UNA MUJER TENDIDA EN UN RECUERDO

UNA MUJER TENDIDA EN UN RECUERDO

Imagen: Ojan Shirozhan

Una mujer tendida en un recuerdo
convoca bajamares y crepúsculos,
el canto del rosal y los jazmines,
la fragancia del mirlo y la oropéndola,
el intenso sabor del horizonte.
Convoca el alborozo, el júbilo, la gracia,
un pueblo de palomas, un humedal de nubes,
a los supervivientes de un naufragio,
a los que penan soledad y exilio.
Convoca al rayo, al trueno, las tormentas,
la luz que les señala a los espíritus
qué dirección seguir hasta la orilla;
amaneceres que enterró la noche.
Convoca a los que sueñan sueños locos,
a los que se desgarran y caminan
anónimos, sin rumbo que no sea
el cementerio de las mariposas.
Convoca al derrotado que resiste,
al que cierra los ojos y no duerme
y combate el dolor con la añoranza
de una mujer tendida en un recuerdo.

JOSE MIGUEL JUNCO EZQUERRA.

El Día Azul
30 de septiembre de 2022

CANCIÓN DE LA MUJER LEJANA

CANCIÓN DE LA MUJER LEJANA

Imagen: Isidre Nonell

En ti recuerdo una mujer lejana,
lejana de mi amor y de mi vida.
A la vez diferente y parecida,
como el atardecer y la mañana.

En ti despierta esa mujer que duerme
con tantas semejanzas misteriosas
que muchas veces te pregunto cosas
que solo ella podría responderme.

Y te digo que es bella, porque es bella,
pero no se decir, cuando lo digo,
si pienso en ella porque estoy contigo
o estoy contigo por pensar en ella.

Y sin embargo si el azar mañana
me enfrenta con ella de repente
no seguiría a la mujer ausente
por retener a la mujer cercana.

Y sin amarte mas, pero tampoco
sin separar tu mano de la mía,
al verla simplemente te diría:
«Esa mujer se te parece un poco».

Jose Ángel Buesa

CUANDO RECORDAR NO PUEDA

CUANDO RECORDAR NO PUEDA

Imagen: Chang-Park

Cuando recordar no pueda,
¿Dónde mi recuerdo irá?
Una cosa es el recuerdo
y otra cosa recordar.

Cuando la tierra se trague
lo que se traga la tierra,
Habrá mi recuerdo alzado
el ancla de la ribera.

Recuerdos de mis amores,
quizás no debéis temblar:
cuando la tierra me trague,
la tierra os libertará.

Antonio Machado

VENDRÁ DE NOCHE

VENDRÁ DE NOCHE

Imagen: Amer Alwahibi

Vendrá de noche cuando todo duerma,
vendrá de noche cuando el alma enferma
se emboce en vida,
vendrá de noche con su paso quedo,
vendrá de noche y posará su dedo
sobre la herida.

Vendrá de noche y su fugaz vislumbre
volverá lumbre la fatal quejumbre;
vendrá de noche
con su rosario, soltará las perlas
negro sol que da ceguera verlas,
¡todo un derroche!

Vendrá de noche, noche nuestra madre,
cuando a lo lejos el recuerdo ladre
perdido agujero;
vendrá de noche; apagará su paso
mortal ladrido y dejará al ocaso
largo agujero…

Vendrá de noche, en una noche clara,
noche de luna que al dolor ampara,
noche desnuda,
vendrá… venir es porvenir… pasado
que pasa y queda y que se queda al lado
y nunca muda….

Vendrá de noche, cuando el tiempo aguarda,
cuando la tarde en las tinieblas tarda
y espera al día,
vendrá de noche, en una noche pura,
cuando del sol la sangre se depura,
del mediodía.

Vendrá de noche, sí, vendrá de noche,
su negro sello servirá de broche
que cierra el alma;
vendrá de noche sin hacer ruido,
se apagará a lo lejos el ladrido,
vendrá la calma…
vendrá la noche….

Miguel de Unamuno.

ODA A LA INMORTALIDAD

ODA A LA INMORTALIDAD

Imagen: Chris Leloudis (Grecia)

Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
Que en mi juventud me deslumbraba

Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porqué la belleza subsiste siempre en el recuerdo…

En aquella primera
simpatía que habiendo
sido una vez,
habrá de ser por siempre
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira a través de la
muerte.

Gracias al corazón humano,
por el cual vivimos,
gracias a sus ternuras, a sus
alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer,
puede inspirarme ideas que, a menudo
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.

William Wordsworth (1770-1850)
El día Azul (30-abril-2019)

POEMA A VÍCTOR HUGO

POEMA A VÍCTOR HUGO

Imagen: «Octopus with the initials V.H.» (1866) Víctor Hugo

 

Con el siglo nació, y el siglo llena;
los genios le arrullaron en su cuna,
y esclava de su voz fue la tribuna,
y sus héroes asombro de la escena.

Cuando su lira con amor resuena,
más dulce que su lira no hay ninguna;
cuando al poder maldice o la fortuna,
cual desbordado mar ruge y atruena.

¡Mártir y salvador, verdugo y reo,
diéronle, para honrar su ejecutoria,
Tasso el laurel, la roca Prometeo:

y del carro triunfal de la victoria
cayó, tocando en tierra como Anteo
para alzarse inmortal… Como su gloria!

Manuel del Palacio, «A Victor Hugo« (1870, aprox.)
Víctor Hugo (1802-1885), nació un día como hoy,
26 de febrero, en Besançon (Francia)

UN HOMBRE Y UNA MUSA

UN HOMBRE Y UNA MUSA

Imagen: Shelby McQuilkin

HOMBRE.- Ya que has acudido a mi llamamiento, ¡oh musa!, escúchame atenta y propicia, y haz que se cumpla mi más ferviente deseo.

MUSA.- (Oculta tras una espesa nube.) Habla, y que tu lenguaje sea el de la sinceridad. Mi vista es de lince.

HOMBRE.- Yo quiero que mi voz se haga oír, en medio de la multitud, como la voz del trueno que sobrepuja con su estampido a todos los tumultos de la tierra; quiero que la fama lleve mi nombre de pueblo en pueblo, de nación en nación y que no cesen de repetirlo las generaciones venideras, en el transcurso de muchos siglos.

MUSA.- ¡Necio afán el de la gloria póstuma, cuyo ligero soplo pasará como si tal cosa sobre el esparcido polvo de tus huesos! Cuídate de lo presente y deja de pensar en lo futuro, que ha de ser para ti como si no existiese.

HOMBRE.- ¿Y eres tú, musa, a quien he invocado lleno de ardiente fe, la que me aconsejas el olvido de lo que es más caro a un alma ambiciosa de gloria? ¿Para qué entonces la inspiración del poeta?

MUSA.- ¡Locas aprensiones!… El bien que se toca es el único bien; lo que después de la muerte pasa en el mundo de los vivos, no es nada para el que ha traspasado el umbral de la eternidad.

HOMBRE.- ¿Qué estoy oyendo? ¿Aquella de quien lo espero todo se atreve a llamar nada al rastro de luz que el genio deja en pos de sí? La gloria póstuma, ¿es asimismo una mentira?

MUSA.- (Mudando de acento.) Tú, mi hijo mimado, a quien destino para lanzar sobre la muchedumbre el grito supremo, óyeme con atención profunda y sumisa. Ya no es Homero, cuyos lejanos acentos van confundiendo su débil murmullo con las azules ondas del mar de la Grecia; ya no es Virgilio, cuyo eco suavísimo, a medida que avanzan los años, se hace más sordo y frío, más lento e ininteligible, como gemido que muere; ya no es Calderón, ni Herrera, ni Garcilaso, cuyas nobles sombras, cuando la clara luna se vela entre nubes blanquecinas y esparce por la tierra una confusa claridad, vagan en torno de las academias y de los teatros modernos, buscando en vano alguna memoria de tus pasados triunfos. Su nombre no resuena en ellos, el rumor de los antiguos aplausos se ha apagado para siempre, y únicamente les es dado ver salir por las estrechas puertas a los nietos de sus nietos que, ensalzando sin conciencia palabras vacías y abortos de raquíticos ingenios, acaban de echar sobre las venerandas tumbas de sus ilustres abuelos una nueva capa de olvido. Avergonzadas entonces, las nobles sombras quieren huir y esconderse en el fondo impenetrable de su eternidad; pero el mundo, encarnizadamente cruel con los caídos, al percibir a través de la noche sus vagos contornos, les grita, -¡Ya fuisteis!, y pasa adelante. He ahí lo que queda de lo pasado.

Rosalía de Castro (24 de febrero de 1837 – 15 de julio de 1885)
«El Caballero de las Botas Azules« (1867). Capítulo I.

LA MENTE, SEGÚN HUME

LA MENTE, SEGÚN HUME

Imagen: Isabel Angulo Merino

 

“La mente es una especie de teatro en el que distintas percepciones se presentan en forma sucesiva; pasan, vuelven a pasar, se desvanecen y mezclan en una variedad infinita de posturas y situaciones. No existe en ella con propiedad ni simplicidad en un tiempo, ni identidad a lo largo de momentos diferentes, sea cual sea la inclinación natural que nos lleve a imaginar esa simplicidad e identidad. La comparación del teatro no debe confundirnos: son solamente las percepciones las que constituyen la mente, de modo que no tenemos ni la noción más remota del lugar en que se representan esas escenas, ni tampoco de los materiales de que están compuestas.”

David Hume (1711 – 1776)
“Tratado de la Naturaleza Humana”, I, 4,6

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