TIEMPO DE OLIMPIADAS (I)

TIEMPO DE OLIMPIADAS (I)

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Ahora que queda ya muy poco para que se inauguren los Juego Olímpicos de Brasil 2016, es un momento más que adecuado para realizar un repaso por algunos de los más curiosos de todos los celebrados desde que se inauguraran los Primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, los organizados en Atenas en 1896.

Aquellos Juegos fueron conocidos como los Juegos de la I Olimpiada y se celebraron entre el 6 y el 15 de abril de 1896. Claro que esas fechas están tomadas según el calendario gregoriano, que si nos guiamos por el calendario juliano vigente aún en el país heleno en ese año, fueron inaugurados por el rey Jorge I de Grecia el 25 de marzo, que era lunes de Pascua tanto en la religión cristiana como en la ortodoxa y coincidía, además, con el aniversario del inicio de la lucha por la Independencia de Grecia en 1821. No fue la única curiosidad de la I Olimpiada, pero enseguida nos pondremos con ellas.

Tampoco estos primeros Juegos Olímpicos fueron los únicos en dejar para la posteridad curiosidades y hechos “primerizos”. Sucedieron en realidad en todos los siguientes. Por ejemplo, los Juegos de la II Olimpiada, celebrada en París en 1900 (donde no se realizaron ceremonias de inauguración y clausura), se hicieron coincidir con la Exposición Universal y las pruebas se extendieron durante los cinco meses de su duración, entre  el 14 de mayo y el 28 de octubre de 1900. Los Juegos de la III Olimpiada también se hicieron coincidir con una Exposición Universal, esta vez en Saint Louis (Estados Unidos) entre el 1 de julio y el 23 de noviembre de 1904, pero despertaron poco interés entre los competidores europeos, que no eran muy partidarios de “cruzar el charco”. Además serían conocidos en el futuro como los Juegos de la Segregación Racial, pues con la denominación de Anthropological Day (El Día Antropológico), se hizo desfilar en el día de la inauguración, a los atletas no blancos que competirían en eventos paralelos y no oficiales.

Los Juegos Olímpicos de Londres 1908, o Juegos de la IV Olimpiada, se celebraron después de que en 1906 Atenas celebrase los llamados Juegos Intercalados o Juegos Panhelénicos, una iniciativa fallida del COI con la que pretendía separar los juegos de las Exposiciones Universales que habían eclipsado en cierto modo los eventos deportivos anteriores (y la iniciativa del COI para organizarlos). Los Juegos se celebraron efectivamente en Atenas, pero no tuvieron reconocimiento internacional (las marcas y premios obtenidos en esta Olimpiada no son reconocidos oficialmente) y no se volvieron a convocar Juegos Intercalados, dejando también a Grecia sin ver cumplida su aspiración de celebrar por siempre en su territorio las Olimpiadas modernas. Aún hay otra curiosidad digna de señalarse, pues en este año de 1908 debía ser Roma la ciudad encargada de organizar los Juegos, esta vez sí, oficiales, pero se dio la circunstancia de que el Volcán del Vesubio había entrado en erupción el año anterior devastando la ciudad de Nápoles, por lo que el estado italiano tuvo que renunciar a la organización de los Juegos, que finalmente se celebraron en Londres, sede, de nuevo, de la Exposición Universal Franco-Británica.

Y es a estos primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, tan vinculados a las Exposiciones Universales celebradas en el país anfitrión, a los que quería dedicar un poco de atención en estos primeros artículos sobre los Juegos Olímpicos.

OLIMPIADAS DE ATENAS 1896

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Como decía, los de Atenas fueron los Primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, inspirados en los clásicos griegos del siglo VIII a.C. que se celebraban en Olimpia. Fue una iniciativa de Pierre Frèdy, Barón de Coubertin (1863-1937), quien230px-Baron_Pierre_de_Coubertin había fundado la primera revista dedicada al deporte, la Revue Athlétique en 1889, y soñaba con organizar unos eventos deportivos en los que la participación fuese universal y basada en la deportividad y la gloria, es decir, sin ánimo de lucro (solo se permitiría la participación de deportistas amateurs). Aunque su idea, en un principio, no fue muy bien recibida (Inglaterra, Alemania y Grecia se opusieron frontalmente), pronto empieza a recibir apoyos y en 1894, dentro del Congreso Internacional de Educación Física (celebrado en la Sorbona de París, el 26 de junio de ese año), funda e instituye el Comité Olímpico Internacional (COI) institución que desde entonces se encargará de organizar y coordinar todos los Juegos Olímpicos de la Era Moderna. El primer Presidente del COI, entre 1894 y 1896, fue Dimitrios Vikelas (1835-1908), a quien sucedió el Barón de Coubertain hasta 1925.

Poster_I_olimpiadeLa organización de los Juegos de Atenas de 1896 no fue fácil. Coubertin se encargó de conciliar sus aspiraciones deportivas con las de tipo político y económico de los demás estados, sobre todo el griego. Logró un avance importante al convencer al príncipe heredero de Grecia, el Duque de Esparta (futuro rey Constantino I), para que limase asperezas con los estados opositores como Alemania (el káiser Guillermo, emperador de Alemania, era cuñado suyo, hermano de su esposa Sofía de Prusia) e Inglaterra. De Francia se ocupó el propio Coubertin. El dinero empieza a fluir con una emisión de sellos conmemorativos queStamp_of_Greece._1896_Olympic_Games._2l el reino griego pone en circulación para conseguir fondos y con el apoyo filantrópico del millonario griego-macedonio George M. Averoff (1815-1899), importante mecenas y empresario residente en Egipto, quien se encargará de sufragar los gastos de la construcción del nuevo Estadio Panathinaiko, la sede Olímpica de Atenas, para el que se utilizó mármol del Monte Penteli (en la región aromaniana, entre los Balcanes y Macedonia, de donde era oriundo). Frente al estadio, el gobierno griego construyó una estatua en su honor que aún hoy permanece erigida.

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El Estadio Panathinaikó de Atenas, el primer gran estadio del mundo moderno, contempló a cerca de 80.000 espectadores en la inauguración de los Juegos, la mayor cantidad de personas reunidas jamás hasta entonces en un evento deportivo. El rey Jorge I de Grecia (1845-1913, príncipe de Dinamarca, fue proclamado rey de Grecia en 1862, al ser elegido por la Asamblea Nacional de Grecia, tras derrocar al antiguo rey Otón I, príncipe de Baviera y primer rey del nuevo estado griego tras su independencia en 1832) declaró inaugurados los juegos con la frase:

“Proclamo la apertura de los primeros Juegos Olímpicos internacionales en Atenas. Larga vida a la Nación. Larga vida al pueblo griego.”

Aquel día, tras las palabras del rey, sonó en el Estadio Olímpico de Atenas el himno que terminaría por ser aceptado como el Himno Olímpico Oficial (por decisión de la 55º sesión COI de 1958 en Tokio, Japón). Fue compuesto por Spyridon Samaras (1861-1917) el compositor griego más importante de su época, escrito por el gran poeta griego Kostis Palamas (1859-1943), y cantado por  un coro compuesto por miembros de las sociedades musicales de Grecia (se cantó en el original griego también en Sídney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008, en las demás ceremonias se ha utilizado el idioma del país anfitrión). La letra viene a decir algo así:

“Espíritu inmortal de la antigüedad, Padre de lo verdadero,
lo hermoso y lo bueno. Desciende,
preséntate. Derrámanos tu luz sobre esta tierra y bajo este cielo,
que fue el primer testigo de tu imperecedera fama.

Dad vida y vivacidad a esos nobles juegos.
Arrojad guirnaldas de flores que no palidecen.
¡A los victoriosos en la carrera y en la contienda!

¡Crea, en nuestros pechos, corazones de acero!
¡Crea, en nuestros pechos, corazones de acero!

En tus ligeras llanuras, montañas y mares,
brillan en un matiz roseo y forman un enorme templo.
En el que todas las naciones se reúnen para adorarte,
¡Oh espíritu inmortal de la antigüedad!

En el que todas las naciones se reúnen para adorarte,
¡Oh espíritu inmortal de la antigüedad!»
Kostis Palamas.

 Versión interpretada en griego en la ceremonia inaugural de
los Juegos de la XXVII Olimpiada de Sydney 2000

El que terminara siendo lema de la Olimpiada, y del que se hablará más tarde “Lo importante no es ganar, sino participar”,  no se refería, por lo visto, a la condición de ser mujer, ya que estos Primeros Juegos no contaron con participación femenina, solamente con deportistas masculinos que, pertenecientes a 14 países  (la mayor participación internacional en un evento deportivo hasta esa fecha), disputaron los premios en 43 competiciones de 9 deportes, en los que no se marcó ningún récordJames_ConnollyJames Connolly portando la bandera de su país durante los Juegos Olímpicos de Atenas 1896. mundial.

James B. Connolly (1868-1957)  , de los Estados Unidos, se convirtió en estos Juegos en el Primer Campeón Olímpico de la historia al proclamarse ganador absoluto del triple salto el 6 de abril de 1896. Mientras que Spiridon Louis (1873-1940), un atleta griego desconocido hasta ese momento, fue el ganador de la Maratón, la prueba estrella de los Juegos y celebrada por primera vez en una competición internacional. Fue el único Campeón Olímpico de atletismo de Grecia y con su hazaña se convirtió en héroe nacional.

1936,_Spyridon_LouisSpiridon Louis en una imagen del desfile Olímpico de Berlín 1936

En todas las especialidades hubo curiosidades. Por ejemplo, el atleta Thomas Burke (1875-1929)  , de los Estados Unidos, Campeón Olímpico de los 400 y 100 m lisos, fue el primero (y el único) en utilizar el estilo de arranque de carrera “agachado” (poniendo su rodilla en el suelo), causando un pequeño lío a los jueces que no sabían si aceptar ese “capricho” del estadounidense. Finalmente se le permitió. Burke fue más tarde el impulsor de la Maratón de Boston celebrada desde abril de 1897 (su primer ganador fue el atleta irlandes-estadounidense, John J. «JJ» Mcdermott).

final de los 100 metros planos en 1896, en la que no estuvo Subercaseaux

También se permitió la participación del atleta chileno Luis Subercaseaux Errázuriz subercaseaux(1882-1973), hijo del embajador y pintor chileno, Ramón Subercaseaux Vicuña y, con tan solo 14 años, único participante iberoamericano en los Juegos (en los 100, 400 y 800 m lisos, y en ciclismo) y primero en la historia de las Olimpiadas, pese a que su país no emitió una autorización oficial (por eso en alguna crónica, Chile no aparece como país participante en 1896). El caso es que el “misterio” Subercaseaux ha mantenido en vilo a periodistas y escritores de todo el mundo que afirmaban que en 1896 ni Chile, ni Bélgica, ni Rusia, compitieron en ninguna modalidad, pese a tener atletas inscritos. Mientras, otros aseveran que Subercaseaux sí lo hizo, pero que viajó y fue inscrito con la delegación francesa (quizá a causa de su apellido). En el año 2010, la Sociedad Internacional de Historiadores Olímpicos (ISOH) y el Comité Olímpico Internacional (COI), confirmaron la participación de Chile y de Subercaseaux en los Juegos Olímpicos de Atenas 1896.

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Los franceses Paul Masson (1874-1945) y  Léon Flameng (1877-1917),   ganaron cuatro eventos de ciclismo, y eso que Flameng, en la carrera de 100 kilómetros, ganó tras haber sufrido una caída y después de detenerse a esperar a que su oponente, el griego Georgios Kolettis, reparara un problema mecánico. El austriaco Adolf Schmal ganó la carrera de 12 horas, lo que no sería demasiado extraño de no ser porque Adolf era esgrimista y la carrera solo la completaron dos ciclistas. Aristidis Konstantinidis, griego, ganó la única carrera en carretera de los Juegos, un recorrido entre Atenas y Maratón, ida y vuelta, unos 87 km. En gimnasia, Alemania envió un equipo de 11 gimnastas que coparon los Schuhmann, Flatow, y Weingärtner.premios, entre los que se encontraban Hermann Weingärtner, Alfred Flatow, y Carl Schuhmann, que acapararon casi todos los primeros puestos.

El rey Jorge I demostró su más que buena forma, cuando se dirigió al campo para ayudar a retirar unas pesas de la prueba de Halterofilia que resultaban muy pesadas para el personal de pista, lo que causó un gran jolgorio entre los asistentes. También fue el rey quien tuvo que dirimir el empate (las normas del COI establecieron la potestad del rey como árbitro final) en esta modalidad, entre el escoces Launceston Elliot (1874-Launceston_Elliot1930) y Viggo Jensen (1874-1930) de Dinamarca. El rey determinó que el danés era merecedor del título de campeón, causando un monumental enfado en la delegación británica. Por cierto que los deportistas fueron muy versátiles en esos Juegos, y participaron en diferentes pruebas. Además del mencionado Adolf Schmal (ciclismo y esgrima),  Launceston Elliot también participó en la prueba de lucha, donde se enfrentó al campeón alemán de gimnasia mencionado antes, Carl Schuhmann, que fue quien ganó la final, proclamándose campeón. Y Viggo Jensen compitió, así mismo, en las pruebas de tiro con rifle, aunque sin llegar a obtener medallas.

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Una de las mayores curiosidades de esta Olimpiada la proporcionó la competición de natación. Los costos excesivos de un estadio apropiado, obligaron al país heleno a celebrar las pruebas… ¡¡en mar abierto!! Se celebraron todas las pruebas en un solo día, el 11 de abril, en la Bahía de Zea, fuera de las costas de El Pireo, donde un numeroso público se concentró para ver a los atletas. Los nadadores sufrieron el frío de las aguas (la temperatura era de unos 10º Celsius), olas de cuatro metros, y la premura de las pruebas, por lo que solo se podían presentar a una o dos competiciones. Alfréd Hajós (1878-220px-Hajos1955) joven nadador (tenía 18 años) de Hungría ganó en los dos eventos en los que participó: 100 y 1200 m estilo libre, prueba esta última para la que los nadadores tuvieron que ser transportados en barco hasta la distancia adecuada, y… nadar hasta la orilla. Hajós, el Primer Campeón Olímpico de Natación, confesó que estuvo a punto de perecer.

En la Ceremonia de Clausura, celebrada el 12 de abril y presidida por el rey, éste abogó por la celebración perpetua de los juegos en Atenas y luego entregó los premios a los ganadores: medalla de plata, rama de olivo y diploma a los primeros y medalla de cobre, rama de laurel y diploma a los segundos.

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Los clasificados en tercer lugar no recibían medallas entonces y tampoco era de oro la de los primeros. Se da el caso de que una medalla de plata de los Juegos de Atenas de 1896, fue subastada en el año 2014 en Londres alcanzando el desorbitante precio de 285.000 dólares.

Los Juegos finalizaron con una recitación poética de George S. Robertson (1872-1967), tenista y atleta británico que compitió en el lanzamiento de disco (quedó el cuarto, con un pésimo lanzamiento) y en tenis individual y dobles (tampoco obtuvo medallero), quien leyó en griego una Oda a la Destreza Atlética, que él mismo había compuesto. Posteriormente Spyridon Louis encabezó el paseo triunfal de los medallistas por el estadio mientras se entonaba el Himno Olímpico. Después, el rey anunció oficialmente que la primera Olimpiada había finalizado.

Continuará

AlmaLeonor
(Fuentes: las indicadas en los enlaces)