ASÍ HABLÓ EL POETA

Un poema de Marlon James Sales, Filipinas, escrito hoy mismo.

¿Te hace feliz, Destino, verme hundido
en estas mortales garras de la melancolía,
donde todo lo que deseo está ausente y distante,
y vuela como un recuerdo de pretérita ventura?

¿Y te enajena, Destino, consignarme a tan vil condena
de negarme las promesas de una esperanza ilusoria?
Te ríes de como mis sueños se deshacen en la nada,
me haces creer que mi fatiga es fuerza y mi fracaso, victoria.

Y ahora, cuando todo lo que quiero y todo lo que quería
son recuerdos inútiles que me anegan la memoria,
¿qué más querrás de mí? ¿Qué más te rendiría?
Ya lo tienes todo, que te has llevado hasta mi alma.

El Destino, esta vez, le respondió:

Escúchame, poeta, tú que creas mundos,
jamás te pedí encerrarte en tus muros ni en tus versos.
No te guié, ni te guiaré, ni te señalaré los pasos,
pues eres capaz de construir de arena universos.

Pero sí me alegra verte inmerso en tu tristeza
porque así me cantas versos y me aclamas en rima.
Tu ser indefenso lo proteges y lo defiendes con tu pluma,
y la sangre que derramas se destila en poema.

Atado, pues, estás a tu oficio de crearme cantares
y de trenzar las palabras para enaltecer los avatares
de una vida incierta y repleta de temores,
de preguntas y de dudas, de arrepentimientos y lides.

El poeta, cabizbajo, por fin musitó:

Entiendo ahora, Destino, lo que tengo que hacer
pero no por las palabras que me acabas de decir.
Pues al enjaularme en esta prisión de temores, de preguntas,
de dudas, de arrepentimientos y lides,
he liberado mis pensamientos, he dado rienda suelta a mis convicciones,
que a pesar de estar preso, yo también soy libre.

Y ahora veo el pasado con los ojos más prudentes,
consciente de que con el tiempo, yo también pasé.
Y mi triunfo es el saber que en todos estos años,
Fuiste tú, Destino, el que viví, al que guié,
al tengo domado.

(Marilao, Filipinas, 18 de enero de 2013)

Imagen: “Boater” de Kevin Best