LEYES DE LA RAZÓN

LEYES DE LA RAZÓN

Imagen: Mariano de Miguel

Nadie puede dudar cuánto más útil les sea a los hombres vivir según las leyes y los seguros dictámenes de nuestra razón, los cuales, como hemos dicho, no buscan otra cosa que la verdadera utilidad humana. Ni hay nadie tampoco que no desee vivir, en cuanto pueda, con seguridad y sin miedo. Pero esto es imposible que suceda, mientras esté permitido que cada uno haga todo a su antojo y no se conceda más derechos a la razón que al odio y a la ira; pues no hay nadie que no viva angustiado en medio de enemistades, odios, iras y engaños, y que no se esfuerce, cuanto esté en su mano, por evitarlos. Y, si consideramos, además, que, sin la ayuda mutua, los hombres viven necesariamente en la miseria y sin poder cultivar la razón, veremos con toda claridad que, para vivir seguros y lo mejor posible, los hombres tuvieron que unir necesariamente sus esfuerzos. Hicieron, pues, que el derecho a todas las cosas, que cada uno tenía por naturaleza, lo poseyeran todos colectivamente y que en adelante ya no estuviera determinado según la fuerza y el apetito de cada individuo, sino según el poder y la voluntad de todos a la vez. En vano, sin embargo, lo hubieran intentado, si quisieran seguir únicamente los consejos del apetito, puesto que las leyes del apetito arrastran a cada cual por su lado. Por eso debieron establecer, con la máxima firmeza y mediante un pacto, dirigirlo todo por el solo dictamen de la razón (al que nadie se atreve a oponerse abiertamente por no ser tenido por loco) y frenar el apetito en cuanto aconseje algo en perjuicio de otro, no hacer a nadie lo que no se quiere que le hagan a uno, y defender, finalmente, el derecho ajeno como el suyo propio.

Baruch Spinoza
Tratado Teologico-Politico (cap.XVI, pag. 334-335).

JULIO ANGUITA

JULIO ANGUITA

 Imagen: Sesión fotográfica en Madrid el 6 de julio de 2013 junto a Julio Flor, para el libro «Contra la Ceguera»

 

«La tercera razón por la que Julio Anguita es hoy un ex dirigente revalorizado radica en su forma de comunicación política y en su forma de vida. Julio Anguita es un político crecido en la disputa e indiferente (incluso antipático) ante el halago. Esa actitud muestra una personalidad política fuerte y muy segura de sí misma, difícil pero no vanidosa. Ese porte se complementa con una capacidad de comunicación refinada, basada en la explicación racional, directa, serena, reiterativa y didáctica de sus propuestas. Una forma de comunicación que contrasta con la retórica habitual de los políticos profesionales, que se mueve entre la frase prefabricada del asesor, la jerga técnica, la visceralidad calculada o desatada y el desatino gramatical.

Finalmente, un valor añadido de Julio Anguita es su forma de vida, máxima si se compara con los dirigentes de hoy… Estamos en un tiempo de corrupción de la política y de corrupción de la política…Frente a ello, la figura de Julio Anguita emerge con la fuerza de la excepcionalidad. Se trata de un ex dirigente político que no ha cruzado puertas giratorias y que a diferencia de lo que suele ser tan habitual en la izquierda no ha hecho de su compromiso originario un ascenso social.»

Juan Andrade
«Atraco a la memoria: Recorrido Histórico por la vida de Julio Anguita» (2016).
Portada

En memoria de Julio Anguita,
fallecido el pasado día 16 de mayo de 2020. DEP

EL LÍDER DE LAS CABRAS

EL LÍDER DE LAS CABRAS

Imagen: Noor Bahjat Almassri

Algunas cabras que estaban pastando vieron un león a lo lejos.

Unas pocas se alarmaron y corrieron hacia el líder de la manada en buscar de su ayuda e interpretación.

El león se acercó aún más, miró a las cabras y rugió.

“No hace falta preocuparse”, dijo el líder de las cabras, “y puedo probarlo: ¡miren que feo color tiene su pelaje! Y en cuanto a su balido, se puede decir que él nunca llegará a nada”.

Idries Shah

LA MENTIRA POLÍTICA

LA MENTIRA POLÍTICA

Imagen: Jean Pierre Ruel

La mentira política, hoy, y ello es una novedad, tiende a engañar ante todo a la opinión pública. La mentira política a la antigua tendía a engañar a los demás gobiernos. En nuestros días, esa mentira directa entre poderosos ya no puede existir. Abundantemente abastecido en informaciones públicas o secretas, cada dirigente sabe a qué atenerse sobre los medios del otro, sus recursos, su poderío militar, la solidez interna de su poder. Ambos pueden continuar, ciertamente, engañándose recíprocamente sobre sus intenciones, pero ya es rarísimo que logren mentirse con éxito sobre los hechos. Por lo menos no lo logran más que mediante un rodeo, un conjunto de procedimientos indirectos, a los cuales nuestra época ha dado el nombre de desinformación y que tienen todos como objetivo común emponzoñar las fuentes de información del otro, creándole la ilusión de que él ha descubierto solo, gracias a su habilidad y a la excelencia de sus servicios, lo que se ha fabricado a ese propósito y se ha empujado subrepticiamente hacia él para hacérselo tragar. Por lo demás, la desinformación influencia en una buena medida a los gobiernos a través de sus opiniones públicas, que ella toma a menudo como primer objetivo. Actúa sobre los periódicos, los medios de comunicación, los expertos, los institutos de investigación, las Iglesias, que condicionan a la opinión mientras acosan a los dirigentes con sus amonestaciones y sus consejos.

Es, pues, en primer lugar contra la opinión pública, o, dicho de otro modo, contra la humanidad en su conjunto, y no solo contra los gobiernos, como actúa la mentira o la privación de la verdad, que es su forma elemental. ¿Por qué? “La primera de todas las fuerzas es la opinión pública”, dijo Simón Bolívar. Ésa es la razón por la cual los que temen que la opinión pública esté demasiado bien informada están interesados en actuar de manera que la primera de todas fuerzas que pesen sobre ella sea la mentira.

Como la humanidad se encuentra comprometida en una civilización dominada por la información, una civilización que no sería viable si fuera regida de manera predominante sobre la base de una información constantemente falseada, creo indispensable, si es que queremos perseverar en la vía en que nos hallamos, la universalización de la democracia y, por añadidura, su perfeccionamiento. Pero creo más probable, en el presente estado de las costumbres, de las fuerzas y del modo en que queremos vivir, el triunfo de la mentira y de su corolario político.

Jean-François Revel
El conocimiento inútil” (1989)

EN QUE CONDICIONES SE PUEDE RESPETAR EL PASADO

EN QUE CONDICIONES SE PUEDE RESPETAR EL PASADO

Imagen: Léon Spilliaert

El monacato, tal y como existía en España y existe en el Tíbet, es para la civilización una especie de tisis. Detiene en seco la vida. Simplemente, despuebla. Enclaustramiento, castración. Ha sido un azote para Europa. Añádase a esto la violencia que tan frecuentemente se ha hecho a las conciencias, las vocaciones forzadas, el feudalismo apoyándose en el claustro, el mayorazgo metiendo en el monasterio el exceso de familia; las salvajadas de las que acabamos de hablar, los in pace, las bocas cerradas, los cerebros tapiados, tantas inteligencias desdichadas puestas en el calabozo de los votos eternos, la toma de los hábitos, entierro de almas completamente vivas. Añádanse los suplicios propios de las degradaciones nacionales y cualquiera se sentirá estremecer ante el hábito y el velo, esos dos sudarios de la invención humana.

Sin embargo, en algunos puntos y en algunos lugares, a pesar del pensamiento moderno, a pesar del progreso, el espíritu claustral persiste en pleno siglo XIX, y una curiosa recrudescencia ascética asombra en este momento al mundo civilizado. El empecinamiento de las viejas instituciones por perpetuarse se parece a la obstinación del perfume rancio reclamando vuestra cabellera, a la pretensión del pescado atrasado que querría ser comido, a los vestidos de niño persiguiendo al hombre para vestirlo y a la ternura de los cadáveres que querrían volver para abrazar a los vivos.

“¡Ingrato! – dicen los vestidos-, te he protegido del mal tiempo ¿Por qué no quieres saber nada de mi?”; “Vengo de alta mar”, dice el pescado; “He sido una rosa”, dice el perfume; “Te he amado”, dice el cadáver; “Os he civilizado”, dice el convento.

A todo esto una respuesta: “en otros tiempos”.

Pensar en la prolongación indefinida de las cosas difuntas y en el embalsamamiento de quienes nos han gobernado para que sigan haciéndolo, restaurar los dogmas en mal estado, redorar los relicarios, enlucir de nuevo los claustros, volver a bendecir las reliquias, volver a amueblar las supersticiones, volver a alimentar los fanatismos, recuperar el mango de los hisopos y de los sables, reconstruir el monaquismo y el militarismo, creer en la salud de la sociedad por la multiplicación de los parásitos, imponer el pasado al presente: todo eso parece extraño.

Hay, sin embargo, teóricos para estas teorías. Estos pensadores, gente de juicio, por otra parte, utilizan un procedimiento bien sencillo: aplican sobre el pasado un enfoscado que llaman orden social, derecho divino, moralidad, familia, respeto a los mayores, autoridad como antaño, la santa tradición, legitimación; y os gritan: “¡Mirad!, tomad esto, honrados ciudadanos”. Esta lógica era conocida por los antiguos. Los arúspices la practicaban. Frotaban con greda blanca una becerra negra, y decían: “es blanca”. Bos cretatus.

Víctor Hugo
«Los Miserables»

EL FUTURO ES UN PAÍS EXTRAÑO

EL FUTURO ES UN PAÍS EXTRAÑO

Escena de «Beneath the Planet of the Apes» (1970, Ted Post)

«La mayoría de los políticos, sobre todo los de izquierdas, creen que la gente piensa siempre conscientemente y que «si se les dan los hechos, la mayoría razonaría las conclusiones correctas». En realidad el votante se alimenta de las noticias y los análisis que recibe de los medios de comunicación -periódicos, radios y televisiones- afines a su modo de pensar y de sentir. Comienza evaluando los hechos políticos emocionalmente, de acuerdo con un trasfondo de ideas morales que está firmemente asentado en su interior -la idea instintiva que todos tenemos de lo que es bueno y lo que es malo- «y a partir de aquí la mente opera hacia atrás, llenando -o inventando- ‘hechos’ que están de acuerdo con este trasfondo interior».

Podría suponerse que este mecanismo actúa tanto para favorecer el voto a la derecha como a la izquierda; pero la izquierda no dispone del bagaje de medios de comunicación que puedan alimentar un modo crítico de pensar…. están en manos de la derecha… y/o… condicionados por los intereses de sus propietarios y por la presión de los grandes anunciantes, sin cuyos ingresos no podrían subsistir.»

Josep Fontana (2013)

HIJOS DE LA ÉPOCA

HIJOS DE LA ÉPOCA

Somos hijos de nuestra época
y nuestra época es política.

Todos tus, mis, nuestros, vuestros
problemas diurnos, y los nocturnos,
son problemas políticos.
Quieras o no,
tus genes tienen un pasado político,
tu piel un matiz político
y tus ojos una visión política.

Cuanto dices produce una resonancia,
cuanto callas implica una elocuencia
inevitablemente política.

Incluso al caminar por bosques y praderas
das pasos políticos
en terreno político.

Adquirir significado político
ni siquiera requiere ser humano.
Basta ser petróleo,
pienso compuesto o materia reciclada.

Los poemas apolíticos son también políticos,
y en lo alto resplandece la luna,
un cuerpo ya no lunar.
Ser o no ser, ésta es la cuestión.
¿Qué cuestión?, adivina corazón:
una cuestión política.

Wisława Szymborska

28 de abril de 2019. Día de Elecciones Generales en España.
De IMPORTANTES elecciones, diría yo.

LA DECADENCIA DE LA MENTIRA

LA DECADENCIA DE LA MENTIRA

Imagen: Harry Ally

¡La mentira! Pensaba que nuestros políticos la usaban muy a menudo.

Pues siento decirle que está usted equivocado. Ellos no se elevan jamás por encima del nivel del hecho desfigurado y, peor que eso, consienten la demostración, la discutición, y la argumentación. ¡Qué diferente con el carácter del auténtico mentiroso, con sus palabras sinceras y valientes, su magnífica irresponsabilidad, su desprecio natural y sano hacia toda prueba! Porque después de todo, ¿qué es en realidad una bella mentira? Pues, sencillamente, la que posee su evidencia en sí misma. Si un hombre es lo bastante pobre de imaginación para aportar pruebas en apoyo de una mentira, mejor haría en decir la verdad. No, los políticos no mienten. Quizá pudiera decirse algo en favor de los abogados; éstos han conservado el manto del sofista. Sus fingidas vehemencias y su retórica irreal son deliciosas. Pueden hacer de la peor causa la mejor, como si acabasen de salir de las escuelas Leontinas y fueran populares por haber arrancado a un jurado huraño una absolución triunfal de sus defendidos, incluso cuando éstos, cosa que sucede muy a menudo, son indiscutiblemente inocentes. Pero el prosaísmo hace que se cohíban y no se avergüenzan en apelar a los precedentes. A pesar de sus esfuerzos, ha de triunfar la verdad. Los mismos diarios se han degenerado, ahora se les puede conceder absoluta confianza. Se nota esto al recorrer sus columnas. Siempre sucede lo ilegible. Temo no pueda decir gran cosa en defensa del abogado y del periodista. Además, yo defiendo la Mentira en el arte.

Una de las principales causas del carácter singularmente vulgar de casi toda la literatura contemporánea es, indudablemente, la decadencia de la mentira, considerada como arte, como ciencia y como placer social. Los antiguos historiadores nos presentaban ficciones deliciosas en formas de hechos; el novelista moderno nos presenta hechos estúpidos a guisa de ficciones.

Oscar Wilde
(16 de octubre de 1854 – 30 de noviembre de 1900)

VISIBLES Y PERIODISTAS

VISIBLES Y PERIODISTAS

Imagen: Faustina Sáez de Melgar (1834-1895).

En un año tan temprano como 1851, aparece Ellas: Órgano Oficial del Sexo Femenino, publicación de influencia francesa que, a la luz de las nuevas políticas del país vecino, se decanta por la realización de un periodismo reivindicativo y radical. Su editora, Alicia Pérez de Gascuña, califica la publicación desde el primer número como «cruzada femenina» para la emancipación de la mujer.

Otra publicación de corte algo más radical es La Ilustración de la Mujer, de Concepción Gimeno de Flaquer y Sofía Tartilán y que realizan un tipo de prensa comprometida, no solo con la situación femenina, sino también con el desamparo social que sufren los menos favorecidos, abogando por la educación integral como principal solución a ambos problemas.

En el último tercio del siglo, al tiempo que avanzan los logros en el reconocimiento femenino, o al menos se hacen más visibles las reivindicaciones de los mismos en España, se asiste a un cierto freno y marcha atrás de algunas posturas iniciales, quizá por temor a una adscripción política no deseada:

No estamos conformes con las mujeres que matan, ni con las que votan, ni con las políticas que creen alcanzar el poder en las tribunas dejándose llevar del aura popular, así como tampoco estaremos al lado de las que rezan y de las que lloran, porque éstas del mismo modo que aquéllas no son más que instrumentos inconscientes de determinadas tendencias políticas, de un progreso exagerado o de un retroceso imposible. Faustina Sáez de Melgar (1881)

Así se expresaba esta mujer, escritora y periodista madrileña, en la revista «Las mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas» (1881), Tomo 1º, Barcelona, Edit. Juan Pons, Cap.V-XII, p.100. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Texto e imagen de mi libro VISIBLES. MUJERES Y ESPACIO PÚBLICO BURGUÉS EN EL SIGLO XIX. Disponible en todas las librerías de España y en el servicio online de Ediciones UVA.

 

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