La Leyenda del Lobo Cantor

LA LEYENDA DEL LOBO CANTOR

(George Stone)

 

Dedicatoria:

Al lobo y a su mundo natural. Libres, sinceros y absolutamente buenos”.

 

Del Prólogo de Jose Mª Gironella:

 

“Entonces se me cayó la venda de los ojos y comprendí. Comprendí que la intención del autor apuntaba lejos. Que aquel Lobo aislado y rebelde era yo, eras tú, era aquel hombre que respira y se agita en el otro confín. Y que su aislamiento y su rebeldía simbolizan, de hecho, el combate que cualquier hombre, o cualquier comunidad de hombres, ha de librar contra el Rufus que le ha tocado en suerte, contra el Rufus despótico que ineluctablemente aguarda, expectante, para lanzarse sobre sus súbditos, para destripar con su diente carnicero las ansias que éstos sienten de ser fieles a su condición, y de serlo alegremente, cantando y revolcándose rientes bajo el sol”.

 

LEYENDA:

 

El Lobo cantaba a la Montaña, que era orgullosa.

El Lobo cantaba para Todos.

 

Su Canto era de Amor.

A la Tierra. A la Vida.

La verdad de su Alma. Un arroyo sin fin.

Era ya antiguo cuando vino el Hielo.

En los tiempos de Dirus, el Gran Lobo Terrible.

 

Quien no siente este Amor, no puede cantar.

Y llamará maldad a la Canción. Indigna de los lobos.

Así era Rufus. Rufus, el lobo tirano. El destructor.

Él y sus fieles se llevaron la Canción.

Y, durante milenios, el Cielo estuvo vacío.

 

Pero el arroyo siguó fluyendo. Uniendo el Pasado y el Futuro.

Dirus regresó.

Su búsqueda fue larga. Pero segura.

Pues el Espíritu vivía, esperando.

Liberado, resurgió su Poder.

El Lobo recobró su libertad. La Tierra toda.

 

El Lobo canta a la Montaña que es orgullosa.

El Lobo canta para Todos.

 

 

 

Y ahora por favor, lea este libro, y después mire a los ojos de un lobo. Y después cuentemeló….

 

Besos.AlmaLeonor.

MENÚS

MENÚS

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Imagen: Leon Zernitsky

He decidido inaugurar una nueva sección. Se llamará “MENÚS” y voy a incluir, cada viernes (siempre que pueda) un Menú basado en platos, o formas de cocinar platos, con un “Toque AlmaLeonor”. Es decir, habrá cosas que todo el mundo conoce, pero las contaré “a mi manera”, de la forma en que las hago yo.

Hace mucho tiempo que llegué a la conclusión de que llevar bien los menús de una casa requiere como poco, la realización de un Master Universitario ¿qué exagero?

Vamos a ver. Como poco hay que preparar en una casa desayuno, comida y cena. Eso sin contar con tener cosas con qué preparar una merienda o algunas otras para “picar cuando apetece algo” como fruta, yogures, leche, zumos, frutos secos o bollería. Y también sin tener en cuenta que hay que tener un “fondo de despensa” para cuando llegan visitas o hay que preparar una merienda-cena para la familia que se ha presentado en casa.

Si además contamos con niños pequeños, sus necesidades son otras muy distintas (y caras) como las papillas por ejemplo. Y si hay ancianos o deportistas, pues lo mismo. Y ya no digo nada si contamos con adolescentes que parecen “un tipo a un frigorífico pegado” y siempre demuestran tener ganas de comer algo. Lo más complicado es ya cuando en nuestra casa hay enfermos con alguna necesidad especial, como diábeticos o celíacos, o si hay vegetarianos en nuestra familia. Conozco a gente en todos esos casos y mis “peripecias” no son nada comparadas con las suyas.

Pero contando unicamente con la necesidad de hacer desayuno, comida y cena, es ya una aventura casi para catedráticos. A ver si no:

         Hay que hacer menús variados, para no escuchar continuamente aquello de “otra vez lo mismo”.

         Hay que saber hacer menus tradicionales para no recibir un “mi madre si que sabía cocinar” o “mejor lo hacía mi abuela”.

         Hay que saber innovar para que no se repita lo de “para que coleccionas tantas recetas

         Hay que preparar alimentos nutritivos porque si no escucharemos continuamente “con esto no como”.

         Hay que incluir todo lo “excelente de la dieta mediterránea” si no queremos escuchar al médico eso de “tiene que comer de todo”.

         Hay que preparar comidas que sean ricas para no escuchar “esto no me gusta” y tan vistosas que “entren por los ojos” y no nos encontremos con eso de “con esta pinta sabrá malísimo”.

         Hay que contar con la suficiente inventiva como para no desperdiciar sobras para no soportar nuestra propia conciencia o escuchar eso de “con lo que se tira comería una familia”.

         Y hay que contar con cocinar aquello que el mercado ofrece más barato porque hay que ver lo carísimo que está todo, y para no escuchar lo de “se va el sueldo por la boca”.

 

En fin, que hay que “hilar muy fino” a la hora de cocinar los platos para una familia, y hacerlo todos los días, aquí no se “cierra por vacaciones”. No nos engañemos, aunque un día (o varios) se salga a comer o cenar fuera, el resto de menús (el desayuno, y la comida o cena) hay que prepararlos igual.

Y las frases mencionadas no son solo el producto de un “marido que no cocina nunca” o de un “hijo al que no le gusta nada”. Seamos sinceras, son frases que nosotras mismas nos hemos dicho a veces. Segura estoy de que alguna no habrá repetido un plato de su madre o abuela porque sabe que no le queda igual, o habrá desestimado otro porque su ingrediente principal no le gusta, etc. Y aunque nos encontremos en una situación ideal de compromiso, colaboración y compenetración en las tareas del hogar entre la pareja, el problema es el mismo y la “intendencia” la lleva uno solo. Incluso para aquellas personas que viven solas, las cuestiones se repiten.

El problema reside en que CADA DIA hay que repasar todas esas cuestiones antes de decidirnos a preparar el menú. Me río yo de los restaurantes. En ellos, los cocineros preparan una serie de platos y los comensales eligen el que les gusta. Punto. Aunque haya alguna queja, seguramente ese cliente no vuelva y solo se quedaran con los habituales conocedores de su cocina. No tienen que lidiar diariamente con un público exigente y familiarmente crítico.

La cocina diaria de una casa si que es complicada. ¡¡Y el tiempo que lleva!! Contando con que hay que comprar un día, preparar en otro (si hay que poner legumbres en remojo, o sacar del congelador, o dejar en adobo, por ejemplo) y cocinar en el siguiente, ¡¡son tres días pendiente de un menú que se consume en 10 minutos!!.

Hace tiempo que decidí que una comida no me podía costar preparla más tiempo del que se tarda en comerla. Así de claro. La comida no iba a ser un elemento que acabase con mi paciencia y consumiese mi tiempo (más del estrictamente necesario). Desde entonces mis platos son sencillos, buenos,  nutritivos, vistosos, naturales, tradicionales, innovadores, sanos, económicos, pero sobre todo rápidos.

Y eso es lo que he pensado contar en esta sección. Normalmente los Menús estarán calculadas para dos/tres personas, pero suelo calcular “a ojo de la experiencia” y algunas veces no podré ofrecer este dato con toda la exactitud que un menú de libro puede ofrecer.

Además con cada Menú, contaré alguna experiencia relacionada con los ingredientes o con el Menú en sí. Empezaré el próximo viernes.

Espero que disfruteis de mis “MENÚS”.

Besos.AlmaLeonor