MIEDOS DEL SIGLO XXI

MIEDOS DEL SIGLO XXI

«Saturno devorando a su hijo» (1819-1823), de Francisco de Goya.

Se dice que el siglo de los miedos es este en el que estamos, el siglo XXI, porque en él se recogen los frutos que se sembraron previamente. Llevamos solo dos décadas y no está mal la cosa: el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, el 11-M en Madrid o el 11-J en Londres, la matanza en la redacción de Charlie Hebdo y otros tantos atentados han convertido el terrorismo en símbolo de los tiempos, aunque no hay que olvidar la existencia de otros muchos tipos de terrorismo tanto o más terroríficos, como: la crisis energética, climática y alimentaria, el desequilibrio económico y la pobreza, la violencia del narcotráfico en muchos países de Latinoamérica, el auge del totalitarismo, los feminicidios… Menudo surtido de cosas ante las que sentir miedo. La guinda del pastel se llama coronavirus, y al parecer no se la esperaba nadie. ¿Nos hará la covid-19 más fuertes? ¿Nos hará más miedosos? ¿Se avecina una era de desconfianza, asepsia, acechantes amenazas, espionaje y control, fronteras cerradas, miedo al extranjero? ¿Vendrán más cabezas de turco, más chivos expiatorios? ¿Seguiremos teniendo miedos irracionales como la ombrofobia, esto es, el miedo a mojarse con agua de lluvia? ¿O nos centraremos por fin en lo importante?

Sara Mesa
Perder el Miedo. Un manual para la vida” (2020)

Un profesor parisino ha sido asesinado en el día de ayer, 17 de octubre, solo por mostrar caricaturas de Mahoma en una clase sobre la libertad de expresión. Si creíamos que el respeto a las libertades individuales y los derechos humanos eran metas ya alcanzadas, este siglo nos está advirtiendo que no se puede bajar la guardia. Pero su advertencia viene tildada con algo que tal vez sea más peligroso, como la desconfianza, el racismo, el sometimiento voluntario al control y a la limitación de derechos. Son males que nuestro tiempo ha acentuado con una cruda realidad que de vez en cuando se asoma en forma del terrorismo más exacerbado. Una crueldad que solo es patrimonio de mentes enfermas que ven en la libertad de expresión un mal endemoniado, porque no se trata de religión ni de política, solo se trata de dominación y de imposición. Un día se justifica con la religión, otro con el patriotismo, otro con la política, pero siempre, siempre, se trata de racismo, xenofobia y totalitarismo. Y a eso si que hay que tenerle miedo, no a la libertad de expresión ni a la historia.

Mi más sentido pésame a la familia del profesor (y de historia, ¡menuda broma macabra!).
AlmaLeonor_LP