KLAATU BARADA NIKTO

KLAATU BARADA NIKTO

Klaatu y Gort a su llegada a la Tierra.

La película de Robert Wise Ultimátum a la Tierra (1951) es uno de los grandes filmes de ciencia-ficción de Hollywood, una película de culto junto con Planeta Prohibido (1956), de Fred M. Wilcox. Ambas forman parte del National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por su valor «cultural, histórica, o estéticamente significativo». Ultimátum a la Tierra, además, está incluida en quinto lugar en el Top 10 de la categoría de ciencia ficción del AFI’s (American Film Institute). Es una película magnífica, surgida del temor de los estadounidenses a una guerra nuclear durante la época de la Guerra Fría. Aunque, curiosamente, ese temor se dirigía únicamente a la posibilidad de que partiera desde el otro lado del Telón de Acero, que fuese el comunismo ruso quien la pusiese en marcha, cuando hasta ese momento, solo los EE. UU. habían detonado una bomba nuclear en nombre de la civilización occidental y capitalista, pero ese era el temor que dominaba la sociedad norteamericana en aquel tiempo. En aras de ese temor se produjeron en Hollywood docenas de thrillers y melodramas poblados de espías soviéticos o de traidores estadounidenses, así como de un montón de películas en las que la amenaza roja del comunismo llegaba a la Tierra en forma de marcianos, selenitas o cualquier otro habitante del sistema solar dotado de la suficiente capacidad tecnológica y militar como para acabar con el estilo de vida estadounidense. Pero Ultimatum a la Tierra incluyó un mensaje diferente en forma de discurso pacifista.

En primer término, Klaatu, interpretado por Michael Rennie.

El extraterrestre Klaatu, con toda la apariencia interna y externa de un humano, llega a nuestro planeta con un mensaje que todos los habitantes de la Tierra deben escuchar. Ante la incredulidad de los líderes estadounidenses sobre sus verdaderas intenciones, impiden que Klaatu circule libremente haciéndole saber que es un prisionero. Pero él quiere conocer a la gente de la Tierra y escapa. Con el nombre de Sr. Carpenter entabla conversación con otras personas, en especial con una viuda y su hijo que e cuenta a Klaatu que su padre murió durante la Segunda Guerra Mundial. La amistad entre ellos y Klaatu se afianza.

Un día conoce a un matemático al que le revela su misión: ha venido a la Tierra para impedir que sus habitantes inventen armas nucleares más poderosas que la bomba atómica, con lo que llegarían a suponer tal amenaza para el resto de los planetas habitados que estos se verían obligados a destruir la Tierra. Para evitar eso, Klaatu venía dispuesto a acabar con todos sus habitantes para salvar el planeta, por lo que su vista era un ultimátum a la Tierra. Entonces lanza un mensaje de advertencia para demostrar que iba en serio, apagando toda la electricidad de la tierra (excepto los sistemas vitales), durante media hora, y la Tierra se detuvo. Klaatu es perseguido y herido de muerte y en su agonía le da a Helen, la viuda madre del chico, un mensaje para que se lo haga llegar a Gort, el robot gigante (en la película tenía 3 mt de altura y estuvo interpretado por Lock Martin, un actor que medía más de 2,16 mt) hecho de un material desconocido en la tierra, que había llegado en su nave junto a Klaatu. Ese mensaje está en clave, una clave que solo el robot conocería: «Klaatu barada nikto».

Esas palabras eran una clave para el robot que, al escucharlas, coge el cadáver de Klaatu le lleva a la nave y le revive. Entonces, una vez vuelto a la vida, Klaatu lanza un discurso a los habitantes de la tierra en el que pide la libertad e igualdad de todos los hombres. Después se marcha junto al robot en su nave. La película consigue demostrar que la verdadera amenaza no vendrá de fuera, no es ajena, está en nosotros mismos. No es el comunismo (o en clave de los habitantes tras el telón de acero, no es el capitalismo), somos nosotros, somos todos y cada uno de nosotros cuando vemos todo lo diferente como una amenaza en lugar de tratar de entenderlo.

Varias escenas de la película.

En cierto sentido es el mismo mensaje que lanzará más tarde la película El planeta de los simios (1968), de Franklin J. Schaffner, basada en la novela homónima de Pierre Boulle, pero en lugar de llegar un extraterrestre a la Tierra, son unos astronautas terrestres los que creen llegar a un planeta perdido en el espacio que está dominado por simios y es el coronel Taylor (Charlton Heston) quien descubre la terrible realidad: que no está en un planeta extraño, sino que es la misma Tierra destruida por una guerra nuclear. Es una pena que el actor no se aplicase la lección sobre el peligro de las armas en él mismo, que llegó a presidir la Asociación Nacional del Rifle y defender el derecho de los norteamericanos a portar y usar armas.

Volviendo a la frase del moribundo Klaatu, en la película nunca se da una traducción del mismo, por lo que no sabemos exactamente que le trasmite a Gort. Son los acontecimientos los que nos desvelan algo de él, pero no se da a conocer el significado de esas palabras. No sabemos si la resurrección de Klaau forma parte de ese mensaje, o es algo que haría Gort aún sin escuchar esas palabras. Se ha escrito mucho sobre esa frase, llegando a ser calificada como una palabra o frase «clave de seguridad» (safeword), como la que se utiliza en el mundo BDSM (prácticas sadomasoquistas), pactada para comunicar que se detenga la acción o para explicar el estado físico o emocional del sumiso, es decir, una clave para utilizar generalmente cuando se acerca o cruza un límite físico, emocional o moral, previamente establecido. Respecto a la película, se ha llegado a afirmar que se trataba de una clave para evitar daños mayores, puesto que Gort tenía la misión de destruir la tierra si Klaatu fracasaba en su intento de convencer a los terrícolas de abandonar su loca idea de desarrollar armamento nuclear. Es curioso este planteamiento, pues desvela que sería la tecnología (un robot en este caso) quien salvaría al planeta (aunque de una forma expeditiva, eso sí) de su destrucción y no los humanos. Aunque se describe el poder de Gort como ilimitado, tal vez insinuando que no puede dejar de cumplir su cometido, con este mensaje Klaatu parece ordenarle desactivar esa orden de destrucción. Klaatu ha entendido finalmente que la medida que traían consigo era, a todas luces, desproporcionada con respecto a las personas que habitan la tierra. No todos merecerían ser aniquilados. Es un mensaje de confianza en la capacidad de los seres humanos para contrarrestar la maldad que nos destruye. Aún hay esperanza de que lo consigamos nosotros mismos, sin la amenaza de una medida mecánica destructiva.

Con esas palabras clave, con el «Klaatu barada nikto», Gort lo entendería también, toda vez que podría haber actuado violentamente al ver muerto a Klaatu, como al principio de la película, cuando es herido por una bala perdida y el robot acaba violentamente con todas las armas que lo apuntaban. Pero podría ser también una simple frase en su idioma originario que dijera: «Klaatu ha sido asesinado, debes salvarle». En todo caso, en los títulos de crédito de la película aparece un asesor en sánscrito y en ese idioma la frase «Klaatu barada nikto» se podría traducir como «el camino de Klaatu ha acabado», es decir, que Klaatu ha muerto y por lo tanto, todo lo que venían a hacer a la tierra se ha terminado, con lo que la orden de destruir a sus habitantes quedaba obsoleta. Y este significado podría tener más relación con el título de la película: The Day the Earth Stood Still (El día que la tierra se detuvo).

En el Robot Hall of Fame (Salón de la Fama de los Robots), creado en el año 2003 por la Escuela de Ciencias de la Computación de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh (Pensilvania) y donde Gort figura desde el año 2005, describe la frase como «una de las más famosas órdenes de la ciencia ficción» de todos los tiempos y la más famosa jamás pronunciada por un extraterrestre… claro que más tarde llegaría ET y diría eso de «Teléfono… mi casa» y sería desbancada.

«Ultimatum a la Tierra» (2008)

Existe un remake de 2008 cuyo mayor (y casi único) aliciente, es la actuación de Keanu Reeves, y con un Gort mucho más temible de ocho metros de alto, que actualiza el peligro de una guerra nuclear sustituyéndolo por el problema del calentamiento global y la destrucción del medioambiente.

Durante este estado excepcional de pandemia que estamos viviendo actualmente, la Tierra (o un gran número de países) tuvo que detener toda actividad social durante meses, como Klaatu hizo detener toda la energía eléctrica durante media hora. Pero durante ese tiempo, que podríamos tomar como una advertencia, la Tierra se recuperó: las ciudades dejaron atrás la polución que las cubría, los parques y campos volvieron a florecer sin ser hollados y la vida animal apareció en lugares donde hacía mucho tiempo que no se había visto. Así que pensemos un poco antes de seguir actuando de forma deshumanizada y gritemos «Klaatu barada nikto» para frenar la destrucción a la que estamos sometiendo a la tierra, o ella (o la tecnología que creamos sin control) nos destruirá a nosotros.
AlmaLeonor_LP

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