PANOCHO, EL HABLA MURCIANA

PANOCHO, EL HABLA MURCIANA

No tenía ni idea de que existiese un “dialecto” murciano, que además tiene nombre propio: Panocho. Pero existe. Está recogido en la obra de Vicente Medina Aires de Murcia”  de finales del siglo XIX, como un hablar popular, huertano, que varía dependiendo de la zona de “güerta” que se pise. También Menéndez Pidal se encargo de contribuir al debate acerca de si la lengua murciana era lengua o dialecto, o solo “un habla”. No tiene gramática propia, lo que no le permite situarse entre las lenguas, pero cierto es que las peculiaridades idiomáticas murcianas se diferencian, en algunos casos considerablemente, de las de otras provincias limítrofes, e incluso se pueden hallas diferencias notables entre pueblos de la misma provincia.

Un ejemplo curioso de esta peculiar habla murciana lo constituye la Virgen de la Arrixaca, la que fuera su Patrona (hasta 1746, cuando pasó a ser patrona la Virgen dela Fuensanta), nombre cuyo origen etimológico aún suscita controversias:

–      Unos opinan que Arrixaca proviene del lugar de donde se le rindió culto: El arrabal de la Arrixaca, que viene de Al-Rasc, que significa «elegante».

–      Hay una leyenda popular bastante peregrina que explica otro origen del nombre, según la cual la imagen fue hallada por un labrador que araba el campo con una yegua o jaca, mientras pronunciaba «arre» para que ésta avanzara; en aquel tiempo vendría a ser como Arri (de arre) y Xaca (de jaca), que se fusionarían como Arrixaca.

–      Pero se piensa que lo más probable es que sea de origen vasco-navarro, pariente de los términos etimológicos Arriyaga, Arrillaga, Arrixaga o Arrixaca, que etimológicamente pudiera significar lugar de piedras, de Arri piedra y –aga lugar de, resultando «x» o «y» como epéntesis (intrusión fonética en la evolución lingüística).

Más recientemente, el murciano Alberto Sevilla Albarracín, director de la Revista “Pedimos la Palabra” (de la Federación de Centros Sociales de Mayores de Murcia) y colaborador en revistas literarias y espacios radiofónicos murcianos sobre esta región, compiló un Vocabulario Murciano que ha hecho suyo la Asociación L’Ajuntaera, de Murcia, y se encarga, a través de diversos actos, de que ese dialecto no se pierda.

Uno de esos actos fue celebrado el pasado 23 de Febrero en el Aula “Rector Antonio Soler” de la Facultadde Filosofía y Letras (Campus de la Merced) de Murcia. Este acto propuso a la Real Academia Española, a través de una de sus ponencias, que incluya en su Diccionario algunos “murcianismos” escogidos por los propios asistentes al acto. De este tema se encargaron Francisco Medina Ortín y Juan José Navarro Avilés, Presidente de la Asociación, a través de la ponencia “Murcianismos y Diccionarios. Una propuesta para el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua”. Lo cierto es que según la Wikipedia, en el Diccionario de la Real Academia Española aparecen más de 400 palabras con significado diferente y con marca de Murcia.

El murciano es un dialecto surgido de la mezcla de diversas variantes lingüísticas que se cruzaron en el Reino de Murcia,  a raíz de su conquista por la Corona de Aragón y por la Corona de Castilla en los siglos XIII y XIX. Esas variantes lingüísticas fueron principalmente el romance andalusí (perdida de la «s» final en los plurales), el catalán, el castellano (castellano churro, habla propia de algunas comarcas de la comunidad valenciana llamadas “churras”), el aragonés (como las terminaciones “-ico”, “-ica”, que en la huerta murciana adquiere forma de “ch” prepalatal, “zapaticho”, “Juanicho”), catalán (más predominante en la costa y centro, “llanda”, “traspol”, ”bajoca”, “abruzar”) y hasta de ciertos elementos provenzales (francés, gascón, navarro, ribagorzano…) e italianos (el hecho de que la marca de plural sea una vocal y no “s”, sugiere este posible origen en la romanía oriental).

Los arabismos (“alarí”, “almarjal”, “aljamía”, “Aljorra” y las formas vulgares empleadas por los moriscos como “cualo”, “andé”) del habla murciana, han sido estudiados por el profesor José Emilio Iniesta González (Licenciado en Filología Románica y Catedrático de Lengua Castellana y Literatura de la Universidad de Alicante, está Diplomado en Lengua árabe, es profesor de teatro, ha colaborado con múltiples revistas de carácter cultural, y ha escrito obras teatrales, narraciones, cuentos y una novela) quien ha llegado a la conclusión de que esta influencia árabe se concreta en dos cuestiones importantes:

–      Por un lado, la gran cantidad de metátesis (cambio de uno o más fonemas) que suele presentar su vocabulario (“estauta” por estatua; “estógamo” por estómago, “trempano” por temprano), de posible origen aragonés, curiosamente no afecta a los arabismos murcianos.

–      Y por otro, la existencia de “falsos amigos”, supuestos vulgarismos que en realidad son arabismos difíciles de reconocer: “rafa”, de “hacer rafa”, no es una mala pronunciación de “raja”, sino que proviene de la locución árabe rafa’a, en el sentido de alzar o elevar, por lo que “hacer rafa” significa elevar el agua para que se desborde y riegue los bancales; “rauta” no es una mala pronunciación de “ruta”, sino que procede del arábigo rabta, y se debe entender como “tomar la rauta”, o sea, iniciar la marcha.

Se pueden encontrar algunas referencias a la lengua hablada en esta parte de la Península Ibérica durante el periodo andalusí: El geógrafo Ibn Khordadhbeh, mencionó en el siglo X, la existencia de dos hablas en la península, la andalusiyya en el sur, y la afrangiyya al noroeste; el historiador Benalcutía ya menciona que a la llegada del ejército de Abdalá en el siglo X, “El pueblo gritó en el dialecto de aquella tierra, pidiendo paz”; el sabio murciano del siglo XI Ibn Sida, se disculpaba de los errores que podría cometer en sus escritos, dado que tuvo que “vivir familiarmente con personas que hablan en aljamía”; y algunos ejemplos más.

El murciano comparte los típicos rasgos fonéticos propios del castellano meridional (junto con el andaluz, extremeño, manchego y canario), tales como la desaparición casi generalizada de “d” inicial e intervocálica (“vestío”, “pare”, “mare”), la caída de consonantes finales (“cantidá”, “estierco”), el seseo, el ceceo (destaca el caso rústico en la inicial de ciertos vocablos como “zajar”, “cerrucho”, “zufrir”, “zurco”), y el “heheo”, el lleísmo, y el yeísmo, la aspiración de la “f” (“jurgonero”, “jardales”), la neutralización o confusión entre “l” y “r” ante consonante (neutralización ya documentada entre los mozárabes del siglo XII, “sordao”, “curpa” “cuelpo”, “calpintero”, en final de vocablo prima la “l” por ej. “comel”), y otras muchas peculiaridades. Pero también comparte numerosos elementos lingüísticos propios del sector oriental de la península y sur de Francia, como se ha indicado antes, pero cuya mayor parte son de carácter léxico y arcaísmos (“semos”, “fuera parte”, “haiga”). Igualmente se pueden rastrear elementos procedentes del sefardí, como se encargo de divulgar el profesor Salvador Santa Puche, Doctor en Filología, investigador y experto en historia judía sefardí, a través de la conferencia “Rasgos Lingüísticos entre el Judeo-Español y el Murciano”.

Murcia fue siempre un “terreno fronterizo” entre Aragón y Castilla, y de ahí la mezcla de influencias idiomáticas catalanistas y castellanas, algo que también le ocurre a la provincia de Alicante (el norte habla más valenciano, el sur habla más castellano). No hay que olvidar que el antiguo Reino de Murcia (jurisdicción territorial de la Corona de Castilla desde su reconquista en el siglo XIII hasta la división provincial de 1833) llegó a comprender lo que hoy son la totalidad de la CA de Murcia, la comarca alicantina de la  Vega Baja del Segura, la Comarcade Villena y Caudete, el sur de la Provinciade Albacete, la zona oriental extrema de Jaén, y de la Provincia de Granada y el oriente de la provincia de Almería (Comarcas de los Vélez y Almanzora), unos 26.400 kilómetros cuadrados. De esta peculiar mixtura se ocupó Ernesto Pardo Pastor, estudioso del “habla de Villena”, con la conferencia “Villena, la Murcia Alicantina”. Hoy en día el ámbito dialectal murciano queda delimitado por los ríos Júcar, Vinalopó y Almanzora, y comprende toda la cuenca del Segura.

El sustrato catalán-aragonés del habla murciano, se fraguó primordialmente gracias a los repobladores de finales del siglo XIII y a la ocupación transitoria de Murcia por el rey de Aragón a principios del siglo XIV. Más tarde (finales XV a principios del XVII) se hizo extensible a la Andalucía murciana (y franja oriental andaluza), debido principalmente a tres grandes migraciones cristianas acaecidas a raíz de tres acontecimientos sociopolíticos: La reconquista de Almería por los Reyes Católicos (1489); La rebelión de los moriscos (1570); y la definitiva expulsión de estos (1609-1614). En la repoblación cristiana del sureste español, los catalanes orientales prefirieron las tierras bajas y las vegas regables de la marina, en tanto que los aragoneses y navarros se afincaron en las mesetas y serranías del interior.

Es en las Huertas del interior y en Orihuela donde se registra una mayor presencia de catalanismos, y un mayor contraste entre la pronunciación (ver en la página de Antonio Diego Duarte Sánchez, muestras de habla huertana y otros particularismos) de la clase culta y media alta capitolina con el habla rústica del típico huertano. Es aquí donde se origina el lenguaje “pseudoliterario” llamado PANOCHO (que por extensión se utiliza para denominar a toda la variedad del habla murciana), que vendría a ser el resultado final de un largo proceso de estigmatización de la lengua hablada llegándose a una situación de ruptura total de la lengua hablada y escrita por la acumulación excesiva de vulgarismos, corrientes en todos los dialectos hispanos.

El murciano o Panocho, es actualmente una modalidad lingüística en serio peligro de extinción, dicen algunos entendidos, pero gracias a mi amigo Fulgen García, murciano de pro, he podido saber que hay mucha gente dispuesta a que no se quede en el olvido de la indiferencia. Yo he encontrado un  mundo interesantísimo y valga esta entrada como contribución a su divulgación.

Se puede encontrar más información sobre el habla murciana en  “Estudios de dialectología murciana”, VVAA, ISSN 1577-6921

AlmaLeonor

20 respuestas a «PANOCHO, EL HABLA MURCIANA»

  1. zagalica, quisparate lo buenismo que está esto. Me alegro muncho de que t’haya gustao el temica. Ya te mandaré más reseñas bibliográficas y, si tienes tiempo de venir al sur de Europa (o norte de África, que tanto da) te llevaré de pueblos pá que asfiches de verdá de la güena lo ques la llingua murciana. Besicos.

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    1. ¡Hola!
      ¡¡Fulgen!!! Esto ha sido obra tuya, por haberme hablado del tema, jajaja
      ¡¡Lo de «zagalica» me ha «llegao» al alma!!! jajaja
      Por cierto que me he dado cuenta de que no he mencionado una de las particularidades de esta habla, que es el duplicar la «l» al inicio de palabra en algunos vocablos, como es el caso de la palabra «llingua».
      Besos.AlmaLeonor

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    1. ¡Hola!
      Gracias Calluerzo!!, jajaja me alegro que te guste, pero no me hagas hablar a mi en murcianico, que se me dan fatal los idiomas, jajajaja y no te digo nada los acentos, soy plana-idiomática total, jajaja
      Besos.AlmaLeonor

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  2. Muy trabajado he de decir, sin embargo el dialecto murciano no es el panocho, el panocho es una variedad del murciano que se habla en la zona centro de murcia en especial en la zona llamada la huerta de murcia. El dialecto murciano se llama murciano y ya esta.
    Repito muy buenas bases.

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    1. ¡Hola Jose!
      Me alegro que te haya gustado, pero creo que no has leído el primer párrafo. Para nada se dice en el artículo que el Panocho sea el dialecto murciano, esta palabra va entrecomillada en la primera frase, y luego se explica. Mira, te lo vuelvo a poner:

      «No tenía ni idea de que existiese un “dialecto” murciano, que además tiene nombre propio: Panocho. Pero existe. Está recogido en la obra de Vicente Medina “Aires de Murcia” de finales del siglo XIX, como un hablar popular, huertano, que varía dependiendo de la zona de “güerta” que se pise. También Menéndez Pidal se encargo de contribuir al debate acerca de si la lengua murciana era lengua o dialecto, o solo “un habla”. No tiene gramática propia, lo que no le permite situarse entre las lenguas, pero cierto es que las peculiaridades idiomáticas murcianas se diferencian, en algunos casos considerablemente, de las de otras provincias limítrofes, e incluso se pueden hallas diferencias notables entre pueblos de la misma provincia.

      Gracias por pasarte por HELICON. 🙂
      AlmaLeonor

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  3. Hay algunas cosas en las que no estoy de acuerdo, ya que algunas palabras no las mencionamos asi ni por asomo, me ha gustado tu blog y el hecho de tu respeto hacia nuestro dialecto.
    Algunas personas usan internet para tratarnos de analfabetos y de retrasados , pero agradezco tu interés acho pijo!! un besete.

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    1. ¡Hola Noa!
      Gracias por pasarte por HELICON.
      Esta entrada la hice después de hablar con un amigo murciano que fue quien me puso al corriente de la existencia de esta «habla» murciana. Busqué información y todo lo que recogí es lo que ves. No soy lingüista ni investigadora de la lengua ni etnógrafa, pero me gustó lo que leí y lo reflejé en la entrada. No puedo discutirte si hay alguna cosa que no es como la cuento, porque no puedo saberlo. Todo lo que ves aquí está sacado de las fuentes que consulté. Si tienes algún dato que me puedas aportar estaré encantada de añadirlo.
      Gracias por tu interés en HELICON.
      Saludos. AlmaLeonor

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  4. Dejo aquí un poema en «habla murciana» que encontré en la página de facebook «Literatura en Murciano» y que me mostró mi amigo Fulgen.
    FEICO
    Paece que te güelves?
    – Por na.
    – No me engañes.
    Argo t’ha pasao.
    – ¿Pos qué va a pasarme?
    – Tú sabrás q’ha sío,
    que, sin que te riña ni te llame naide,
    t’has güelto al cortijo. ¿Es que t’han pegao?
    ¿Te sa roto el traje?
    ¿Es que t’acansinas
    con los apargates?
    Argo a e ser por juerza.
    – Pos oya osté madre:
    A dicirle voy por qué m’he venío.
    Tós los días de fiesta, cuando, por las tardes,
    nus pone osté limpios a mí y al Antonio,
    a mí no me mira ni me llama naide,
    ni pa vel las puntas que lleva el babero,
    ni siquiá pa icilme que si tengo hambre.
    Pero al Antoñico lo llama la gente
    pa tomarlo en brazos y pa preguntarle
    “que de aónde viene,
    que de aónde sale,
    que quien es su agüelo
    que quien es su padre”.
    Y por ande vamos lo mesmo nus pasa,
    sin q’a mí me mire ni me llame naide.
    – ¿No ves, hijo mío, q’el es pequeñico
    y tú ya eres grande
    pa tomalte en brazos?
    – ¡No es por eso, madre!
    Como él es agora,
    tamién yo he sío antes
    y ha pasao lo mesmo
    con otros zagales
    que venían conmigo. A ellos los llamaban,
    dejándome siempre solico en la calle,
    ¡sin q’una palabra siquiá maldecía
    me dijera naide!
    Yo sé porqué’s eso. Lo tengo sabío
    muncho tiempo hace…
    Sé que soy mu feo…
    y que mi helmanico tié cara de ángel,
    y a su lao más feo paece que me güelvo,
    y él es más hermoso cuando estoy delante.
    Por eso he venío:
    No quió más faberos, ni más apalgates,
    ni más escarpines.
    ¡Vengo a desnuarme,
    manque sea domingo!
    Q’al lao de osté, madre,
    semos tos lo mesmo,
    y las mesmas fiestas a los dos nus hace
    y del mesmo bollo nus da que comamos,
    y los dos durmemos en el mesmo catre,
    manque sea feico;
    ¡manque no me mire ni me llame naide!

    José María Alvarez de Sotomayor

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  5. Ennerviar es un verbo murciano. No es lo mismo que enervar. Significa hacer algo repetidamente que puede ser molesto para una persona con el único fin de picarlo para sacarle de sus casillas utilizando el método de acabar con su paciencia machacando sus nervios.

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  6. Un nuevo libro sobre el Panocho, de Juan José Navarro Avilés https://www.facebook.com/photo.php?fbid=1411165925611642&set=a.110830692311845.12901.100001547453279&type=3&theater

    Dice el autor: El libro NO se vende, pero estárá en la Biblioteca Regional. A continuación tenéis unos fragmentos del romance de Frutos Baeza sobre el tema:

    EL HABLA HUERTANA
    (Fragmentos)

    El lenguaje de la huerta
    tiene mucho que entender;
    y lo mismo en Covatillas
    que en la Urdienca y el Sequén,
    chapurreándolo no gusta,
    bien hablado da placer.
    El habla huertana es dulce,
    como el panal de la miel.
    cuando platica de amores
    la moza con su querer.
    (…)
    No es el lenguaje panocho
    jerigonza de burdel,
    sino mezcla del sencillo
    romance de pura ley,
    y del habla vigorosa
    de aquel pueblo aragonés
    que conquistador de Murcia
    con el rey Jaime fue;
    matizado con mil nombres
    que dejó el árabe en él,
    como Alquiba, Zaraiche,
    Beniaján, Benialé,
    (…)
    habla expresiva, armoniosa,
    a quien dieron lustre y prez,
    en sus bandos Rubio y López;
    en sus romances, Tornel;
    Díaz Cassou, en sus cuentos;
    Soriano, en el entremés.
    (…)
    Habla de la Huerta mía,
    expresión dulce y simpática
    que en labios de mis mayores
    escuché desde la infancia,
    si mis cantares te copian
    y mis romances esmaltas,
    no es por ansia de laureles
    ni por triviales jactancias,
    es porque mi sangre es sangre
    de humilde estirpe huertana,
    es porque en mi ser palpitas,
    porque te llevo en el alma,
    y porque contigo evoco
    ecos de edades pasadas,
    y se recrea mi espíritu
    con esa música grata,
    que nace de tus acentos
    y brota de tus palabras.

    José Frutos Baeza

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