Ha tenido que ser en un café En el café A la hora del café Con el café vacío Pero lleno de ti Frente a mí El café conmigo sólo Solamente solo Naufragado en la ruina de mi cuerpo
Solos tú y yo Te has levantado Y te me has venido encima Como esa gran ola que dejas pasar lamiendo la largura del cuerpo
Te me has sentado abierta Sobre mis piernas dormidas de náufrago A horcajadas Te me has sentado a horcajadas Dejándome sentir el latir clamoroso de tu sexo
Los dos solos En ese café de hambrientos O yo solo Ya no sé Recordad que sólo soy un loco Y no os debéis fiar de mis recuerdos Ni de mis hechos
Pecho contra pecho Has derramado tu boca en mi boca de muerto Y me has resucitado Como resucitan los muertos Con ganas renovadas de seguir viviendo
He sentido el fuego abrasador de tus labios en mi sexo
Y he vuelto a ti Oh amor A tu más dulce y salino nacimiento
He conseguido arder De súbito En el fuego pavoroso de tu voz y tu silencio
He ardido
He desaparecido entre tus brazos Rodeando mi cuello
No me digas que las mujeres no están hechas de la madera de los héroes, yo toda sola cabalgué sobre vientos a la Mar del Este durante 300.000 millas. Mis pensamientos poéticos entonces se extendieron, como una vela entre el océano y el cielo. Soñé tus tres islas, todas gemas, todas resplandecientes con la luz de la luna. Me entristezco al pensar en los camellos de bronce, guardianes de la China, perdidos en espinas. Avergonzada, no he hecho nada; ninguna victoria a mi nombre. Sólo hice sudar a mi caballo de guerra. Contraída porque mi patria me hace daño en el corazón. Así que dime; ¿cómo puedo aprovechar mis días aquí? ¿una invitada disfrutando las brisas de primavera?
QIU JIN (Fujian, China, 1875–1907) Traducción del inglés, de la versión de Zachary Jean Chartkof
Os digo en prosa: Nunca pedí dinero, comida, sangre o ropa. Empecé a trabajar de niña de niñera. Fui la criada de mi casa propia (Yo misma fui mi primera muñeca)
Luego de mayor, lo único que pedí prestado fue amor, lo devolví con creces. Hoy estoy arruinada.
Gloria Fuertes (28 de julio de 1917 – 27 de noviembre de 1998)
Envidio a los hombres que pueden anhelar con infinita vaciedad el cuerpo de una mujer, que esperan que su anhelo haga un niño, que su oquedad misma fertilice lo oscuro. Las mujeres no se hacen ilusiones sobre esto, ya que son a la vez casas y túneles, copas y las que escancian el vino, ya que conocen el vacío como estado temporal entre dos plenitudes, y no ven en ello ningún romance. Si yo fuera hombre, condenado a esa infinita vaciedad, y no teniendo alternativa, encontraría, como los otros, sin duda, una mujer para bautizarla Vientre de Luna, Madona, Diosa del Cabello de Oro y hacerla tienda de mi deseo, paracaídas de seda de mi lujuria, icono ojiazul de mi sagrada comezón sexual, madre de mi hambre. Pero ya que soy mujer, debo no sólo inspirar el poema sino también escribirlo a máquina, no sólo concebir al niño sino también darlo a luz, no sólo dar a luz al niño sino también bañarlo, no sólo bañar al niño sino también alimentarlo, no sólo alimentar al niño sino también llevarlo a todas partes, a todas partes… mientras que los hombres escriben poemas sobre los misterios de la maternidad. Envidio a los hombres que pueden anhelar con infinita vaciedad.
Réplica de las Cariátides del Erecteión en la Acrópolis de Atenas (Grecia). Imagen By Gary Bembridge.
Dice Irene Vallejo en una reciente visita al Museo de la Acrópolis de Atenas, que “en las orgullosas cariátides del Erecteion, no puedo evitar ver la metáfora de las mujeres que sostienen el peso del mundo”. Y luego pasa a narrar la versión de Vitruvio acerca del origen de estas seis mujeres que, a modo de columnas, sostienen el pórtico sur del Templo de Erecteion, donde se encontraba la tumba del mítico rey Cécrope. Estas seis matronas griegas, esculpidas en mármol pentélico, miden 2,3 metros de altura y en su día contaban con pintura policromada. Las que se encuentran in situ son réplicas modernas, cinco de las originales están en el Museo de la Acrópolis, en Atenas (Grecia) y la sexta, en el Museo Británico de Londres (Reino Unido).
Cariatide del Museo Británico en Londres (Reino Unido) DP
Marco Vitruvio Polión (circa 80-70 a. C. – 15 a. C.) fue un arquitecto, escritor, ingeniero y tratadista romano, que sirvió a Julio César. Dedicado después a la arquitectura civil, es más conocido por ser el autor del tratado más antiguo sobre arquitectura que se conserva y el único de la antigüedad clásica, De Architectura, diez libros escritos entre los años 27 y 23 a. C. Conocido y empleado en la Edad Media, la obra se imprimió por primera vez en Roma en 1486, por el humanista y gramático Fray Giovanni Sulpicio de Veroli. De Architectura sentó las bases de la arquitectura Renacentista y el famoso dibujo de Leonardo da Vinci, el Hombre de Vitruvio, sobre las proporciones del hombre, está basado en las indicaciones dadas en esta obra. En HELICON, ya hablamos de ello.
Según el autor, los edificios públicos (o algunos de ellos) deben exhibir tres cualidades, que ya se conocen como las virtudes o la Tríada de Vitruvio: firmitas, utilitas, venustas. Es decir, que deben ser sólidos, útiles y hermosos. Es una pena constatar como esas cualidades se respetan poco hoy en día, al menos, las tres juntas.
En el Libro Primero, y en su primer capítulo, es donde encontramos la historia de las cariátides, que hoy no se tiene por segura, pero que es la más difundida y, al mismo tiempo, la que más visiblemente refleja la cruz soportada por las mujeres a lo largo de la historia, la de ser causa y sufrir las consecuencias de las guerras, mientras se vetaba su participación en las mismas. Irene Vallejo también lo expresa mucho mejor que yo: “Un relato escalofriante que nos recuerda cómo los cuerpos de las mujeres, excluidas de las decisiones bélicas, fueron y siguen siendo campos de batalla”. No podemos olvidar que Caria (Karys o Caryae, en el Peloponeso), lugar de origen de las cariátides del Erecteion, fue también el hogar de Elena de Troya (por eso se decía que sus mujeres eran las más bellas de la Hélade), estigmatizada por ser causa de uno de los muchos conflictos bélicos en los que todas las polis griegas se vieron inmersas a lo largo de su historia.
Además, en ese primer capítulo, Vitruvio deja claro que los conocimientos de los arquitectos deben ir más allá del simple aprendizaje de la teoría arquitectónica. Pienso yo que todos los profesionales deberían incluir entre sus virtudes la del conocimiento o, al menos, el interés por conocer, ciencias y artes ajenas a su especialidad, pero necesarias para que su trabajo no carezca de cierta alma. No he podido resistirme a traer a HELICON todo el texto.
La Arquitectura es una ciencia adornada de otras muchas disciplinas y conocimientos, por el juicio de la cual pasan las obras de las otras artes. Es práctica y teórica. La práctica es una continua y expedita frecuentación del uso, ejecutada con las manos, sobre la materia correspondiente a lo que se desea formar. La teórica es la que sabe explicar y demostrar con la sutileza y leyes de la proporción, las obras ejecutadas.
Así, los arquitectos que sin letras solo procuraron ser prácticos y diestros de manos, no pudieron con sus obras conseguir crédito alguno. Los que se fiaron del solo raciocinio y letras, siguieron una sombra de la cosa, no la cosa misma. Pero los que se instruyeron en ambas, como prevenidos de todas armas, consiguieron brevemente y con aplauso lo que se propusieron.
Tiene, como las demás artes, principalmente la Arquitectura, aquellas dos cosas de significado y significante. Significado es la cosa propuesta a tratarse. Significante es la demostración de la cosa con razones científicas. Por lo que, parece debe estar ejercitado en ambas, el que quiera llamarse arquitecto. Deberá, pues, ser ingenioso y aplicado; pues ni el talento sin el estudio, ni éste sin aquel, pueden formar un artífice perfecto.
Será instruido en las Buenas Letras, diestro en el Dibujo, hábil en la Geometría, inteligente en la Óptica, instruido en la Aritmética, versado en la Historia, Filósofo, Médico, Jurisconsulto, y Astrólogo. La causa de necesitar todo esto, es la siguiente: Conviene que el arquitecto sea Literato, para poder, con escritos, asegurar sus estudios en la memoria. Dibujante, para trazar con elegancia las obras que se le ofrecieren. La Geometría auxilia mucho a la Arquitectura, principalmente por el uso de la regla y el compás, con lo cual más fácilmente se describen las plantas de los edificios en los planos, se forman escuadras, se tiran nivelaciones y otras líneas. Con la Óptica se toman en los edificios las mejores luces y de mejor parte. Por la Aritmética se calculan los gastos de las obras, se anotan las medidas, y se resuelven intrincados problemas de las proporciones. Sabrá la Historia, porque los arquitectos ponen muchas veces en los edificios diferentes ornatos, de cuyo origen conviene dar razón a quien la pidiere.
Cariátides originales en el Museo de la Acrópolis en Atenas (Grecia). Imagen By Manthou
Como si alguno, en vez de columnas, colocare en la fábrica estatuas de mujeres con adornos matronales, llamadas Cariátides, y encima pusiere modillones y coronamientos; a quien preguntare la causa, la dará de esta manera: Caria, ciudad del Peloponeso, se confederó contra Grecia con los persas, sus enemigos, y habiendo los griegos salido gloriosamente victoriosos de esta guerra, de común acuerdo la declararon a los de Caria. Tomada y asolada la ciudad, y pasados a cuchillo los hombres, se llevaron cautivas sus matronas, sin consentir que dejasen las vestiduras matronales; no contentándose con aquel triunfo solo, sino queriendo también que, con la afrenta de la perenne memoria de su esclavitud, pareciesen pagar eternamente la culpa de su Pueblo. Por lo cual, los arquitectos de aquella edad pusieron en los edificios públicos las imágenes de estas mujeres, sosteniendo el peso, para dejar memoria a la posteridad del castigo de la culpa de Caria.
[…] Otras historias hay de esta especie, cuya noticia conviene tengan los arquitectos. La Filosofía hace magnánimo al arquitecto y que no sea arrogante, antes flexible, leal y justo, sin avaricia, que es lo principal; pues no puede haber obra bien hecha sin fidelidad y entereza. No será codicioso, ni amigo de recibir regalos, antes procure mantener su reputación con gravedad y buena fama; que todo esto prescribe la Filosofía. Trata también de la naturaleza de las cosas que en griego se llama Fisiología, la cual debe saberse con mayor cuidado, tanto por contener muchas y varias cuestiones naturales, cuanto por lo que mira a la conducción de aguas encañadas; porque en su camino, rodeos y subidas se excitan aires de varias maneras, cuya resistencia no podrá evitar sino quien por la Filosofía sepa la naturaleza de las cosas. También el que lea los escritos de Ctesíbio, de Archimedes y otros semejantes, no los podrá entender, si los filósofos no le hubieren instruido en estas cosas.
“En las orgullosas cariátides del Erecteion, no puedo evitar ver la metáfora de las mujeres que sostienen el peso del mundo”, Irene Vallejo. Imagen: By Vicenç Valcárcel Pérez
Lo bueno se hace esperar. Hay pardillos por ahí que se creen que si le ponen la mano en el culo a una mujer y ella no se queja, ya la tienen en el bote. ¡Aprendices! El corazón de la hembra es un laberinto de sutilezas que desafía la mente cerril del varón trapacero. Si quiere usted de verdad poseer a una mujer, tiene que pensar como ella, y lo primero es ganarse su alma. El resto, el dulce envoltorio mullido que le pierde a uno el sentido y la virtud, viene por añadidura.
TERESA No mi Señor marido No va a hacerme hacer lo que usted quiere Soy feminista y no reconozco la autoridad del hombre Por lo demás, quiero obrar según me parezca Hace ya mucho que los hombres hacen lo que quieren Después de todo yo también quiero ir a combatir contra los enemigos Quiero ser soldado uno dos uno dos Quiero guerrear y no hacer hijos No mi Señor marido ya no me dirigirá más No porque usted me haya hecho la corte en Connecticut Deberé yo cocinarle en Zanzíbar
VOZ DEL MARIDO Dame panceta te digo que me des panceta
TERESA Ya lo ven sólo piensa en el amor Pero no dudes imbécil De que después de haber sido soldado quiero ser artista Perfecto, perfecto También quiero ser diputado abogado senador Ministro presidente de la cosa pública Y quiero ser médico físico o psíquico Hacer cagar de miedo a mi gusto a Europa y América Tener hijos cocinar ¡no! es demasiado Quiero ser matemática filósofa química Botones en los restaurantes pequeña telegrafista Y quiero si me place mantener todo el año A esa vieja bailarina que tiene tanto talento
VOZ DEL MARIDO Dame panceta te digo que me des panceta
TERESA Ya lo oyen sólo piensa en el amor Cómete los pies a la Sainte-Menehould Pero me parece que me está creciendo la barba Mi pecho se desprende
(Lanza un gran grito y entreabre su blusa, de donde saca sus tetas —una roja, la otra azul— y en cuanto las suelta, se vuelan —globos infantiles—, pero permanecen retenidos por dos piolines)
Vuelen pájaros de mi debilidad Etcétera Qué lindos son los encantos femeninos Realmente son bonitos Uno se los comería Pero basta de tonterías No nos dejemos llevar por la aeronáutica Siempre hay alguna ventaja en practicar la virtud El vicio después de todo es algo peligroso Por eso vale más sacrificar una belleza Que puede ser una ocasión de pecado Desembaracémonos de nuestras tetas
(Enciende un fósforo y hace explotar los globos)
Qué decir No sólo me crece la barba sino también el bigote A la miércoles Parezco un campo de trigo que espera la segadora mecánica Me siento viril de lo lindo Soy un semental De la cabeza a los pies Soy un toro ¿Me haré torero? Pero no echemos por tierra Mi porvenir de grandes días de héroe Esconde tus armas Y tú oh marido menos viril que yo Arma todo el lío Que quieras
EL MARIDO
(Entra con un gran ramo de flores, ve que ella no lo mira y arroja las flores en el salón)
Te digo que quiero panceta
TERESA Cómete los pies a la Sainte-Menehould
EL MARIDO Ah! pero no es mi mujer Teresa ¿Qué patán se puso su ropa? No cabe duda es un asesino la mató Teresa mi querida Teresa dónde estás A ti personaje vil que te disfrazaste de Teresa te voy a matar
(Pelean. Ella lo vence)
TERESA Tienes razón no soy más tu mujer Y sin embargo soy yo, Teresa …Pero Teresa que ya no es mujer Y cómo me convertí en un joven buen mozo De ahora en adelante voy a llevar un nombre de hombre: Tiresias
Las tetas de Tiresias (Les Mamelles de Tirésias) es una obra de teatro surrealista de Guillaume Apollinaire estrenada en el Teatro Renée-Maubel de París un día como hoy, 24 de junio, pero de 1917, dirigida por Pierre Albert-Birot, con música de Germaine Albert-Birot y escenografía y vestuario de Serge Férat. Max Jacob dirigió los coros. La portada del programa del estreno era un dibujo de Pablo Picasso.
El autor se inspiró en el mito del adivino tebano Tiresias, quien cambio de sexo al menos seis veces a lo largo de su vida según la mitología griega. Apollinaire realiza una actualización de tintes provocadores, feministas y antimilitaristas. Cuenta la historia de Teresa, que cambia de sexo para obtener el poder entre los hombres. Su objetivo es alterar las costumbres, rechazar el pasado y establecer la igualdad de sexos. El estreno de la obra, abundante en travestismos, juegos de palabras y salidas de tono, constituyó un escándalo además por sus alusiones pacifistas en plena Primera Guerra Mundial (en la que, sin embargo, Apollinaire había luchado y sido herido), que hacía sospechosa de pangermánica toda conducta de este tipo. Apollinaire subtituló la pieza “drama surrealista”, dando lugar a una designación que pasaría a ser la de uno de los movimientos artísticos y literarios más significativos del siglo XX (Fuente: Wikipedia ).
En la noche de los tiempos, una joven y bellísima princesa llamada Dulciades, hija del señor de un castillo, es raptada por Draskolín, un príncipe malvado y depravado hijo de Hastrano, señor de otro castillo vecino. El cruel príncipe da muerte al aya de la princesa que, antes de morir, pronuncia una maldición contra él. Con motivo de esa maldición el príncipe muere en una de sus frecuentes correrías y, como castigo, su padre encierra a la princesa en una mazmorra. Después ordena a la bruja Nasanta que prepare un veneno para matar a la princesa. Cuando se lo ha suministrado, se aparece el aya y empareda a la bruja, aunque no puede evitar que el bebedizo haga parte de su efecto. Sólo consigue que la princesa duerma en un estado letárgico hasta que, una vez al año cada Noche de San Juan, despierte. Esa noche aparece La Encantada, una delicada y bellísima joven de tez clara, peinando su larga y hermosa cabellera con un peine de oro, para regar y cuidar unas flores extrañas que sólo crecen allí. Otras versiones de leyenda añaden que, si la ves y te mira fijamente a los ojos, ocuparás su lugar.
A las doce de la noche del día 23 de junio, se celebra en toda España y en unos cuantos lugares mas, la Noche de San Juan, la noche más mágica del año, la noche del solsticio de verano. Una noche para purificar nuestras agonías en el fuego salvífico, pero tengan cuidado no se encuentren con La Encantada, y si la ven, no la miren directamente a los ojos, no sea que tengan que ocupar su lugar.
La mujer tiene, pues, una larga carrera como monstruo de bello aspecto. Nietzsche la considera peligrosa, y la iglesia protestante la condena sistemáticamente en una época determinada; para la Inquisición, sobre todo para la inquisición protestante, la mujer era considerada un monstruo. Significativo es el hecho de que para Isidoro tanto las gorgonas como las sirenas son en realidad meretrices; también para Alciato, las sirenas son prostitutas.