No es que morir nos duela tanto. Es vivir lo que más nos duele. Pero morir es algo diferente, un algo detrás de la puerta.
La costumbre del pájaro de ir al Sur —antes de que los hielos lleguen acepta una mejor latitud—. Nosotros somos los pájaros que se quedan.
Los temblorosos, rondando la puerta del granjero, mendigando su ocasional migaja hasta que las compasivas nieves convencen a nuestras plumas para ir a casa.
Fatigada del baile, encendido el color, breve el aliento, apoyada en mi brazo del salón se detuvo en un extremo. Entre la leve gasa que levantaba el palpitante seno, una flor se mecía en compasado y dulce movimiento. Como cuna de nácar que empuja al mar y que acaricia el céfiro, tal vez allí dormía al soplo de sus labios entreabiertos. ¡Oh! ¡quién así, pensaba, dejar pudiera deslizarse el tiempo! ¡Oh! si las flores duermen, ¡qué dulcísimo sueño!
No me digas que las mujeres no están hechas de la madera de los héroes, yo toda sola cabalgué sobre vientos a la Mar del Este durante 300.000 millas. Mis pensamientos poéticos entonces se extendieron, como una vela entre el océano y el cielo. Soñé tus tres islas, todas gemas, todas resplandecientes con la luz de la luna. Me entristezco al pensar en los camellos de bronce, guardianes de la China, perdidos en espinas. Avergonzada, no he hecho nada; ninguna victoria a mi nombre. Sólo hice sudar a mi caballo de guerra. Contraída porque mi patria me hace daño en el corazón. Así que dime; ¿cómo puedo aprovechar mis días aquí? ¿una invitada disfrutando las brisas de primavera?
QIU JIN (Fujian, China, 1875–1907) Traducción del inglés, de la versión de Zachary Jean Chartkof
No tiene que ocurrir, pero pudiera. Es noche en este cuerpo cristalino y allá, vaya a saber con qué pretexto, en las pupilas tu candor asoma.
No tiene que ocurrir, pero pudiera. Dura es la vida como mármol virgen. Pero por un instante, un solo instante, las gestos del querer se multiplican.
No tiene que ocurrir, pero pudiera. De pronto entre la sangre una fisura hermana como hermanan, lo sabemos, las gestas del sudor entremezclado.
No tiene que ocurrir, pero pudiera. El acontecimiento de una planta abriéndose camino a manotazos desde el desolladero de la roca.
No tiene que ocurrir, pero pudiera. Usted retoma el pulso, la hidalguía, vuelve al principio y piensa despacito y se deshace como flor temprana.
No tiene que ocurrir, pero pudiera. Se compra abrigo el frío en algún rastro, es domingo y las manos se enternecen, el beso llama a la caricia y cunde.
No tiene que ocurrir, pero pudiera. Por una vez no sirven precedentes y uno va y se desnuda sin complejos y sale el sol y la ternura aflora.
Una mujer tendida en un recuerdo convoca bajamares y crepúsculos, el canto del rosal y los jazmines, la fragancia del mirlo y la oropéndola, el intenso sabor del horizonte. Convoca el alborozo, el júbilo, la gracia, un pueblo de palomas, un humedal de nubes, a los supervivientes de un naufragio, a los que penan soledad y exilio. Convoca al rayo, al trueno, las tormentas, la luz que les señala a los espíritus qué dirección seguir hasta la orilla; amaneceres que enterró la noche. Convoca a los que sueñan sueños locos, a los que se desgarran y caminan anónimos, sin rumbo que no sea el cementerio de las mariposas. Convoca al derrotado que resiste, al que cierra los ojos y no duerme y combate el dolor con la añoranza de una mujer tendida en un recuerdo.
Montañas azules con nieve y fría agua azul turbulenta, un cielo borrascoso lleno de estrellas encendiéndose y Venus y la luna gibosa al amanecer. Gaviotas siguiendo una motora cara al viento, árboles con ramas prendidas al aire- sentado al sol del mediodía con la furiosa sombra humeante de la chimenea de la cabaña- Águilas que planean viento abajo, golondrinas marinas vuelan a golpes de viento, una nueva marca de tabaco a las once. Y mi amor que vuelve en el autobús de las cuatro —Dios mío, ¿por qué nos has dado todo esto?
El cielo vuelve a colorearse. Los árboles gotean y el pavimento bebe. La ciudad también ensaya algunas frases. Risas húmedas y lluvia descalza. Parece que el paisaje está salpicado de creencias.
A uno le gustaría cultivar este azul y luego cosecharlo con el gesto tranquilo, en un delantal de lona o en una cesta de mimbre. Arreglar el cielo en racimos, desgranar sus perfumes, retener por unas horas la belleza contra sí mismo y reconciliarse.
Se quiere, se mira, se sabe que no se puede hacer más; que es suficiente con permanecer allí, parado en la luz, desprovisto de gestos y de palabras, con un deseo del amor un poco animal, sin dar importancia al paisaje, suponiendo que se sabe que no es para nada, porque el amor es precisamente nuestra tarea, nuestro deber, incluso si fuese tan frágil como estas gotas de agua de lluvia cayendo en la hierba del jardín.
Jean-Michel Maulpoix. Una historia del azul (1992). Traducción de Valeria Guzmán Pérez.
Un poeta lee poemas a unos ciegos. No se imaginaba que fuera tan difícil. Le tiembla la voz. Le tiemblan las manos. Siente que cada frase debe superar la prueba de la oscuridad. Tendrá que arreglárselas sola, sin luces ni colores. Peligrosa aventura para las estrellas de sus poemas, para la aurora, el arco iris, las nubes, los neones, la luna, para los peces hasta ahora tan plateados bajo el agua y los azores tan callados, altos en el cielo. Lee -porque es ya demasiado tarde para no leer- sobre el niño de la cazadora amarilla en el verde prado, sobre los rojos tejados que se pueden contar en los valles, sobre los vivaces números en las camisetas de los jugadores y sobre una mujer desnuda tras una puerta entreabierta. Quisiera omitir -aunque eso no es posible- a todas aquellos santos en la bóveda de la catedral, aquel gesto de despedida desde la ventana del vagón, la lente del microscopio y el destello en el anillo, y las pantallas y los espejos y el álbum con rostros. Pero es grande la cortesía de los ciegos, grandes sus comprensión y su magnanimidad. Escuchan, sonríen, aplauden. Alguno de ellos incluso se acerca con un libro abierto al revés pidiendo un autógrafo invisible para él.
WISLAWA SZYMBORSKA (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)