vueltas con las manos, los otros tocabamos un instrumento o hacíamos gestos de un oficio (serruchar, planchar, lavar, martillar). Cuando el Don Pirulero tomaba el oficio o instrumento uno debía hacer los gestos del Pirulero. He visto después versiones en que el Don Pirulero no es fijo (es decir que es siempre la misma persona que va tomando los roles de los otros) sino que si A (el don Pirulero) toma el rol de B, este es ahora el don Pirulero y quien toma el rol de otro que se convierte en Don Pirulero,,, etc. Como decís las variantes pueden ser muchas. También cantabamos esa canción tan «infantil»: «Un bichito colorado mató a su mujer, con un cuchillito de punta alfiler. Le sacó las tripas y se puso a vender, una por una las tripas de su mujer» A quien le caía el final del canto debía levantar un pie. Una variante del pisa pisuela. Abrazos
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¡Muchas gracias por tus palabras Gabriel!
Y gracias por pasar por HELICON y comentar, te lo agradezco mucho.
La verdad es que si aportas mucho. Esta cancioncilla está resultando ser más compleja de lo que parecía, ¡que cosas!
¡Vaya con el estribillo que me cuentas! ¡es tremendo! Me asombra enormemente la cantidad de referencias tan violentas que nos enseñaban de niños… lo del lobo que se comió a la abuela de caperucita parece poca cosa comparado con estas cancioncillas… ¡que tremendo!
Un saludo y gracias de nuevo.
AlmaLeonor_LP
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